Un estudio de la Universidad de las Naciones Unidas (UNU), con sede en Tokio, advirtió que la llamada "intervención humanitaria" puede afectar en forma peligrosa el orden mundial, si no la guían principios fijados por la comunidad internacional.
El trabajo, llamado "Kosovo y el Desafío de la Intervención Humanitaria", reúne análisis de 36 académicos sobre la intervención militar en Yugoslavia de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), liderada por Estados Unidos, en 1999.
Esa intervención se produjo a raíz del conflicto en la provincia separatista yugoslava de Kosovo y en nombre de razones humanitarias.
Los ataques se fundaron en acusaciones de genocidio y violaciones de los derechos humanos de los kosovares de origen étnico albanés, por parte del gobierno del presidente yugoslavo Slobodan Milosevic.
Los miembros de la OTAN temieron que cualquier pedido de autorización del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a los bombardeos contra Yugoslavia fuera bloqueado por China y Rusia, miembros permanentes del Consejo con derecho a veto.
"Kosovo nos planteó preguntas de fondo sobre la intervención humanitaria: ¿es justa desde el punto de vista moral?, ¿es permisible desde el punto de vista legal?, ¿es viable desde el punto de vista militar?", señaló Ramesh Thakur, vicerrector de UNU y coeditor del estudio.
En el estudio se afirma que es preciso lograr un nuevo consenso colectivo para que las acciones de ese tipo no sean unilaterales o decididas por grupos de países como la OTAN.
Thakur señaló que en el mundo actual, peligrosamente inestable y lleno de complejos conflictos, países y ciudadanos preocupados afrontan el doloroso dilema de ser condenados si actúan y maldecidos si no lo hacen.
El uso unilateral de la fuerza viola la legislación internacional y perturba el orden mundial, pero respetar las soberanías nacionales sin excepción alguna a veces significa convertirse en cómplice de violaciones de los derechos humanos, explicó.
Las naciones industrializadas de Occidente sostienen que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) debería tener el derecho de intervenir en cualquier país en el cual se produzvan violaciones de los derechos humanos o exista una crisis humanitaria.
Sin embargo, los países en desarrollo alegan que ninguna nación y tampoco la ONU tienen derecho legítimo a intervenir en asuntos domésticos de un Estado sin su autorización expresa.
Albert Schnabel, un coautor del estudio, dijo a IPS que el secretario general de la ONU, Kofi Annan, debería asumir la iniciativa y un papel clave en la definición de una doctrina sobre la intervención humanitaria.
Schnabel dijo que la llamada Cumbre del Milenio de la ONU, que se prevé realizar en septiembre en Nueva York con la participación de gobernantes de 150 países, podría ser el foro apropiado para lanzar esa iniciativa.
Varios miembros de la ONU, entre ellos Canadá y los países escandinavos, están interesados en que se logre una definición más precisa del concepto de intervención humanitaria, señaló.
Numerosos países en desarrollo consideran que intervenciones aprobadas por la ONU ofrecerían mayores garantías que las resueltas en forma unilateral o por grupos de países.
En el estudio de la UNU se señaló, por ejemplo, la preocupación de Beijing porque "lo que ocurrió ayer en Yugoslavia pueda darse hoy en Asia, y quizás mañana en China".
China sostiene que si las superpotencias emplean la fuerza contra países más débiles, a partir de su propia escala de valores, solo crearán desorden.
Beijing afirma que desea un orden mundial multipolar, y que no desafía la superioridad de Estados Unidos ni pretende competir con ese país, pero tampoco aceptará su dominación o hegemonía.
El canciller chino, Tang Jiaxuan, rechazó en septiembre, ante la Asamblea general de la ONU, el reiterado argumento de que los derechos humanos deben tener prioridad sobre las soberanías nacionales.
"Cuando la soberanía de un país es puesta en peligro, es difícil que se puedan proteger en forma efectiva los derechos humanos de su población", expresó.
Tang sostuvo que la igualdad en materia de soberanía, el respeto mutuo entre los Estados y la no intervención en los asuntos internos de cada uno son los principios básicos que gobiernan las relaciones internacionales en el mundo actual.
La cuestión de los derechos humanos es un asunto interno de cada país, cuya solución corresponde en forma exclusiva a cada gobierno nacional, enfatizó.
La posición de Beijing se debe en gran medida al temor de que se realice una "intervención humanitaria" similar a la de Kosovo en Tibet, donde existe un movimiento que busca la separación de China y cuenta con fuerte apoyo entre los políticos estadounidenses de derecha.
En el estudio de la UNU se apuntó que muchos países islámicos apoyaron los bombardeos contra Yugoslavia porque pensaron que beneficiarían a los musulmanes de Kosovo, pero luego arguyeron que la OTAN cometió errores estratégicos al llevar a cabo sus operaciones militares.
Esos errores fueron, según los críticos, no haber intervenido antes, rehusarse a desplegar fuerzas terrestres para poner fin al conflicto, y no prever que Milosevic reaccionaría expulsando a cientos de miles de musulmanes de Kosovo.
Los 114 miembros del Movimiento de Países No Alineados, la mayor alianza de naciones en desarrollo, reafirmaron que consideran inaceptable la intervención militar unilateral o por parte de grupos de países, aunque tenga el más noble de los pretextos.
El multilateralismo sin exclusiones en todas las cuestiones internacionales, desde la seguridad hasta el comercio, sigue siendo la mejor salvaguardia de los países en desarrollo contra el abuso de poder de naciones más fuertes, afirmaron. (FIN/IPS/tra- eng/td/da/ego/mp/ip hd/00