El ex dictador Augusto Pinochet retornó a Chile tras 503 días de arresto en Londres, desatando de inmediato una polémica acerca del supuesto deterioro de su salud, que posibilitó su liberación en Gran Bretaña por motivos de clemencia y le permitió eludir la justicia internacional.
El general retirado y senador vitalicio de 84 años bajó a las 13:40 GMT del viernes del avión que lo trajo de regreso de la capital británica, y si bien lo hizo en una silla de ruedas y por una rampa especial, caminó luego unos 50 metros distribuyendo abrazos a los mandos militares, familiares y dirigentes políticos derechistas que lo esperaban.
El Pinochet que se observó en la ceremonia de recepción organizada por el Ejército en la base militar del aeropuerto internacional de Santiago se veía sonriente y satisfecho, muy lejos de la imagen patética de un anciano enfermo y al borde de la demencia senil que sugirió el informe de los médicos británicos que lo examinaron en enero.
El ministro del Interior, Raúl Troncoso, se abstuvo de hacer comentarios e insistió en que los motivos de salud que determinaron la liberación de Pinochet por razones de clemencia fueron avalados tanto por los facultativos como por el gobierno británico.
No obstante, Tronocos reiteró el llamado del gobierno de Eduardo Frei a Pinochet para que se abstenga de participar en actividades políticas y recalcó que esta exhortación incluye los actos de instalación del nuevo gobierno de Ricardo Lagos, que tendrán lugar el día 11.
En su condición de senador vitalicio, el ex dictador está facultado para asistir en la sede del parlamento en Valparaíso, 120 kilómetros al oeste de Santiago, a la ceremonia de juramento de Lagos, un socialista moderado que fue uno de los principales artífices del fin de la dictadura militar.
Troncoso consideró que la recepción brindada a Pinochet por sus partidarios y las Fuerzas Armadas fue "mesurada y dentro de lo que correspondía" y dijo que el gobierno transmitió previamente al Ejército su opinión de que no cabía hacer celebraciones.
El ministro negó que la prestancia física demostrada por el ex gobernante de facto a su arribo fuera "bochornosa" para el gobierno, pues "el hecho de que alguien baje caminando de un avión no significa que pueda comparecer en un juicio".
El ex dictador fue acogido al compás de marchas militares en la base de la Fuerza Aérea del aeropuerto internacional de Santiago por unas 300 personas, civiles y militares, luego de 24 horas de vuelo desde Londres en un Boeing 707 acondicionado como clínica de emergencia.
Tras los saludos, que se prolongaron diez minutos, Pinochet fue trasladado en un helicóptero Puma del Ejército, escoltado por comandos, hasta el Hospital Militar, en cuyos alrededores se concentraron miles de sus partidarios para darle la bienvenida.
El aparato aterrizó en el helipuerto de la terraza del edificio de cinco pisos y el senador vitalicio fue internado de inmediato para un chequeo médico, sin que sus adherentes que llenaban las calles aledañas pudieran verlo en persona.
Los edificios vecinos al hospital, en el municipio de Providencia, fueron sometidos a rigurosas medidas de seguridad y en sus techos y azoteas se apostaron tiradores escogidos de las fuerzas de élite del Ejército para prevenir un eventual atentado.
Pese a que Troncoso calificó de tranquila la situación, se informó que partidarios de Pinochet agredieron en una de las entradas del hospital a un equipo de periodistas y camarógrafos de un canal de televisión británico y hostigaron igualmente a representantes de la prensa española.
Gran Bretaña, como lugar de residencia forzada, y España, desde donde el juez Baltasar Garzón consiguió el arresto y el posterior pedido de extradición de Pinochet, fueron los dos países europeos más involucrados en el caso Pinochet desde la detención de éste en Londres el 16 de octubre de 1998.
Bélgica, Francia y Suiza tuvieron también protagonismo, al igual que organizaciones humanitarias, en un caso calificado de histórico y emblemático para la causa mundial de combate contra la impunidad que favorece a ex dictadores implicados en crímenes contra la humanidad.
Pinochet fue definitivamente liberado el jueves en medio de protestas de los gobiernos belga, francés y suizo y de organizaciones de derechos humanos, luego de que el ministro británico del Interior, Jack Straw, ejerciera sus facultades políticas discrecionales para favorecerlo por motivos de clemencia.
El ex dictador salió de Chile con destino a Gran Bretaña el 22 de septiembre de 1998 con un pasaporte oficial como senador vitalicio, en una confusa misión vinculada a una posible operación de compra de armas para el Ejército por la cual recibiría una importante comisión, según el periodista argentino Rogelio García Lupo.
El país que lo acogió de regreso este viernes, luego de casi 19 meses de ausencia, sigue polarizado en torno de su figura, aunque la propia derecha demostró en la última campaña presidencial su afán de alejarse de su figura.
Joaquín Lavín, el candidato presidencial derechista que logró un virtual empate con Lagos en la primera vuelta de los comicios el 12 de diciembre y luego fue derrotado en la segunda vuelta el 16 de enero, no participó en la ceremonia de recepción del ex dictador.
El cara y sello del regreso de Pinochet se evidenció una vez más en el júbilo de sus partidarios y en las protestas de las agrupaciones de víctimas de la represión dictatorial, de las organizaciones de derechos humanos y de los partidos políticos de izquierda.
Viviana Díaz, presidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos-Desaparecidos (AFDD), señaló que las Fuerzas Armadas contravinieron abiertamente los llamados del gobierno con la "celebración" que organizaron para recibir al ex dictador y ex comandante en jefe del Ejército.
La AFDD realizó el jueves de noche una vigilia de protesta ante el palacio presidencial de La Moneda, con un encendido masivo de velas junto a fotografías de los 1.200 desaparecidos, y convocó a una manifestación similar para la noche de este viernes.
La recepción que sus partidarios le brindaron a Pinochet ante el Hospital Militar dio lugar a muestras de fanatismo, con despliegue de banderas chilenas, retratos y pancartas con leyendas laudatorias para el ex dictador, cuya llegada al lugar causó ataque de histeria a dos personas, que fueron atendidas en el mismo centro médico. (FIN/IPS/ggr/ff/ip hd/00