El grado de inversión que México obtuvo, por primera vez en su historia, de las firmas calificadoras internacionales fortalece los augurios de estabilidad financiera, pero no destierra los riesgos de crisis, señalaron analistas.
La declaración de país solvente por parte de la agencia Moody's Investors Service, calificadora de riesgo de inversión con sede en Nueva York, impactó de inmediato en los mercados financieros.
El fortalecimiento del peso frente al dólar, el descenso de las tasas de interés a niveles menores a 14 por ciento y un festín en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) reflejaron el buen recibimiento de la noticia.
La BMV celebró la medida este miércoles con un crecimiento de 2,47 por ciento, es decir una variación de casi 200 unidades en el Indice de Precios y Cotizaciones (IPC), que se ubicó en 8.203,60 puntos.
Moody's evaluó con grado de inversión los bonos de deuda de México a largo plazo en moneda extranjera, una "certificación, también unilateral" que no es rechazada sino aplaudida, afirmó el analista Enrique Quintana.
El experto aludía al proceso de "certificación", como se conoce a la evaluación por parte del gobierno de Estados Unidos de la cooperación de una veintena de países con la lucha contra el narcotráfico, criticada por su carácter unilateral.
Las finanzas públicas de México, cuya deuda global asciende a 165.315 millones de dólares, se fortalecerán con la decisión de la agencia calificadora, en especial por la reducción de las tasas de la deuda pública interna, explicó Quintana.
Pero también se abrió la posibilidad de "una entrada masiva de capitales que haga más volátiles los mercados financieros" mexicanos, advirtió Quintana. Los inversionistas extranjeros mantienen más de 69.000 millones de dólares en la BMV.
Tres cuartas partes del déficit de cuenta corriente de la balanza de pagos —que en 1999 ascendió a más de 14.000 millones de dólares, equivalentes a 2,9 por ciento del producto interno bruto—, es financiado con inversión extranjera directa.
Eso "asegura un financiamiento sano", pero si tal proporción cambia e ingresa más dinero por la vía de inversiones en cartera, se creará "un ambiente con mayor propensión a la inestabilidad", advirtió Quintana.
Para la Secretaría (ministerio) de Hacienda, el grado de inversión otorgado a México reducirá el costo de la deuda con un efecto multiplicador a favor de otros emisores de débito del país.
Argentina y Brasil, junto con México las principales economías de América Latina, no recibieron el grado de inversión.
La calificación de Moody's envió una señal de confianza que generará mayores inversiones e impulsará el crecimiento económico y el empleo, señaló la Secretaría de Hacienda, cartera a cargo de la supervisión de las finanzas nacionales.
México, gobernado por el Partido Revolucionario Institucional desde hace 71 años, celebrará el 2 de julio las elecciones presidenciales más reñidas de su historia.
México tiene pendiente una reforma fiscal profunda, pero la carga relativamente baja de deuda en moneda extranjera, apoyada por un dinámico sector exportador integrado a la economía de Estados Unidos y de otras regiones, llevaron a Moody's a evaluar positivamente al país.
La política de cambio flexible, aplicada por el gobierno desde 1994 a raíz de la severa crisis económica desatada en diciembre de ese año, ha mantenido a buen resguardo las reservas internacionales de México, actualmente del orden de 32.000 millones de dólares.
Eso significa "una posición de pago externo mucho menos vulnerable que en el pasado", señaló la firma calificadora para explicar su decisión.
Ernesto Martínez, principal analista de la deuda mexicana de Moody's, detalló que el curso que ha seguido la economía de este país en los últimos años representa un cambio "de tal profundidad" que difícilmente haya modificiones de curso.
Con independencia de quién gane los comicios presidenciales este año, "si las autoridades mantienen políticas económicas adecuadas, como hasta ahora, la calificación seguirá mejorando", declaró Martínez desde Nueva York al diario La Jornada.
Con su evaluación de la economía mexicana, la firma estadounidense está jugando un papel activo para descartar una crisis sexenal en el país, como ocurre hace 25 años en cada sucesión presidencial, afirmó el economista Pablo Alvarez.
"Moody's hace una apuesta arriesgada", pero si otras calificadoras, como Standard & Poor's, no coinciden con la evaluación, ésta puede debilitarse y poner en entredicho su prestigio de la firma calificadora, explicó.
Para Edgar Amador, representante para América Latina de Stone and McCarthy, atrás de la calificación está el supuesto de que el Partido Revolucionario Institucional ganará en julio.
Moody's asumió una medida arriegada al apostar a que los fundamentos macroeconómicos de México no cambiarán, destacó Amador.
Arturo Porcekansky, jefe para América del banco ING Barings, dijo que la decisión de Moody's es positiva a la vez de prematura. "Hubiera sido más prudente esperar hasta ver la transición política completa", sostuvo.
Las empresas mexicanas, incluidos los bancos, tendrán ahora acceso a fuentes de financiamiento más baratas en dólares, pero es indispensable "no irse a la fiesta sin cuidar la disciplina y el buen manejo financiero", alertó Héctor Rangel, presidente de la Asociación de Banqueros de México.
La economía mexicana observó un crecimiento de 3,7 por ciento y un inflación de 12,32 por ciento el año pasado. Ambos indicadores superaron las expectativas del gobierno, que prevé para este año una expansión económica de 4,5 por ciento. (FIN/IPS/pf/mj/if/00