Maestros de escuelas primarias y secundarias de Yugoslavia se quejan hace años de que no sólo les faltan tizas y pizarrones, sino también incentivos para impartir una enseñanza calificada.
El colapso del sistema de educación es una manifestación más del estado de empobrecimiento del país desde 1991, a causa de los conflictos que desintegraron la antigua federación yugoslava y de dos series de sanciones económicas.
La Organización de las Naciones Unidas aplicó sanciones entre 1992 y 1995, y desde 1999 la Unión Europea impuso su propio embargo, en ambos casos para castigar a Belgrado por su papel en las guerras de Bosnia y la provincia separatista de Kosovo.
Con la economía casi paralizada, el presupuesto se redujo desde 1992 a niveles sin precedentes, y la enseñanza, que depende en forma casi total del Estado, se vio directamente afectada. Los sueldos de los maestros no superan 50 dólares mensuales.
El sistema de educación emplea a 100.000 personas en un país de 7,5 millones de habitantes. El régimen de Slobodan Milosevic, presidente de Serbia hasta 1997 y ahora jefe de Estado yugoslavo, ha dado prioridad a la seguridad sobre la salud y la educación.
"Hubo una visible caída en la calidad de la enseñanza, con impacto negativo para generaciones enteras de niños que fueron a la escuela en los últimos años", señaló Radovan Pavlovic, coordinador de los cuatro sindicatos que representan al personal docente de primaria y secundaria.
Desde 1991, los maestros serbios realizaron huelgas en tres oportunidades para pedir aumento de salarios.
El gobierno aumentó la duración de las vacaciones de invierno, de 15 días a entre seis y ocho semanas, para evitar que las protestas se extendieran, aunque alegó que lo hacía por falta de calefacción por el embargo de combustible.
Desde el 24 de enero, 900 de las 1.618 escuelas primarias y secundarias han estado en huelga por aumento salarial de 20 por ciento con efecto retroactivo. El gobierno solo está dispuesto a otorgar un incremento de 10 por ciento.
El ministro de Educación, Jovo Todorovic, pidió en varias ocasiones a los educadores que "demuestren solidaridad ante las dificultades económicas del país".
Ahora los maestros en huelga afrontan el peligro de quedar desempleados, y están siendo reemplazados por estudiantes no graduados deseosos de trabajar.
El desempleo en Serbia es 40 por ciento.
"Emplear a estudiantes no graduados habría sido impensable hace 10 años. ¿Qué enseñanza pueden impartir?, dijo Pavlovic.
El dirigente sindical añadió que los estudiantes "tienen grandes lagunas en sus conocimientos" debido a la interrupción de las clases en 1999 por los bombardeos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
La OTAN lanzó el 24 de marzo del año pasado una serie de ataques aéreos contra Serbia que obligó al cierre de las escuelas. El año finalizó sin completar la enseñanza de los programas ni tomar exámenes finales.
Este año las clases comenzaron de modo puntual en septiembre, y los estudiantes debieron afanarse para recuperar el tiempo perdido. "Esto no es educación, es remendar con parches de conocimiento" , apuntó Gordana Nikolik, psicóloga de un colegio secundario de Belgrado.
Los educadores los problemas del sistema se están agravando. Según datos recientes, 9,5 por ciento de los habitantes del país nunca fueron a la escuela, y 25 por ciento desertaron de la primaria.
La grave escasez de fondos paralizó todos los programas de educación de adultos, y sólo 5,5 por ciento de la población posee títulos universitarios.
Las universidades serbias también tienen problemas. Una ley aprobada en octubre de 1998 recortó en forma severa la autonomía universitaria y permitió que el gobierno designe rectores y decanos.
"Eso ni siquiera ocurrió cuando los comunistas asumieron el poder (al finalizar la Segunda Guerra Mundial en 1945) y exigieron lealtad al nuevo orden", observó Vladeta Jankovic, una profesora de literatura.
"Ellos (los comunistas) se dieron cuenta en ese momento de que necesitaban gente instruida para enseñar en la universidad, y optaron por dejar las cosas como estaban, sin hablar del asunto", apuntó.
La nueva ley universitaria fue aprobada por presión de dos partidos que integran la coalición de gobierno, el ultranacionalista Partido Radical Serbio, de Vojislav Seselj, y la Izquierda Yugoslava, de Mira Markovic, la esposa de Milosevic.
Más de 60 profesores universitarios perdieron sus empleos en 1998 por ser demasiado "liberales".
"La universidad está muriendo en forma lenta. Cuando ocurre algo así se necesitan 30 años para poner las cosas en orden", dijo Petar Grujic, un ex profesor universitario de física. (FIN/IPS/tra-eng/vpz/sm/ego/mp/ed ip/00