/BOLETIN-AMBIENTE/ SALUD: Científicos vinculan brote de diarrea con El Niño

Investigadores de salud pública de Perú y Estados Unidos vincularon brotes de diarrea ocurridos en América Latina con el fenómeno de El Niño, que calienta las regiones ecuatoriales del océano Pacífico cada dos a siete años.

Durante la temporada de El Niño 1997-1998, la incidencia de enfermedades diarreicas aumentó 200 por ciento, afirmaron investigadores del Instituto Nacional de Salud de Lima, Perú, y de la Facultad de Salud Pública John Hopkins, de Baltimore, Estados Unidos.

Lo que ocurrió durante los meses normalmente fríos de Perú, de mayo a noviembre, ilustra esta tendencia.

"Hubo un notable incremento en las admisiones hospitalarias por enfermedades diarreicas", señalaron los investigadores tras examinar los registros de más de 57.000 niños que recibieron tratamiento médico entre 1993 y 1998.

El clima cálido aumenta la exposición a los organismos patógenos y prolonga el tiempo de vida de bacterias como la esterichia coli en alimentos contaminados, explicaron los científicos.

Además, dijeron, "El Niño puede estar asociado a patrones de conducta más comunes durante el verano, como la mayor demanda de agua y prácticas de higiene poco rigurosas, que promueven el contagio de la diarrea".

El estudio, publicado este mes en la revista médica británica The Lancet, sostiene que el número de víctimas aumenta más de ocho por ciento por cada grado centígrado.

Por lo tanto, "cada grado que aumenta la temperatura ambiente debido al recalentamiento del planeta puede aumentar en millones los casos de diarrea en todo el mundo".

El Niño también fue vinculado con una mayor incidencia de otras enfermedades estacionales, como la malaria, el cólera y el dengue, pero su impacto sobre la diarrea no había sido bien estudiado antes.

Actualmente, casi 1.000 millones de personas sufren cada año enfermedades relacionadas con la diarrea, tanto en regiones rurales como urbanas, y el número anual de víctimas fatales supera los tres millones.

Los niños de los países en desarrollo son los más afectados, en particular los más pequeños, señalan los estudios de salud pública. Sólo el año pasado, 1,8 millones de niños menores de cinco años murieron de diarreas vinculadas con el consumo de agua no potable.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), hasta 90 por ciento de estas muertes podrían prevenirse. Lo que se precisa es tomar las medidas adecuadas cuando un niño presenta diarrea, que agota los fluidos y nutrientes esenciales para el organismo.

La OMS recomienda la rehidratación oral, la alimentación durante y después del episodio de diarrea y el uso de antibióticos en caso de disentería.

Investigadores de la OMS y la Universidad John Hopkins anunciaron el pasado diciembre una nueva medida para impedir que los niños sucumban a la diarrea: suplementos de cinc.

El agregado de ese mineral a la dieta infantil durante dos semanas en India, Papúa-Nueva Guinea, Perú, Vietnam, Guatemala, Jamaica, Bangladesh y Pakistán redujo significativamente el impacto de la diarrea.

"Los suplementos de cinc, junto con una hidratación y alimentación adecuada durante una diarrea aguda y persistente redujo la duración de la enfermedad hasta el 29 por ciento, así como la severidad del episodio y el riesgo de falla del tratamiento o muerte", destacaron los investigadores.

Agregaron que el efecto del uso de estos suplementos para el alivio de la diarrea se compara con el del amamantamiento.

Para salvar a los niños de esta enfermedad curable se precisa también un mayor compromiso de los gobiernos de los países en desarrollo y su reconocimiento de la imoprtancia de "intervenciones simples de salud pública", exhortó la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

La campaña "Niños saludables: Objetivo 2002" de la OPS aspira a destacar la importancia de tales intervenciones mediante el entrenamiento de trabajadores de la salud de toda América.

Actualmente, casi tres de cada cuatro niños llevados a un servicio de salud en América Latina "padecen enfermedades que pueden ser tratadas, como infección respiratoria aguda, diarrea, desnutrición, malaria y sarampión", dijo Yehuda Benguigui, un médico de la OPS.

Además, señala un informe del organismo, el alto número de niños que mueren de diarrea podría disminuirse notablemente si los gobiernos de la región detuvieran el flujo de agua contaminada.

"La falta de agua potable constituye un problema crítico en todos los países de América Latina y el Caribe. Menos de 10 por ciento del agua residual recibe tratamiento, y con frecuencia ese tratamiento es inadecuado", observa el informe.

Los gobiernos deben asegurarse de que la población reciba un suministro adecuado de agua tratada para beber, bañarse, lavar ropa y utensilios de cocina, exhortaron los investigadores.

"Esto significa entre 20 y 40 litros de agua por persona y por día", agregaron. (FIN/IPS/tra-en/mmm/ks/mlm/he-en/00

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