MEXICO: La angustiosa espera de un órgano donado

La ausencia de una cultura altruista de donación de órganos en México marca la diferencia entre la vida y la muerte de unos 100.000 enfermos, que hoy esperan angustiados un trasplante, aseguran especialistas.

Aunque no existe un censo oficial adecuado sobre la materia, la Fundación Mexicana de Donación Altruista de Organos (FMDAO) calcula que unas 10.000 personas mueren cada año en el país por falta de donadores.

Nueve de cada 10 enfermos pierden la vida mientras esperan por un riñón, pulmón, córnea, corazón o páncreas en este país, aseguró a IPS el médico Armando Soberanes, presidente de la FMDAO.

Alrededor de 85 por ciento de los hombres y mujeres que fallecen "después de padecer la angustiosa y frustrada búsqueda de un donador procede de la población económicamente activa", comentó Soberanes.

Agregó que las primeras cinco causas de mortalidad en México están relacionadas con trasplantes de órganos.

Eso explica la causa de que en este país un enfermo "posible de ser curado sólo mediante trasplante de órgano recibe, con ese diagnóstico, una sentencia de muerte", precisó el especialista.

La reticencia a donar órganos propios o de autorizar los de algún familiar directo al momento de fallecer se sustenta en los temores a la muerte o el deseo de preservar la integridad del cuerpo.

Miedos originados por creencias religiosas y sociales y ciertos mitos o fantasías respecto del tráfico de órganos son otras causas de que "no exista aún una extendida cultura de compartir la vida", sostuvo Soberanes.

Pero Jorge Adrián, de ocho años, no comprende las dificultades que enfrenta para que los médicos le curen el mal funcionamiento de sus riñones. El niño y su madre, Claudia, son sometidos a intensos estudios para determinar compatibilidad que permita un eventual trasplante sin riesgos.

Jorge Adrián, con el rostro hinchado por la retención de líquidos y después de largas horas de espera para que le realicen análisis clínicos en un centro de salud público, confió a IPS que en estos días no había tenido ánimo para ir a la escuela.

Además de la graves daños a su salud, también atraviesa sucesivos períodos de depresión por sentirse "un niño diferente" desde que se le diagnosticó la enfermedad, hace dos años y medio.

El menor integra desde hace 20 meses una lista de 450 niños y niñas que esperan un órgano que les devuelva calidad a sus vidas en una clínica estatal de seguridad social.

El drama que agobia a quienes requieren el trasplante de un órgano podrá ser erradicado o al menos disminuido de manera importante en el país sólo mediante una estrategia de coordinación de esfuerzos, hasta ahora dispersos, destacó Soberanes.

En México se practicaron 2.199 trasplantes en 1998, más de la mitad fueron de córnea y unos 800 de riñón y el resto de hígado y médula ósea, según datos oficiales.

Una política articulada entre el sector público y privado para fomentar las donaciones de órganos humanos incrementaría sustancialmente los trasplantes, señaló el presidente de la FMDAO.

La fundación calcula, ante la falta de estadísticas oficiales en la materia, que no debe llegar a un donador por cada millón de habitantes del país, donde viven unas 100 millones de personas.

Las autoridades deben aplicar una política de medicina preventiva eficiente, además de llevar a cabo un acuerdo con asociaciones civiles para trabajar en conjunto en los casos de trasplantes, opinó Soberanes.

Las principales causas de insuficiencia renal crónica, que en México afecta a decenas de miles de personas, son prevenibles. En ese sentido, se debe combinar la medicina preventiva con los trasplantes, acotó el experto.

La acción conjunta de instituciones públicas y privadas "impediría que se pierdan donadores por no disponer de una ambulancia o un simple estudio de laboratorio. Urge apuntalar la infraestructura de trasplantes", exhortó.

El médico subrayó que "ese es un modelo que desde hace muchos años ha demostrado eficiencia en Estados Unidos y Europa y lo único que falta en México es disposición para aplicarlo".

El tiempo que insume obtener el permiso de los familiares de un potable donador al momento de fallecer, los servicios de un médico especializado y la autorización del ministerio público para realizar la cirugía puede causar la pérdida de los órganos.

"La duración de los órganos es menor que el tiempo que se toman las autoridades para dar su permiso", y además se corre el riesgo de que, por desconocer el procedimiento, se "acuse al médico de criminal", indicó Soberanes.

Puso como ejemplo el caso de de una persona fallecida a causa de traumatismo cráneo encefálico, que es un potencial donador. "Una autoridad no capacitada puede considerar cómplice de homicidio al médico o al familiar que pretenda donar alguno de los órganos de ese cuerpo, por tener aún el corazón latiendo".

Para los casos de donadores vivos sin vínculo consanguíneo, para descartar la venta de órganos, las leyes mexicanas exigen la firma de un acta notarial que garantice que el donante sólo pretende un fin altruista, sin esperar ningún tipo de beneficio económico.

Un trasplante en hospitales públicos tiene en la actualidad un costo de entre 20.000 y 25.000 dólares, pero el receptor no abona nada, informó Soberanes.

En cambio, en centro de salud privados el paciente paga entre 15.000 y 40.000 dólares un trasplante de pulmón, hígado, riñón o corazón. (FIN/IPS/pf/dm/sc/00

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