La celebración de los 500 años de la llegada de los portugueses a Brasil, el 22 de abril, tendrá para los indígenas un carácter opuesto al de las fiestas oficiales.
"Nada tenemos que conmemorar, mucho menos el 'descubrimiento' que condujo a la masacre de unos 700 pueblos y redujo una población de cinco o seis millones en 1500 a poco más de 300.000 hoy", cuestionó Marcos Terena, una especie de "embajador" de la causa indígena.
Además, la fecha no representa ninguna referencia para los pueblos autóctonos, "cuya medida del tiempo es totalmente distinta", señaló Terena, Coordinador de Derechos Indígenas de la Fundación Nacional del Indígena (Funai), organismo gubernamental de asistencia.
Los antepasados de la mayoría de los 200 grupos sobrevivientes solo tuvieron el primer contacto con los blancos en los 200 últimos años y en épocas distintas, lo cual invalida más aún la simbología del aniversario, explicó Terena, apellido que coincide con el nombre del pueblo del que es uno de los líderes.
Los 62 actos del programa oficial de conmemoraciones, para agravar la discrepancia, se atienen al concepto de "descubrimiento", y no de "encuentro de dos mundos" adoptado por los hispanoamericanos en la celebración en 1992 de los 500 años del arribo de Cristóbal Colón a América.
La Funai, aunque es parte del gobierno, no participará en los festejos, manteniéndose al lado de los indígenas, anunció Carlos Frederico Marés, presidente del organismo desde noviembre.
Ese debería ser un momento más de reflexión sobre el casi exterminio cometido en estos 500 años y no de fiesta, dijo Marés, jurista que escribió un libro sobre el conflicto entre el derecho "civilizado" y las culturas indígenas basadas en la propiedad colectiva.
Pero la fecha no pasará sin manifestaciones de la resistencia indígena. Una conferencia prevista para 2.000 representantes de todo el país tendrá lugar del 18 al 22 de abril en Santa Cruz de Cabralia, cerca del lugar donde desembarcaron los primeros portugueses en el 1500.
Organizada por el Consejo de Articulación de los Pueblos y Organizaciones Indígenas de Brasil (Capoib), su objetivo es discutir planes para afirmar los derechos de las poblaciones autóctonas, y también de los negros y pobres del país, explicó el dirigente José Adalberto Silva.
El Capoib quiere la aprobación del Estatuto de los Indígenas y de la Convención 169 de la Organización Internacional del Trabajo que les asegura derechos individuales y colectivos, además de la demarcación de sus territorios, en especial el de los pataxós que viven en los alrededores de Cabralia.
Son reclamos que el movimiento indígena busca obtener del parlamento y del gobierno de Fernando Henrique Cardoso antes del 22 de abril, aprovechando el momento, señaló Silva, un líder macuxi, del norteño estado de Roraima. Para eso habrá una manifestación en Brasilia el 13 de abril.
En la Conferencia de Cabralia "pretendemos aprobar propuestas concretas al gobierno, como el fortalecimiento de la Funai, financiamiento agrícola y asignación directa a las comunidades indígenas de recursos para salud y educación", adelantó Silva, quien también es miembro del Comité de Preparación.
En la manifestación a realizarse al finalizar la reunión, el 22 de abril, sus organizadores esperan reunir a unas 100.000 personas, contando con la convocatoria de sindicalistas, del Movimiento de los Sin Tierra y de organizaciones sociales y étnicas, como la de los negros, muy numerosos en el estado de Bahía.
El acto representará una presión sobre las autoridades, encabezadas por los presidentes Cardoso, de Brasil, y Jorge Sampaio, de Portugal, que participarán el mismo día en las conmemoraciones oficiales del "descubrimiento" en un lugar cercano.
La tensión se agrava porque los pataxós intensificaron sus luchas por recuperar las tierras ocupadas por hacendados. En los últimos meses el conflicto provocó la muerte de dos policías, agresiones mutuas y la prisión de un líder indígena.
En una playa de Cabralia, un culto con 500 sacerdotes católicos de países de habla portuguesa recordará, en la misma fecha, la primera misa en Brasil, celebrada el 26 de abril de 1500. La Iglesia Católica pretende en la ocasión pedir perdón a los indígenas por los males que les provocó.
"No aceptaremos", dijo Silva a IPS. "Queremos apoyo concreto a nuestros proyectos de desarrollo", como financiación, técnicos agrícolas, abogados y capacitación, afirmó.
El Capoib esperó "hasta fines del año pasado" una invitación del gobierno para formar parte de la Comisión que organiza las conmemoraciones de los "500 años", señaló Silva.
Ante la exclusión, pasó a organizar la Conferencia Indígena y otras manifestaciones por todo el país, bajo la consigna "otros 500 años".
Historiadores, como José Murilo de Carvalho, se acercan a la visión indígena, señalando que hay poco que conmemorar y mucho a lamentar en esos 500 años, en especial la implantación de las desigualdades sociales que identifican el país ante el mundo. (FIN/IPS/mo/dm/hd ip/00