La Organización de las Naciones Unidas (ONU) enviará una fuerza de 5.500 soldados a la República Democrática de Congo (RDC, ex Zaire), pero muchos temen que ese contingente no baste para asegurar el cese del fuego.
El Consejo de Seguridad votó por unanimidad el jueves aumentar la presencia de la ONU en la RDC, reducida hasta el momento a 500 oficiales de enlace. La misión de esa fuerza será ayudar a las partes en conflicto a cumplir la tregua y comenzar el desarme de los combatientes.
Los 'cascos azules' no tendrán el cometido de proteger a los civiles, puntualizaron diplomáticos y funcionarios de la ONU.
El embajador de Namibia en la ONU, Martin Andjaba, advirtió que el contingente militar previsto será "insuficiente" para cumplir con su mandato, y el representante de Canadá, Robert Fowler, señaló que el Consejo "podría haberlo hecho mejor".
Fowler destacó que los recursos votados no garantizan los objetivos de la misión.
Las decisiones del Consejo de Seguridad deberían orientarse a aliviar el sufrimiento humano, pero "otros factores, como la reducción de costos y realidades políticas externas, también influyeron" en este caso, agregó.
La fuerza de la ONU, que quizá no esté totalmente instalada en la RDC hasta dentro de cinco meses, deberá supervisar el cese del fuego y separar a las partes en conflicto, facilitar la distribución de la asistencia humanitaria y vigilar el respeto de los derechos humanos.
Estará compuesta de cuatro batallones y será asignada a sitios "estáticos", lo que significa que las tropas "no patrullarán todo el país", explicó un alto funcionario de la ONU.
Un fuerza relativamente reducida como la que se ha previsto, con mandato limitado, no puede garantizar la seguridad de la población de la RDC. Su despliegue depende en buena medida de la buena voluntad de los combatientes y grandes áreas quedarán fuera de su jurisdicción.
La cantidad de ejércitos involucrados en el conflicto de la RDC indujo a la secretaria de Estado de Estados Unidos, Madeleine Albright, a calificarlo de "primera guerra mundial de Africa".
El gobierno de Laurent Kabila lucha en la región oriental contra rebeldes apoyados por tropas de Uganda y Ruanda y posiblemente también de Burundi. Angola, Namibia y Zimbabwe mantienen soldados en la RDC, en respaldo de Kabila.
Ruanda afirma que sus fuerzas en la RDC sólo intentan evitar que sus enemigos, los soldados y milicianos ruandeses responsables del genocidio de 1994, lancen un ataque contra su territorio desde la frontera.
El presidente de Zambia, Frederick Chiluba, logró en julio la firma en Lusaka de un acuerdo de paz entre los estados participantes en el conflicto de la RDC, que luego fue aceptado por los rebeldes. La misión de las fuerzas de la ONU consiste en apoyar ese pacto.
La tragedia de Ruanda y la de Bosnia-Herzegovina, donde fuerzas inadecuadas de la ONU no pudieron evitar la matanza de civiles, están frescas en la memoria de los embajadores que cuestionaron las limitaciones de la fuerza de mantenimiento de la paz destinada a la RDC.
"La principal tarea de esta misión debe ser vigilar la tregua y facilitar la implementación de las otras cláusulas del acuerdo de Lusaka", señaló a principios de este mes el secretario general de la ONU, Kofi Annan.
"Dado el gran tamaño del país y la compleja situación militar, la comunidad internacional debe entender que una fuerza de la ONU relativamente pequeña no estará en condiciones de proteger a la población civil", advirtió Annan.
Agregó que la protección de los civiles de la RDC exigiría la movilización de unos 20 batallones de la ONU, y no sólo de cuatro, como se dispuso.
El subsecretario general de la ONU para operaciones de mantenimiento de la paz, Bernard Miyet, viajará en breve a la RDC para discutir con todas las partes en conflicto. "Hay confusión acerca de los propósitos" de la fuerza internacional, dijo Annan.
Miyet conversará probablemente en primer lugar con Kabila. El presidente de la RDC señaló el miércoles que la fuerza de la ONU debe destinarse sólo a las zonas controladas por los rebeldes y por las tropas extranjeras y abstenerse de ingresar en las áreas que retiene el ejército gubernamental.
Pero el plan de la ONU es destinar dos batallones a las áreas de los insurgentes y los otros dos al territorio dominado por el gobierno.
El representante de la RDC en la ONU, Andre Mwamba Kapanga, interpretó el objetivo de la misión como una tentativa de defender la soberanía de su país. Kapanga calificó el conflicto de "guerra de agresión", sin mencionar el compromiso adquirido por su país en Lusaka.
De las declaraciones realizadas surgió con claridad la preocupación del Consejo de Seguridad acerca del cumplimiento del pacto de paz. Casi todos los delegados se refirieron al párrafo de la resolución que exige a las partes en la RDC "proporcionar garantías firmes para la seguridad y libertad de movimiento de la ONU y de su personal".
El embajador de Estados Unidos, Richard Holbrooke, indicó que la implmentación de los acuerdos de Lusaka "es esencial".
Y el representante británico Stewart Eldon dijo que la la tarea de las tropas de la ONU sólo será eficaz "si paralelamente se implementan los acuerdos de Lusaka. La situación en la RDC no parece promisoria". (FIN/IPS/tra-en/jw/ks/aq-ff/ip/00