/BOLETIN-DD HH/ COMUNICACION: El racismo navega a toda vela por Internet

La comunidad internacional se apresta a celebrar la primera conferencia mundial contra el racismo, sin haber encontrado aún fórmulas para afrontar la difusión de invocaciones al odio racial por Internet que no alteren el libre acceso a ese medio ni amordacen la libertad de expresión.

Esa disyuntiva se debate desde hace por lo menos cinco años en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y en foros de la sociedad civil.

Eso ocurrió en el seminario realizado esta semana en Ginebra, en preparación de la Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia, que se realizará en Sudáfrica en 2001.

Por el momento, la discusión parece reducida a los países industrializados, que concentran una mayoría abrumadora de los usuarios de Internet.

El experto suizo David Rosenthal estimó que en septiembre de 1999 había 201 millones de personas en línea, de las cuales 112,4 millones residían en Canadá y Estados Unidos, 47,15 millones en Europa, 33,61 millones en la región de Asia y el Pacífico, 5,29 millones en América Latina, 1,72 millones en Africa y 880.000 en Medio Oriente.

En consecuencia, las principales divergencias surgen entre los países del Sur y del Norte y también con relación a Estados Unidos.

Los desacuerdos giran en torno a "las diferentes sensibilidades nacionales en cuanto a la naturaleza absoluta o relativa de la libertad de expresión", estimó el funcionario suizo Joel Sambuc.

Esas discrepancias han impedido un acuerdo mínimo en cuanto a algún control del contenido de Internet y de los procedimientos internacionales para ponerlo en práctica, interpretó Sambuc, vicepresidente de la Comisión Federal Suiza contra el Racismo.

La Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Mary Robinson, pidió a los expertos participantes del seminario que para la conferencia de Sudáfrica preparen un diagnóstico preciso que incluya las nuevas formas emergentes de racismo, xenofobia e intolerancia conexa.

Entre esos fenómenos, la funcionaria de la ONU citó las nuevas formas de tecnologías de las comunicaciones, como Internet, usadas para diseminar el odio racial, y la situación de los inmigrantes, acosados por formas crecientes de racismo y xenofobia.

El documento base presentado por la secretaría del seminario opinA que la utilización de medios técnicos como Internet debe ser objeto preferente de cooperación internacional.

Para combatir eficazmente el racismo más allá de las fronteras es necesaria una cooperación policial y judicial en el plano represivo, señaló.

Pero el funcionario suizo dijo que la represión de los delitos racistas en Internet choca contra serios obstáculos, fundados en razones técnicas y motivos de política jurídica propios de cada país.

Sambuc dio por comprobado que ante la existencia en Estados Unidos de sitios Web que exaltan el odio y la supremacía racial, la acción punitiva de otras naciones resulta bloqueada debido a la concepción de la libertad de opinión fundada en la Primera Enmienda de la Constitución estadounidense.

Esa norma constitucional, que regula en general la protección de los derechos de los ciudadanos estadounidenses, habilita a ese país a tolerar los sitios web racistas que difunden su ideología por el resto del mundo, interpretó Sambuc.

Ante los desafíos que se le presentan a Internet, el funcionario se declaró partidario de "realizar una nueva lectura" de las convenciones internacionales que garantizan la promoción y la defensa de los derechos humanos.

En contraste, las organizaciones no gubernamentales rechazan en su mayoría cualquier idea de ingerencia en Internet, ante el temor de soportar la censura de regímenes antideomocráticos y la posibilidad de verse privadas de una herramienta valiosa para la educación de los derechos humanos.

Una alternativa que se debatió también en otros foros sobre el contenido de Internet propone la introducción de sistemas de censura o de autorregulación.

Rosenthal coincidió con la advertencia de que todo sistema de filtrado y de limitación de la libertad de expresión entraña un riesgo inevitable de que se lo utilice de manera inconstitucional o incluso sea objeto de abusos.

Con el pretexto de combatir el discurso racista, los regímenes autoritarios pueden tratar de prohibir otros contenidos que consideren perturbadores, dijo.

La autorregulación, que encuentra sostenedores entre ideólogos neoliberales, "tampoco es una solución porque lo único que hace es transferir la adopción de decisiones delicadas a la industria".

Los planes de autorregulación, tanto estatal como privada, "no proporcionan salvaguardias contra el abuso de poder".

Una propuesta lanzada por Rosenthal en el seminario alude a la limitación del acceso al discurso racista para los usuarios radicados fuera de Estados Unidos mediante el uso de sistemas criptográficos.

En algunos estados europeos, las loterías en línea utilizan las técnicas de la criptografía para impedir que usuarios de otras naciones efectúen apuestas, en violación de las leyes de sus países de residencia.

El método sugerido por el experto suizo reduciría la difusión de la propaganda racista a los ciudadanos estadounuidenses con libre acceso a los sitios web. (FIN/IPS/pc/mj/hd/00

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