KOSOVO: Misión de ONU tiene gran éxito, según su jefe

La misión de las Naciones Unidas en la provincia serbia de Kosovo (UNMIK) alcanzó "un éxito sin precedentes" en la historia de las operaciones internacionales de mantenimiento de la paz, afirmó Bernard Kouchner, jefe de la misión.

"Nada es simple en esos países. No se puede cambiar la mentalidad ni modificar las relaciones entre comunidades e individuos en cuestión de meses", explicó Kouchner durante su visita a París esta semana.

Actualmente, Kosovo es algo muy diferente al montón de escombros y cadáveres que encontraron las fuerzas internacionales al entrar a la provincia una vez finalizados los bombardeos de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), en junio de 1999, aseguró el funcionario.

La OTAN bombardeó Yugoslavia durante tres meses para obligar al presidente Slobodan Milosevic a retirar sus fuerzas de la provincia sureña de Kosovo y poner fin a las persecuciones y matanzas contra la mayoría albanesa.

Cientos de miles de albaneses huyeron de los ataques serbios durante los bombardeos hacia países vecinos, pero regresaron al restablecerse la paz.

La misión de la ONU, destacó Kouchner, logró la reubicación en un período récord de nueve meses de 800.000 refugiados que volvieron a Kosovo, el desarme del ejército rebelde y el establecimiento de una administración interina a partir del conjunto más heterogéneo de organizaciones internacionales.

"Es la primera vez que una misión de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) involucra a tantos grupos diferentes", subrayó el funcionario, y agregó que más de 380 organizaciones no gubernamentales trabajan en la provincia.

"Algunas de ellas son sumamente eficientes y realmente saben lo que hacen. Otras, no tanto", señaló Kouchner, fundador de la organización humanitaria francesa Médicos sin Fronteras.

Además, explicó, UNMIK tiene una excelente relación con la fuerza internacional de mantenimiento de la paz, KFOR, y ningún grupo actúa sin consultar al otro.

Kouchner, quien se hizo cargo de UNMIK hace nueve meses, reconoció que todavía hay armas en Kosovo, pero destacó que los rebeldes ya entregaron 6.000 armas y que ya no se ve en las calles uniformes del Ejército de Liberación de Kosovo (ELK).

"No soy proserbio ni proalbanés", dijo indignado en respuesta a las acusaciones de parcialidad en favor de la comunidad albanesa, formuladas por la prensa occidental, Rusia y el gobierno serbio de Milosevic.

"Simplemente detesto las dictaduras y pelearé por la democracia hasta el final", aseguró el ex ministro francés de Salud, de 60 años.

A pesar de las críticas, la situación en Kosovo mejoró notablemente, sostuvo.

"Actualmente hay cuatro o cinco asesinatos por semana. Eso es demasiado, pero cuando llegamos había entre 40 y 50 por semana", subrayó Kouchner.

Lo mismo puede decirse en cuanto a la criminalidad. Existe la prostitución y el tráfico de drogas en la provincia, pero no en una escala alarmante, afirmó.

El único mercado negro que prospera sin control en Kosovo es el tráfico de automóviles, porque tras la guerra desaparecieron las licencias y los registros de placas, admitió el funcionario.

Aunque UNMIK estableció un rudimentario sistema de registro de vehículos, los ladrones de autos parecen reproducirse prolíficamente.

No es sorprendente que haya tensiones diarias en un país de dos millones de personas y una región donde abundan las armas, con solo 37.000 soldados de KFOR y 2.500 policías internacionales, de 23 países diferentes.

"Hay días buenos y malos, pero a veces siento que progresamos mucho: establecimos un banco, un sistema de seguros para autos, los hospitales están funcionando y 90 por ciento de los niños y adolescentes concurren a los centros de estudio", resaltó.

Para Kouchner, la creación del Cuerpo de Protección de Kosovo tras el desarme del ELK es una pequeña pero significativa señal de esperanza.

Los miembros del Cuerpo, en su mayoría ex combatientes del ELK, se ofrecieron hace nueve meses para ayudar a reconstruir las casas de los refugiados que volvieron, incluso 300 hogares serbios.

Desde entonces, 30 serbios se incorporaron al Cuerpo. Estos signos de tolerancia son la gran esperanza de una región donde subsiste la tensión étnica, 400 fosas comunes aún están por abrirse y familias albanesas muestran fotos de 7.000 jóvenes desaparecidos durante ataques serbios el año pasado, expresó Kouchner.

Las elecciones locales del próximo octubre en Kosovo marcarán un hito en el camino hacia la democracia en toda la región, destacó el funcionario.

Sin embargo, para ello será necesario que la comunidad serbia se tranquilice y se convenza de que vale la pena dar a UNMIK una oportunidad, concluyó. (FIN/IPS/tra-en/sa/sm/mlm/ip-hd/00

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