Delegaciones de 158 países, entre ellos ministros en representación de 115 gobiernos, adoptaron una declaración especial sobre la seguridad hídrica en el siglo XXI, en ocasión del Día Mundial del Agua.
Una conferencia ministerial de dos días que concluyó el miércoles constituyó el aporte gubernamental a un proceso más amplio dirigido a situar el problema del agua en el tapete internacional.
El proceso fue estimulado por el Segundo Foro Mundial del Agua que reunió durante seis días en La Haya a más de 5.000 expertos, políticos, especialistas en el ambiente, activistas de organizaciones no gubernamentales (ONG) y periodistas.
Aproximadamente 1.000 millones de personas en el mundo no tienen agua potable y 2.000 millones carecen de servicios de saneamiento.
La oferta y la cantidad de agua son fundamentales para aumentar la producción de alimentos. A la vez, los ecosistemas corren peligro, mientras los riesgos causados por inundaciones, sequías o la contaminación nunca cesan.
"Nuestra reunión expresó una nueva sensación de urgencia con respecto a la administración de los recursos hídricos integrados. Inició una nueva etapa y un punto de inflexión… de los compromisos gubernamentales en lo que refiere al problema del agua", declaró Eveline Herfkens, ministra de Cooperación para el Desarrollo de Holanda.
Herfkens también presidió la Conferencia Ministerial en La Haya.
Según la declaración final, la seguridad hídrica en el siglo XXI significa garantizar que se proteja y mejore el "agua dulce, de las costas y los ecosistemas relacionados" y que todos tengan "acceso a suficiente agua potable a un costo razonable".
Así mismo, implica que "los grupos vulnerables estén protegidos de peligros relacionados con el agua".
Para cumplir con estos objetivos, los ministros accedieron a cooperar en el marco de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y a apoyar todas las acciones de seguimiento que se celebren de manera "abierta, participativa y transparente".
Al menos dos temas controvertidos surgieron del Segundo Foro Mundial del Agua.
El primero es la posible privatización de los servicios del agua y de saneamiento como respuesta a la creciente escasez de agua potable.
El segundo es si el agua limpia se debe considerar un derecho humano fundamental.
"El sector privado debe tomar la delantera en la provisión de agua limpia y segura porque para ello hace falta gran cantidad de dinero", dijo Ismail Serageldin, presidente de la Comisión Mundial del Agua y vicepresidente de Programas Especiales del Banco Mundial.
Un informe de la comisión recomendó aumentar "la inversión mundial en agua de la cifra actual de 70.000-80.000 millones de dólares anuales a 180.000 millones" y sugirió hacerlo mediante la inversión privada.
El informe fue criticado por la organización Servicio Público Internacional (PSI), que representa a sindicatos de empresas estatales de 145 países.
David Hall, director del Instituto de Investigación PSI, dijo que se debe dar al sector público la oportunidad de ofrecer los servicios de agua y saneamiento.
"Debemos hallar la manera alternativa de financiar algo que se considera un bien social en lugar de sólo concentrarnos en los fondos privados", dijo Felix Dodds, copresidente del comité de ONG de la Comisión de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sustentable.
"A la vez, la privatización no es un mal en sí mismo. Hay muchos ejemplos de contratos exitosos con compañías privadas que ofrecen servicios de agua, especialmente en el ámbito local. Sólo nos preocupa cuando el control público no es el adecuado", agregó.
El gobierno holandés anunció que duplicará la cantidad de fondos que destina a las actividades relacionadas con el agua en el mundo en desarrollo. Así mismo, el Instituto Internacional de Holanda para la Ingeniería Hidráulica, en Delft, se convertirá en el Instituto para la Educación del Agua, de UNESCO.
En este día 24 organizaciones de la ONU anunciaron que combinarán sus esfuerzos para evaluar cada dos años el estado del agua dulce del mundo. Prometieron producir un informe global y confiable para limitar la falta de información al respecto.
El informe, dijeron, identificará y diagnosticará el estado del agua dulce del mundo, vigilará la tendencia de los ríos, el nivel del agua a nivel regional, continental y mundial, y reunirá toda la información existente recabada por los gobiernos.
"La falta de acceso al agua es sinónimo de la pobreza en el mundo en desarrollo. En Eritrea sólo siete por ciento de la población tiene ese acceso, en Camboya es el 13 por ciento y en Mozambique es el 24 por ciento", dijo James Wolfensohn, presidente saliente del Banco Mundial al hablar este miércoles en la sesión final del Segundo Foro Mundial del Agua.
"Si no enfrentamos este obstáculo, no lograremos aliviar la pobreza de los 2.000 millones de personas que viven con menos de dos dólares por día", agregó. (FIN/IPS/tra-en/bm/sm/aq/en-dv/00