Una escuela secundaria de Canadá llamó la atención de funcionarios de educación de países como Singapur, China y Rusia, quienes expresaron su intención de imitarla.
El mérito es del director Mark Booth, quien reinventó la escuela hace cuatro años cuando el Colegio W.A. Porter se transformó en la Academia de Scarborough para Educación Tecnológica, Ambiental y Computarizada (SATEC).
Cuando se hizo cargo, la escuela tenía un número en disminución de 600 estudiantes.
Empresario con estilo propio, Booth se esforzó para obtener fondos y una mejor imagen para su escuela, que se transformó en una "academia técnica", una institución financiada con dinero público que funciona más o menos como un colegio privado.
Hoy, SATEC tiene cada año unos 900 alumnos y 600 postulantes para 300 vacantes en noveno grado, procedentes de toda la ciudad.
¿Qué es lo que hace de SATEC una ganadora en la dura competencia por alumnos y fondos en el Consejo Distrital de Escuelas de Toronto, donde el cierre de establecimientos, la falta de dinero y la perspectiva de más cortes presionan al mayor sistema escolar de Canadá?
Booth buscó el apoyo de empresas para obtener financiación adicional y elevó la reputación de su escuela para mantenerla fuera de la lista de establecimientos señalados para su clausura.
Sin embargo, el verdadero éxito de SATEC ha causado preocupación en algunos observadores por el posible abandono de la idea de que todos los niños tienen derecho a la misma calidad de educación.
SATEC está muy adelantada en la concreción de asociaciones corporativas, pero eso alarma a todos aquellos que creen que las compañías comerciales ya tienen demasiada influencia en la manera como se gasta el dinero de los contribuyentes en educación.
En 1998, el Consejo Distrital de Escuelas de Toronto firmó un acuerdo con Sistemas Cisco, el gigante estadounidense de productos de redes computarizadas, para introducir su propio programa sobre fundamentos informáticos en escuelas secundarias seleccionadas.
SATEC se precipitó a unirse a la red internacional de Academias Informáticas Cisco. Los maestros, formados por Cisco, enseñan a los alumnos la manera de diseñar, construir y administrar redes computarizadas en cursos bienales.
Si pasan y obtienen buenas notas, quedan calificados para dar un examen en centros de formación aprobados por Cisco en Toronto. Si tienen éxito, los alumnos se convierten en Asociados de la Red Certificada Cisco, que los califica para tener una posición en la industria de la tecnología informática.
Jacqueline Latter, una madre activista y vocera de la Alianza de Educación de Ontario, está alarmada por la tendencia a esas asociaciones empresariales en las escuelas canadienses.
Latter teme que un sistema escolar en el cual algunas instituciones son capaces de brindar mejores programas y facilidades que otras debido a la capacidad de un director influyente se desvíe del democrático principio de una educación universalmente accesible.
"Esto puede llevar a una jerarquización donde un grupo pequeño tenga más derechos", explicó.
Las asociaciones corporativas son cada vez más importantes a medida que funcionarios de educación y políticos en Canadá ponen mayor énfasis en impartir enseñanza técnica y de computación en los programas escolares, para preparar el ingreso de los jóvenes al mercado del trabajo.
Pero los hijos de padres pobres quedan excluidos, dijo Maisy Chung, una estudiosa del Consejo Distritual de Escuelas de Toronto. Por un reciente sondeo, calculó que el 40 por ciento de las familias de bajos ingresos no tienen acceso a un ordenador en sus casas.
Añadió que en esa categoría predominan los hijos de inmigrantes y personas no blancas. Más de la mitad de los estudiantes que van a los colegios secundarios de Toronto son considerados miembros de "una visible minoría", observó Chung.
R.D. Gidney, profesor de pedagogía en la Universidad de Ontario Occidental, defendió el énfasis puesto en la capacidad técnica y las asociaciones con empresas en escuelas canadienses.
"Las empresas, por lo menos desde fines de los 80, comenzaron a reclamar mayor influencia sobre lo que ocurre en las escuelas", dijo.
Gidney admitió que no es partidario de que las compañías escriban el programa de historia para las escuelas, pero tampoco se opone al apoyo de empresas como Sistemas Cisco por su experiencia en computación.
"Los mayores problemas que han tenido los cursos técnicos durante décadas es que, si no se tiene mucho dinero, quedan rezagados y repentinamente descubren que están enseñando cosas que la industria ya no usa más", apuntó.
Otros, como Bob Davis, maestro de historia retirado, opinó que el actual énfasis educativo sobre cómo hacer varias cosas, hace que se pierda una noción más amplia de lo que ocurre en el mundo.
Davis piensa que muchos niños van a clase "generalmente confusos y con sus convicciones básicas mezcladas".
El docente deploró cómo la enseñanza del lenguaje y las matemáticas ha desplazado materias básicas como literatura e historia en las escuelas canadienses.
"Hay una mayor atención sobre la formación laboral y menor sobre cómo vivir en esta sociedad y dentro del sistema político", expresó. (FIN/IPS/tra-en/pw/da/ego-mlm/ed/00