PERU: Ashaninkas quieren modernidad sin perder identidad

El cacique Santiago Contiricon recibió con emoción el retorno a la comunidad selvática ashaninka en Puerto Ocopa, Perú, de su sobrino Benito, uno de los 38 integrantes de la primera promoción de maestros que dictarán clases en su propio idioma.

En Puerto Ocopa hay una escuela primaria y secundaria hace varios años, pero ninguno de los profesores es ashaninka. Proceden de otras regiones del país y aprendieron la lengua nativa, aunque tienden a enseñar en castellano.

Se prevé que Benito Contiricon sustituya en las próximas semanas a algunos de los profesores supuestamente bilingües, y que más adelante, tal vez en 2001, se haga cargo de la dirección de la escuela comunitaria.

Aunque varios de los integrantes de la comunidad tienen escopetas, algunos todavía usan arco y flecha para cazar en el bosque, todos cultivan pequeñas parcelas y muchos aspiran a comprarse un "pequepeque" (motor fuera de borda) para sus canoas.

"Queremos asimilarnos a la economía del país y lograr un desarrollo que garantice el bienestar de nuestro pueblo, pero no dejar de ser ashaninkas. Eso le ha sucedido a otras nacionalidades nativas", comentó Santiago Contiricon.

En las selvas peruanas viven unos 300.000 nativos, agrupados en 1.450 comunidades que corresponden a 65 grupos étnicos pertenecientes a 12 familias lingüísticas.

En los últimos 50 años, 11 grupos étnicos han desaparecido y otros 18 están declarados oficialmente en riesgo de extinción, pues fueron diezmados por enfermedades o sufrieron el éxodo masivo a las ciudades de la costa o la sierra.

Los ashaninkas son alrededor de 80.000. Viven en pequeñas aldeas a la orilla de los ríos de la selva central peruana. La mayoría ha superado la etapa de caza, pesca y recolección de frutos para sembrar en pequeñas parcelas, cuyas cosechas venden en las ciudades río abajo.

La selva central sufrió en la primera mitad del siglo XX la salvaje colonización de los caucheros, luego la de los madereros y, en los últimos 50 años, la intrusión masiva de colonos procedentes de la sierra.

En las dos últimas décadas del siglo XX, llegaron las bandas de narcotraficantes, que trataron de obligar a los ashaninkas a sembrar coca por la fuerza.

Los nativos sufrieron la última calamidad a manos del partido maoísta Sendero Luminoso, que los convirtió en cautivos y los obligó a cultivar alimentos para los guerrilleros.

Algunos de los ashaninkas enrolados por Sendero Luminoso fueron apresados, pero las autoridades dieron a la mayoría trato de "cautivos liberados" y les prometieron ayuda. Por esta razón, los dirigentes ashaninkas negociaran con el gobierno de Alberto Fujimori modalidades de ayuda.

Los líderes comunitarios obtuvieron respaldo oficial para suscribir convenios de cooperación y capacitación técnica con universidades, institutos católicos y organizaciones no gubernamentales nacionales e internacionales para recibir cursos de capacitación en nutrición, panadería, zapatería y mecánica.

También reciben ayuda para perfeccionar y sistematizar algunos de sus conocimientos técnicos, en cerámica y textiles, por ejemplo, con la intención de mejorar la productividad pero respetando los diseños originales.

En Huancayo, ciudad comercial de la sierra central peruana, un grupo de mujeres ashaninkas inauguró una exposición de artesanías, como utensilios domésticos elaborados con madera, artículos de cerámica utilitaria y de adorno, y textiles teñidos con colores obtenidos de semillas silvestres.

Pero no todos los ashaninka se conforman con un motor para sus canoas, o, si es posible, una motocicleta para recorrer las carreteras de la selva. Una de las comunidades ashaninkas se propone tener un sitio propio en la red informática mundial Internet.

La comunidad de Marankiari Bajo, en la orilla del río Perené, firmó un convenio con la Red Cientifica Peruana (RCP), principal servidor de Internet en Perú, para que adiestre a 14 jóvenes de ambos sexos con educación secundaria en el manejo del lenguaje de la red.

"Hay ashaninkas que se han convertido en profesionales y técnicos, pero no trabajan en el seno de nuestras comunidades. A través de Internet tal vez podríamos integrarlos", comentó Mino Eusebio, líder de la comunidad Marankiari Bajo.

"No solo deberían aprender a manejar computadoras. También quisiéramos que supieran ensamblarlas. Queremos tener una página propia en Internet para mostrar nuestra cultura al mundo e intercambiar experiencias con otros pueblos indígenas del mundo", añadió Eusebio.

"Somos 240 familias, 1.027 personas, vivimos en la margen derecha del rio Perené, el clima es tropical húmedo lluvioso, la temperatura entre 19 y 38 grados centígrados de calor, altitud 950 metros sobre el nivel del mar, a siete horas por carretera desde Lima", dice el primer mensaje por e-mail enviado por esta comunidad ashaninka.

"La RCP nos brindo apoyo solidario mutuo y nos otorgó un espacio para las comunicaciones alternativas entre pueblos indígenas via internet y nuestro correo electrónico es el siguiente: ashaninkaamauta.rcp.net.pe", indica. (FIN/IPS/al/mj/pr/00

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