Los últimos estudios sobre violencia en el hogar en América Latina tomaron por sorpresa a Unicef: la agencia no imaginaba que una de cada cuatro mujeres son víctimas del flagelo.
"Tal vez parezca que la situación está empeorando, pero eso no es cierto. Lo que sucede es que ahora tenemos mucha más información confiable", dijo a IPS en Montevideo el noruego Per Engebak, director regional de Unicef (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia) para América Latina y el Caribe.
Engebak presentó en Montevideo el miércoles, en ocasión del Día Internacional de la Mujer, una recopilación de datos y cifras sobre violencia intrafamiliar en América Latina y el Caribe, en presencia de autoridades regionales y del gobierno de Uruguay.
De las encuestas realizadas surge "un panorama mucho más grave de lo que habíamos previsto, pero eso no necesariamente representa una tendencia, sino que refleja la mejor información" disponible sobre el fenómeno, explicó el funcionario.
La nota informativa distribuida el miércoles por Unicef indica que, cada año, mueren 80.000 niños y niñas en América Latina y el Caribe como consecuencia de la violencia en el hogar, que sufren, en total, unos seis millones de menores.
"La magnitud del problema merece una atención especial en toda América Latina", advirtió Engebak.
Unicef destacó que 70 por ciento de los casos de violencia contra la mujer en la región ocurren dentro de sus propias familias. Este fenómeno es, además, la causa de uno de cada cinco días de inactividad en las mujeres.
Los estudios reseñados por Unicef indican que 24 por ciento de las mujeres latinoamericanas y caribeñas sufren violencia a manos de otro integrante de la familia y que 27 por ciento de los niños y niñas entrevistados manifestaron ser testigos en su propio hogar de conductas agresivas.
Las situaciones más graves se registran en Guyana, Perú, Bolivia y Barbados, y el mejor panorama corresponde a El Salvador, Panamá, Guatemala, Brasil y México.
"Esta forma de agresión se arraiga en las diferencias de género y en las relaciones de poder dentro de la familia. Impulsar acciones que afronten el problema en sus raíces implica promover cambios en los estereotipos sociales", manifestó Engebak.
De ese modo, agregó, se logrará "que las relaciones desiguales entre mujeres y hombres, basadas en el afán de dominio, se transformen en relaciones de respeto mutuo" y en una modificación de "la distribución de poder" dentro de la familia.
En este proceso, el papel de los hombres es esencial, según Unicef.
"Para romper el círculo de la discriminación que encierra la vida de muchas niñas, adolescentes y mujeres, es indispensable valorar el papel que los hombres cumplen como padres, compañeros, esposos o miembros de la familia", recomienda el texto distribuido en Montevideo.
Engebak explicó, en ese sentido, que "la ausencia de los padres varones o su presencia autoritaria y violenta aumenta la vulnerabilidad" de niños y niñas.
"Los derechos de los niños y las niñas solo pueden ser garantizados cuando las relaciones entre el padre y la madre, y entre los hombres y las mujeres en general, están basadas en el respeto mutuo, la igualdad de derechos y las responsabilidades compartidas", indica el documento de Unicef.
Más de uno de cada cinco niños y niñas viven con su madre y sin su padre, 68 por ciento con ambos padres, tres por ciento sólo con el padre y siete por ciento sin ninguno de ellos, según estudios de Unicef. Brasil y algunos países del Caribe son los que registran más cambios en la estructura familiar tradicional.
Estudios reseñados por la agencia dan cuenta de que, en Chile, la presencia del padre en el hogar es asociada a una dieta adecuada. En México, 75 por ciento de los padres adolescentes que presenciaron el parto continuaban participando en la vida de los hijos cuatro años más tarde.
Engebak destacó la necesidad de crear leyes y organismos para luchar contra la violencia intrafamiliar. En muchos países, observó, ni siquiera se han instalado juzgados para radicar denuncias, y, en caso de que existan, es frecuente que las mujeres reciban "un trato displicente".
Los informes de Unicef revelan que el abuso sexual de niñas entre cinco y nueve años es más frecuente que en otras franjas de edad.
Un estudio efectuado en cinco países de América Latina y el Caribe indica que 47 por ciento de las niñas víctimas de las redes de proxenetismo habían sido víctimas de abuso y violación en sus propias familias.
Cada año se registran 13 millones de partos en la región, de los cuales dos millones son de madres entre 15 y 19 años. Unicef tambien calcula que 93 por ciento de las madres adolescentes no concluyen la educación secundaria y estudian, en promedio, dos años menos que el resto de las mujeres.
Las trabajadoras víctimas de violencia intrafamiliar pereciben, además, salarios mucho menores que el resto de las mujeres.
Las mujeres que no cuentan ingresos propios, en especial las que trabajan sin remuneración en negocios familiares, son con mayor frecuencia víctimas de violencia doméstica. (FIN/IPS/mj/hd pr/00