/BOLETIN-AMBIENTE/ JAPON: Medidas contra emisión de gases invernadero

Japón busca reducir la emisión de gases que causan el efecto invernadero, según metas planteadas hace tres años en una conferencia patrocinada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

En diciembre de 1997 se realizó en la ciudad sudoccidental japonesa de Kioto la Tercera Conferencia de la ONU de Partes de la Convención sobre Cambio Climático, donde Japón asumió la meta de reducir sus emisiones de dióxido de carbono, entre 2008 y 2012, a seis por ciento menos del nivel de 1990.

Desde entonces no se aplicó una política clara para la reducción de esas emisiones, a las cuales se considera responsables del recalentamiento global, pero el gobernador metropolitano de Tokio, Shintaro Ishihara, acaba de lanzar una controvertida campaña para reducir la contaminación atmosférica.

La iniciativa obliga a instalar costosos dispositivos para reducir la emisión de gases de los vehículos de transporte de pasajeros con motor diesel, y afecta sólo a la capital, pero muchos piensan que se extenderá al resto del país.

Mientras tanto, aumenta el debate sobre un impuesto ambiental que pagarán quienes contaminen.

Ese "impuesto verde" es apoyado por el Ministerio de Transporte, deseoso de promover el uso de autos con uso eficiente del combustible mediante la reducción de impuestos a esos vehículos y el aumento a los que emiten importantes cantidades de gases nocivos.

En un informe del Ministerio se indicó que la medida es crucial para lograr que disminuyan la emisión de dióxido de carbono. Se espera que la aprobación del impuesto conduzca a una reducción de 75.000 toneladas para el 2010.

El dióxido de carbono es uno de los gases que causan efecto invernadero (retención de calor en la atmósfera) más abundantes en el mundo, junto con los clorofluorocarbonos y el metano.

Expertos consideran que el aumento en la emisión de esos gases es responsable del recalentamiento y de la alteración de vientos y lluvias en el planeta.

Estadísticas oficiales mostraron que en Japón la industria causa 40 por ciento de emisiones de dióxido de carbono, el transporte público 21 por ciento y los hogares más de 12 por ciento.

Se estima que los automóviles emiten 185 millones de toneladas anuales de dióxido de carbono, 15 por ciento del total.

El "impuesto verde" es resistido por la industria automotriz, la cual arguye que perjudicará las ventas del sector y, por lo tanto, la economía del país.

Sin embargo, el gobierno parece decidido a seguir adelante. El presidente de la Comisión Impositiva, Hiroshi Kato, dijo que las autoridades desean cumplir las metas fijadas en Kioto y han comenzado a dar "pasos concretos" para que el impuesto entre en vigencia en 2002.

Los ambientalistas opinan que la medida sólo será plenamente eficaz cuando signifique un aumento general de impuestos a todas las fuentes de contaminación, incluyendo a todos los vehículos, fábricas, compañías y hogares que no emplean combustible en forma eficiente, y no sólo a los vehículos de transporte de pasajeros.

Las emisiones japonesas totales de gases invernadero en 1996 fueron 8,9 por ciento mayores que las de 1990, pero la Agencia Ambiental estimó que en 1997 las emisiones de dióxido de carbono disminuyeron por primera vez en cuatro años, con una reducción de 0,4 por ciento.

Algunos ambientalistas piensan que la repentina premura del gobierno por el "impuesto verde" se relaciona con la necesidad de tener algo que mostrar en una nueva conferencia sobre recalentamiento global en noviembre, durante la cual se discutirá el avance logrado hacia las metas de Kioto.

Los activistas celebraron la iniciativa, que pondrá límites a muchas actividades que contribuyen al recalentamiento global, pero estiman que Tokio deberá hacer mucho más para alcanzar a tiempo los objetivos de Kioto.

"La gran preocupación es con qué rapidez será posible aplicar el impuesto", comentó Yuri Onodera, de la filial japonesa de la organización no gubernaental ambientalista Amigos de la Tierra.

Tomonori Matsuo, un profesor de la Universidad de Tokio y autor de un informe sobre la necesidad de varias leyes para el uso eficiente de combustibles, opinó que "el impuesto será sólo un paso hacia la reducción del recalentamiento global".

Esa medida "no puede actuar por sí misma, aunque sea un gran avance. El mayor problema es el factor económico, porque el impuesto reducirá los ingresos de las compañías".

Naoyuki Hata, de la organización de base Kiko Network, opinó que "el gobierno también debe reducir los enormes subsidios otorgados a la industria de la gasolina, que es la causa principal del recalentamiento terrestre".

El poderoso Ministerio de Comercio Internacional e Industria ha decidido lanzar un proyecto de dos años para examinar la viabilidad del empleo en mayor escala de energía eólica, que comezará a desarrollarse en abril.

La energía eólica abastece en la actualidad 0,4 por ciento de las necesidades japonesas, y 10 por ciento de las de otras naciones industrializadas.

La energía nuclear brinda más de 40 por ciento de la electricidad en el país, pero accidentes en plantas generadoras han aumentando la oposición a su empleo, y los funcionarios analizan la conveniencia de usar fuentes alternativas. (FIN/IPS/tra-eng/sk/ccb/ral/ego/mp/en ip/00

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