El amplio triunfo en las elecciones parlamentarias de hoy en España del centroderechista Partido Popular (PP), liderado por el jefe del gobierno, José María Aznar, provocó una crisis en el opositor Partido Socialista Obrero Español (PSOE).
Joaquín Almunia, candidato a la jefatura del gobierno y secretario general del PSOE, reconoció su derrota y presentó su renuncia irrevocable al cargo, porque su partido, dijo, necesita "un nuevo proyecto, nuevas ideas y gente nueva".
Tras el recuento oficial de 90 por ciento de los sufragios, las urnas arrojan unos resultados que apenas podrán variar y que otorgan una mayoría absoluta al PP y una caída del PSOE aún mayor a la que presagiaban las encuestas a boca de urna.
Con un Congreso integrado por 350 diputados, la mayoría absoluta es de 176. Según la proyección a partir del escrutinio oficial de 90 por ciento de los votos, el PP obtendría 183 escaños y el PSOE 125.
La designación del presidente del Consejo de Ministros (primer ministro, que en España se conoce como presidente del gobierno) corresponde al Congreso de los Diputados, previa propuesta del Rey.
Al contar con mayoría absoluta, Aznar podrá ser designado presidente del gobierno en la primera votación, sin necesidad de pactar con otros partidos, como tuvo que hacerlo al ganar las elecciones que lo llevaron a ese cargo en 1996.
En 1996, Aznar debió satisfacer demandas nacionalistas para obtener el apoyo de los moderados Partido Nacionalista Vasco y Convergencia i Unió de Cataluña, algo que no se repetirá ahora, ya que no necesitará el respaldo de otros grupos parlamentarios.
La jornada electoral se celebró sin mayores incidentes, salvo en unos 50 municipios pequeños del País Vasco, cuyas autoridades – pertenecientes a la coalición Eusko Herritarrok, próxima a la organización ilegal Eta- se negaron a prestar apoyo organizativo a la instalación de las mesas electorales.
Los resultados reflejan un alza considerable del PP en relación con las elecciones de 1996, cuando logró 156 diputados, y una clara caída del PSOE, que en aquél año obtuvo 141.
Almunia, tras conocer el escrutinio de 80 por ciento de los votos, leyó una declaración ante los periodistas, en la que dijo que los socialistas no supieron convencer y conectarse con las esperanzas del pueblo, y atribuyó su derrota a la elevada abstención. Esta subió siete puntos respecto de la anterior elección, de 55 a 62,4 por ciento.
El PSOE, añadió el secretario general renunciante, debe reflexionar sobre lo ocurrido e iniciar una renovación profunda, para lo cual necesitará "un nuevo proyecto, nuevas ideas y gente nueva".
Su renuncia, que insistió es irrevocable, será tratada el lunes por la Secretaría Ejecutiva Federal de su partido. Aunque sus directivos no se han pronunciado públicamente, fuentes partidarias señalan que lo más probable es que se convoque con urgencia a un Comité Confederal y que éste, a su vez, llame a un Congreso Extraordinario.
En 1998, el PSOE realizó elecciones internas para designar a su candidato a la presidencia del gobierno, en las que resultó triunfador un opositor al aparato partidario, el ex ministro José Borrell, quien superó a Almunia, propuesto por su antecesor en la secretaría general, Felipe González.
Pero la oposición y trabas del aparato partidario que seguía respondiendo a González, a Borrell, obligaron a éste a renunciar a su candidatura y pasar a un discreto segundo plano. Así, el derrotado en la interna, Almunia, terminó siendo el candidato a presidente por el PSOE en las elecciones de este domingo.
Almunia, rompiendo con una acendrada política anticomunista de González, propuso a último momento y logró una alianza con la coalición Izquierda Unida (basada en el Partido Comunista).
La alianza no llegó a formalizarse en una coalición, pero sí en la presentación de listas conjuntas al Senado y la realización, también conjunta, de algunos actos preelectorales.
Los resultados de las elecciones dieron la espalda a Almunia y con él a Felipe González, quien le había expresado todo su apoyo. Quienes votaron contra ambos en la única elección interna realizada por ese partido en su historia para designar candidato presidencial, podrán ahora pedirles rendición de cuentas.
El derrotado candidato se anticipó a ese reclamo y admitió la necesidad de la renovación. González no se hizo presente en la sede central del PSOE, donde Almunia leyó el documento en el que anunció su renuncia. (FIN/IPS/td/ff/ip/00