/BOLETIN-DD HH/ DESARME: ONG realizan campaña por ratificación de pacto antiminas

Una coalición de organizaciones no gubernamentales (ONG) realiza una campaña para la ratificación del Tratado de Prohibición de Minas Terrestres cuando está por cumplirse un año de su entrada en vigor.

La principal actividad de la campaña consiste en el envío de cartas a los cancilleres y jefes de Estado de todos los países que firmaron el tratado pero no lo ratificaron, para exhortarlos a que lo hagan antes del primer aniversario, el 1 de marzo.

La coalición, encabezada por la Campaña Internacional para Prohibir las Minas de Tierra (ICBL), ganadora del premio Nobel de la Paz, también urgió a los activistas a "visitar las embajadas de esos estados en varias capitales" y "realizar marchas" en reclamo de la ratificación.

Dado su objetivo de obtener 100 ratificaciones, la coalición tiene motivos para sentirse optimista, porque ya hay 90, según el último recuento.

El tratado, que prohíbe el uso, la acumulación, producción y transferencia de minas antipersonales y exhorta a su destrucción, fue firmado inicialmente por 121 gobiernos en Ottawa, Canadá, en diciembre de 1997. Desde entonces, el número de signatarios aumentó a 136.

Mary Wareham, de la organización Human Rights Watch (HRW), con sede en Nueva York, expresó particular preocupación por el hecho de que "los países no signatarios del tratado poseen la mayor parte de las minas que hay en el mundo".

Los no signatarios tienen "entre 225 y 250 millones de minas antipersonales en reserva, mientras los signatarios sólo tienen entre 25 y 30 millones", reveló Wareham en un informe preparado para el libro Landmine Monitor (El observador de minas), de ICBL.

A estas cifras se suman entre 60 y 70 millones de minas enterradas sin explotar, al menos en 70 países, según estimaciones de HRW.

Las minas enterradas son responsables por la mutilación o muerte de unas 26.000 personas cada año, 9.000 de los cuales son niños y niñas.

Los niños de Afganistán, Camboya y Somalia se llevan la peor parte, afirmó ICBL.

"Los niños constituyen 25 por ciento de las personas tratadas por heridas de minas en unidades de la Cruz Roja en los conflictos de Afganistán y Camboya, y 75 por ciento en un hospital del norte de Somalia", señaló el grupo.

En Camboya hay siete millones de minas enterradas, más del doble del número de niños camboyanos, y en Angola, el número estimado de minas plantadas a lo largo de décadas de guerra civil se sitúa entre seis y 15 millones.

Los informes médicos a menudo describen las heridas como "incapacidad permanente". En la mayor parte de los casos, "pierden una o ambas piernas o brazos y sufren horribles heridas en el abdomen o los genitales".

La gran incidencia de heridas de minas entre los niños se debe a dos factores: las áreas donde fueron enterradas y las actividades propias de la infancia, explicó Cornelius Nyamboki, de la Coalición de Kenia contra las Minas.

En Africa, por ejemplo, los niños son estimulados a pastorear el ganado o a buscar leña y agua, y para ello deben pasar por "puentes, caminos, rutas y entradas a estancias sembrados de minas", señaló Nyamboki.

En el norte de Iraq, muchos niños son víctimas de su curiosidad natural. "Les gusta recoger y jugar con objetos desconocidos, y pueden confundir una mina con un juguete. Algunos usan minas como coches silla", explicó.

Estas tragedias constituyen una violación al derecho a la vida, al cuidado de la salud y a la protección, garantizados en la Convención sobre los Derechos de la Infancia, denunció el Comité Internacional de la Cruz Roja, con sede en Europa.

Las minas no sólo matan y hieren en forma indiscriminada, sino que también bloquean el acceso a alimentos y servicios médicos para los niños, lo que provoca desnutrición y los vuelve más susceptibles a enfermedades, advirtió la Cruz Roja.

Además, señaló, "los niños amputados necesitan un nuevo miembro artificial cada cinco o seis meses, pero la mayoría son afortunados si llegan a recibir solo uno y deben andar con muletas caseras. La atención psicológica es completamente inadecuada o inexistente".

Los gobiernos que se niegan a firmar o ratificar el tratado deben ser conscientes de la desdicha que ayudan a perpetuar, y por eso es necesario dar publicidad a los casos de niños mutilados, exhortó Nyamboki. (FIN/IPS/tra-en/mmm/ks/mlm/ip-hd/00

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