El gobierno de Cuba insistió hoy en la inocencia de uno de sus funcionarios diplomáticos en Estados Unidos, envuelto en un caso de espionaje que aumenta las dificultades de la disputa legal por la custodia del niño náufrago Elián González.
Este sábado se vence el plazo de siete días para que abandone Estados Unidos el vicecónsul cubano José Imperatori, acusado de "actividades incompatibles con sus funciones".
Imperatori se habría vinculado con Mariano Faget, ex alto funcionario del Servicio de Inmigración y Naturalización (INS) arrestado bajo cargos de espiar para La Habana.
"Aún es tiempo de rectificar", dice, en un editorial, el diario Granma, órgano oficial del gobernante Partido Comunista, que insta al gobierno de Fidel Castro a declarar que Imperatori "es inocente de la imputación de espionaje que recorrió el mundo" y decir "la verdad" al pueblo estadounidense.
El caso involucraría también a Luis Molina, quien precedió a Imperatori en el cargo y está "dispuesto" a viajar a Estados Unidos "sin inmunidad ni garantía alguna" para testimoniar en el proceso abierto contra Faget ante la corte federal del estado de Florida.
A Imperatori se le debe brindar "un tiempo decoroso, y entonces le solicitaremos que regrese a Cuba", afirma Granma, en el segundo editorial que dedica al asunto esta semana.
Pero la secretaria de Estado (canciller) estadounidense, Madeleine Albright, sostuvo La Habana debe retirar a su funcionario de la Oficina de Intereses de Cuba en Washington o "asumir las consecuencias" y el vicecónsul "perderá todas sus inmunidades y privilegios".
"Mientras más profundizamos en la indagación y la búsqueda de datos, más se demuestra que, lejos de ser espía o traidor como lo han calificado, Faget era absolutamente fiel a los intereses de Estados Unidos", asegura Granma.
Aunque admite los encuentros "en lugares públicos" de Faget con diplomáticos cubanos, el gobierno de Castro considera que no hay ni puede haber pruebas que sustenten la acusación de que el ex empleado del INS "era un espía cubano".
Así mismo, insistió en que "lo ocurrido fue producto de una conspiración urdida por la mafia terrorista cubano-americana", términos con que se refiere habitualmente a los sectores del exilio de la isla en Miami adversos a Castro.
En ese sentido, liberó de culpas a Albright, las más altas instancias del INS y del Departamento de Justicia y al propio presidente Bill Clinton.
"La conspiración de Miami está dirigida también contra ellos y contra el prestigio de Estados Unidos, que pagará un alto costo por esos estúpidos actos", comenta el editorial de Granma.
Aseguró, en cambio, que el complot contó con la cooperación de Héctor Pesquera, jefe de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) en Miami, y Paul Mallet, oficial a cargo del caso de Faget en esa institución policial estadounidense.
"Hicieron estallar la bomba" en la víspera de la audiencia judicial sobre Elián González, dice el periódico oficial, en referencia a la instancia que debió registrarse el pasado martes y fue postergada para marzo.
En la semana del 6 de marzo, el juez de distrito Michael Moore deberá decidir si su corte tiene competencia para oponerse a una decisión del INS, que en enero pasado determinó que el niño debía regresar a Cuba junto a su padre, Juan Miguel González, antes del día 14 de ese mes.
Familiares de Elián González en Miami, donde residen la mayoría de los inmigrantes cubanos en Estados Unidos, presentaron una demanda que impugna la decisión del INS e intenta obtener para el niño el carácter de asilado político.
Este viernes se cumplen tres meses del rescate de Elián González, de seis años, quien se hallaba en el mar luego de sobrevivir al naufragio de la embarcación en que su madre, Elizabeth Brotons (fallecida en el accidente), lo había sacado clandestinamente de la isla para emigrar a Estados Unidos.
Al niño "lo están destrozando psíquicamente" , advirtió Granma. Los nuevos acontecimientos golpean "especialmente la causa de un niño inocente que lleva ya tres meses secuestrado en Estados Unidos", agregó el periódico.
El caso de Elián González se convirtió prácticamente en "asunto de Estado" desde que su padre solicitó, dos días después del naufragio, el apoyo de la cancillería para las gestiones a favor del retorno de su hijo.
Mientras, una jueza de Miami concedía la custodia temporal del niño a su tío abuelo Lázaro González.
Sin dejar de señalar la "debilidad" del gobierno de Clinton, que no hizo cumplir a tiempo la determinación del INS, las autoridades han enfilados sus baterías principalmente hacia sus enemigos de la comunidad cubana y sectores de derecha del Congreso legislativo estadounidense.
No obstante, el nuevo episodio de espionaje podría derivar en roces diplomáticos a nivel gubernamental que obstaculizarían aún más el regreso a la isla del niño náufrago, atrapado en el vórtice de un conflicto ideológico que dura ya cuatro décadas. (FIN/IPS/pg/mj/ip/00