/REPETICION CORREGIDA/ CUBA: Remesas del exterior ayudan a vivir en medio de la crisis

Los cubanos residentes en el exterior, calificados en el pasado de "gusanos" y "escoria", se convirtieron en la fuente principal de divisas para la población dentro del país y para las arcas del Estado.

Con montos que van de 500 millones a 900 millones de dólares anuales, dependiendo de la procedencia de los cálculos, expertos afirman que, en términos económicos, las remesas juegan un papel similar al comercio y la inversión extranjera.

Al mismo tiempo, son un medio de sobrevivencia para un número importante de habitantes de Cuba, que desde 1990 sufren los efectos de la peor crisis económica de los 41 años de gobierno de Fidel Castro.

"Ayudar a mi familia", aparece como uno de los principales motivos de las personas que deciden abandonar la isla en los últimos años. Mientras tanto, los que se quedan esperan de sus familiares mucho más que "recuerdos".

Para la mayoría, los emigrantes tienen el deber de contribuir a la economía familiar con el envío de ropa y medicamentos, pero sobre todo con las divisas que necesitan para comprar productos que se venden sólo en dólares.

"Estuve 12 años sin ver a mi hermano, sin hablar con él, sin recibir siquiera una carta y todo por causas políticas. Ahora, vivo gracias al dinerito que me manda todos los meses", dice Mariela Gómez, de 62 años.

Con una pensión de 110 pesos (el dólar se cotiza en Cuba a 22 pesos en casas de cambio), Gómez se beneficia de los servicios de salud gratuitos y de los precios subsidiados de algunos alimentos, pero necesita dólares para comprar leche, aceite o detergente.

Con un salario medio mensual de unos 220 pesos, la población de la isla necesita adquirir un grupo de productos que se venden en la red estatal de tiendas de "recaudación de divisa".

Parecen lejanos los años 60 y 70, cuando mantener correspondencia con un familiar en el exterior era síntoma de "diversionismo ideológico". Ahora, las encuentas demuestran que las familias cubanas mantienen fuertes vínculos independientemente de donde vivan sus miembros.

A fines de 1997, entre 1,4 y 1,5 millones de cubanos, incluidos los descendientes de emigrantes, vivían fuera de la isla, según cálculos especializados. Del total, 1,2 millones residían en Estados Unidos.

Una encuesta realizada en La Habana en 1995 reveló que el 60 por ciento de los entrevistados poseía familiares en el exterior. Del total de personas que tenían emigrados en la familia, la mayoría mantenía relaciones frecuentes con ellos.

Fuentes oficiales indican que el acceso al dólar pasó de 40 por ciento de la población a mediados de la década de 90 a 62 por ciento durante el año pasado, pero en la mayoría de los casos se manejan sólo pequeñas cantidades.

La población, de 11,1 millones de habitantes, accede a la divisa estadounidense a través de estímulos que concede el gobierno en determinados sectores de la economía, servicios privados a turistas y las remesas del exterior.

Las transferencias de dinero adquieren características especiales en Cuba donde la extrema politización mantuvo divididas a familias enteras durante casi 20 años.

La situación empezó a cambiar en 1978, a raíz de un diálogo entre miembros del gobierno y un grupo de emigrados. Sin embrago, el giro radical en la manera de asumir el fenómeno migratorio sólo se produjo en la década del 90.

Si hasta entonces el deseo de emigrar era siempre visto como una disidencia política, desde ese momento autoridades y expertos comenzaron a hablar de causas económicas y búsqueda de mejores condiciones de vida.

Las remesas tienen "un protagonismo económico y social sin paralelos en la historia reciente" de Cuba, asegura Pedro Monreal, experto del Centro de Estudios de la Economía Internacional de la Universidad de La Habana.

En su trabajo "Migraciones y Remesas Familiares: 20 hipótesis sobre el caso de Cuba", Monreal afirma que las remesas se han convertido en líder de los aportes netos de divisas.

"La tasa de crecimiento promedio anual de las transferencias corrientes durante el período 1992-1996 fue de 242 por ciento, más de 10 veces superior al ritmo de crecimiento del turismo en aquel período", asegura.

Fuentes oficiales consideran al turismo como el sector más dinámico de la economía cubana, con un ritmo de crecimiento cercano a 20 por ciento anual.

A partir de la conservadora cifra de 500 millones de dólares al año, Monreal afirma que en 1998 los aportes netos en divisas por concepto de remesas se igualaron al 35 por ciento de las exportaciones cubanas.

El economista, autor de estudios sobre las reformas económicas en Cuba, considera que el dinero que envían los emigrados a sus familiares es "un factor decisivo en la atenuación del empobrecimiento" de amplios sectores de la población.

Sin embargo, advierte que la forma como estas transferencias privadas se han articulado en la economía cubana contribuye a "la estratificación del consumo, la segmentación de los mercados y la exclusión social".

Estudios de instituciones académicas indican que los emigrantes de la década del 90 son los que asumen con mayor rigor el compromiso de ayudar a sus familiares en la isla.

Al mismo tiempo, se estima que la población negra y mestiza, algo más del 30 por ciento de los cubanos, es la menos beneficiada con las remesas, por cuanto la comunidad emigrada cubana es mayoritariamente blanca. (FIN/IPS/da/ag/ip if/00

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