En los países ricos se asocia a los inmigrantes sólo con los conflictos, las disputas étnicas y la delincuencia y los acusan de ser una carga para el Estado, lamentó hoy un experto de la Oficina Internacional del Trabajo (OIT).
Ese estereotipo deja en el olvido el papel histórico desempeñado por los emigrantes en el desarrollo de esos mismos países del Norte industrializado, estimó el filipino Manolo Abella, jefe de migraciones internacionales de la OIT.
A pesar de ese aporte, los trabajadores extranjeros y sus familias afrontan ahora discriminación y severos obstáculos cuando buscan empleo en Europa occidental y en otras partes del mundo industrializado, señala un estudio de esa agencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
En esos países sufren una doble discriminación, por extranjeros y por trabajadores, precisó el guyanés Bertrand Ramcharan, Alto Comisionado adjunto para los Derechos Humanos de la ONU.
Investigaciones efectuadas por la OIT en los últimos siete años demostraron que en varios de los países industrializados, las tasas de desempleo eran muy altas, con un comportamiento insensible a los cambios de la actividad económica.
Abella, en el marco de una reunión de expertos de países industrializados inaugurada este miércoles, citó el caso de Alemania, donde el desempleo entre los extranjeros es de 20 por ciento, más del doble del promedio para los ciudadanos de ese país.
En Francia, el porcentaje de jóvenes de origen argelino con educación secundaria o universitaria duplicó al de sus coetáneos franceses con el mismo nivel de instrucción.
En tanto, en Holanda, aún en períodos de casi pleno empleo, la desocupación entre los inmigrantes turcos llegaba a 36 por ciento y entre los marroquíes a 25 por ciento.
Los trabajadores inmigrantes y de minorías étnicas afrontan numerosos problemas en el mercado laboral y se encuentran en desventaja en comparación con los integrantes de las sociedades del mundo industrializado que los hospedan, sostiene un estudio presentado en la reunión de la OIT.
En 1997 había 33 millones de trabajadores extranjeros en los 14 países representados en una reunión realizada en Ginebra.
Las estimaciones más recientes de la OIT elevan a 130 millones el número de migrantes en el mundo. Esa cifra incluye solicitantes de asilo y refugiados, que suma poco más de 20 millones de personas.
La OIT vaticinó recientemente que se avecina una era de gran movilidad laboral, debido a las consecuencias del proceso de globalización de las economías.
La mundialización no ha creado puestos de trabajo suficientes. Con excepción de unas pocas economías de industrialización acelerada en Asia y América Latina, el comercio no ha generado mucho empleo, dijo Abella.
El experto alemán Roger Bohning, director de un equipo multidisciplinario de la OIT en Manila, recordó que la mundialización comenzó con la primera ministra de Gran Bretaña, Margaret Thatcher, y con el presidente estadounidense Ronald Reagan, en los años 80.
Bohning dijo que los dos gobernantes conservadores fueron los primeros y principales proponentes del actual cambio de la regulación estatal por las reglas del mercado, que presagia desgracias para los miembros más débiles de la sociedad y, en consecuencia, para los inmigrantes.
Los inmigrantes se sienten discriminados por razones de sus orígenes étnicos o nacionales, citó Bohning.
La discriminación actúa en las relaciones personales, en los medios de comunicación, cuando se postulan para una trabajo, tratan con funcionarios gubernamentales de menor graduación o cuando se confrontan con la policía.
La mayoría de los políticos de Europa parecen esperar que ese fenómeno se esfume con el tiempo, describió Bohning. En algunos casos se limitan a negar la existencia de la discriminación o su importancia, probablemente por vergüenza o porque no saben que hacer, sostuvo.
La reunión de la OIT, que concluirá este sábado, deberá identificar las medidas adecuadas para promover la equidad en el empleo para los trabajadores inmigrantes. (FIN/IPS/pc/dm/pr hd/00