Venezuela se prepara, dos meses después de la peor catástrofe natural en su historia, para afrontar el desafío de la rehabilitación y la reconstrucción, que incluye una gira en busca de ayuda internacional comandada por el presidente Hugo Chávez.
Lluvias extraordinarias causaron en diciembre inundaciones y avalanchas que alteraron la historia de este país, provocando gravísimos destrozos a la infraestructura y un número de víctimas que aún no ha sido precisado y que podría oscilar en 10.000 y 30.000.
"Este latigazo de la naturaleza no se borrará nunca", comentó Chávez pocos días después de que se desencadenara la furia de la naturaleza, dejando a su paso casas arrasadas, edificios enterrados en el lodo y legiones de sobrevivientes tratando de escapar a la lluvia y la muerte.
Chávez parte este fin de semana a Madrid para participar este lunes en una reunión con representantes de la comunidad financiera y de cooperación internacional destinada a informar las necesidades de recursos que tiene Venezuela, enfrentada con el desafío de superar el trauma de la tragedia.
En la reunión, organizado con apoyo del gobierno español y del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), se divulgarán evaluaciones, perfiles de proyectos y estrategias relacionadas con los procesos de rehabilitación y la reconstrucción, que podría demorar varios años.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) presentará 57 proyectos, que requieren una inversión de 35 millones de dólares pero sólo para la primera etapa de rehabilitación, en la que hacen falta acciones de corto plazo para atender "una etapa intermedia entre la emergencia y la reconstrucción".
Se estima que serán necesarios miles de millones de dólares para abordar la reconstrucción de arterias viales, infraestructura de servicios y de recuperación de viviendas.
La tragedia natural se desencadenó sobre Venezuela en la madrugada del 16 de diciembre, cuando las precipitaciones extraordinarias atribuidas al fenómeno climatológico de La Niña desbordaron represas y transformaron apacibles riachuelos en mortales torrentes.
La peor parte del desastre cayó sobre el estado de Vargas, en la costa central de Venezuela, 40 kilómetros al norte de Caracas, donde los aluviones alteraron la geografía, arrasaron con numerosas edificaciones y dejaron a más de 100.000 personas sin casa.
Carlos Genatios, autoridad única de Vargas, dijo que en la zona hubo 5.340 viviendas destruidas y 2.667 afectadas. El encargado de coordinar la reconstrucción en el área calculó las pérdidas en 1.700 millones de dólares.
El desastre natural se ensañó con quienes habitaban zonas de alto riesgo, como inestables laderas ocupadas por barriadas marginales, o territorios pertenecientes a los cauces originarios de los ríos ocupados por urbanizaciones de clase media en la costa.
Los expertos de agencias de la ONU han advertido que todos los esfuerzos de reparación de la tragedia deberán concentrarse en los esfuerzos de mitigación y prevención, para evitar que esta tragedia se repita en el futuro, en especial si se considera que habían antecedentes históricos de inundaciones similares.
Evaluaciones de la tragedia venezolana detectaron testimonios de episodios similares de lluvias extraordinarias en el pasado. Las consecuencias también fueron graves entonces, debido a la existencia de condiciones geotécnicas que facilitan los aludes desde la cadena montañosa que divide a Vargas de Caracas.
También se ha destacado la necesidad de abordar la reparación del "tejido social". Chávez acusó al desorden territorial y a los asentamientos ilegales de la gravedad de la catástrofe, y se propuso estimular el asentamiento de damnificados en el deshabitado sur del país.
Mientras, las autoridades se han visto obligadas a manejar el difícil problema de las personas que lo perdieron todo. Varios miles siguen alojados en refugios, y muchos de ellos se niegan a ser trasladados lejos de la capital.
Por otra parte, las autoridades han afrontado problemas para desalojar a quienes continúan viviendo en zonas de riesgo. "La emergencia no ha terminado", alertó este miércoles el director de la Defensa Civil, Angel Vargas.
Pero, además, 60 días después de la catástrofe las autoridades aún tienen como asignatura pendiente la entrega de información sobre las víctimas y los desaparecidos de esta tragedia.
Desde hace dos meses hay personas que buscan incansablemente a sus familiares desaparecidos mostrando fotos e informando de teléfonos de contacto. (FIN/IPS/lc/mj/en dv/00