Músicos, intelectuales y seguidores de los Van Van recibieron en Cuba como un acto de justicia la entrega en Estados Unidos del Premio Grammy a esa orquesta cubana por la mejor interpretación de música salsa.
Desde que se conoció que los 10.000 miembros de la Academia de Artes y Ciencias de la Grabación en Estados Unidos habían decidido entregar uno de los premios Grammy a los Van Van, las frases de aprobación se repiten en el país caribeño.
Sin embargo, para Juan Formell, el líder del grupo, el premio fue una sorpresa que lo encontró en su casa de La Habana la noche del miércoles 23, donde se encontraba convaleciente de una gripe.
"No esperaba la nominación y mucho menos el premio. La competencia era muy dura", declaró a la prensa el autor de "Sandunguera" y "No es fácil", pero reconoció que el disco galardonado destaca por la variedad de géneros y la grabación impecable.
Esta "es la primera vez que se premia con un Grammy la música popular cubana surgida después del triunfo de la Revolución" en 1959, dijo Formell, quien reconoció "estar muy emocionado", sobre todo porque el disco galardonado apenas tuvo difusión.
Los premios Grammy han reconocido con anterioridad la obra del jazzista cubano Chucho Valdés y el proyecto Buena Vista Social Club que reunió a un grupo de veteranos músicos de la isla.
El disco "Llegó Van Van", distribuido hasta ahora sólo en Estados Unidos, logró desplazar a rivales como el venezolano Oscar D'León, con su disco "La fórmula original".
Además de los Van Van, los cubanos Ibrahim Ferrer, Eliades Ochoa, Chucho Valdés y algunos de los miembros del proyecto Caravana cubana se encontraban entre los nominados al premio.
Formell, quien nació en 1942 en Cayo Hueso, uno de los barrios más pobres de La Habana, comenzó su carrera musical en septetos que animaban las calles de la capital cubana a cambio de lo que el público pudiera pagar.
La aparición de los Van Van en 1970 abrió el camino para la consolidación de un trabajo de experimentación que Formell había comenzado tres años antes como integrante de la Orquesta Revé, una popular agrupación de música bailable.
Los experimentos incluyeron la introducción en el formato tradicional de una orquesta de charanga de bajo, guitarras y violines eléctricos, la sustitición del timbal por la batería al estilo del rock y el pop, el uso de sintetizadores y trombones, sin que estos últimos fueran una referencia directa a la salsa.
El musicólogo Radamés Giró considera que "Formell sí se propuso, de manera consciente, cambiar elementos de la música bailable cubana, a partir de innovaciones tímbricas".
Además, el compositor asumió en sus textos la función de cronista de la vida cotidiana en la isla desde una perspectiva que se mueve entre lo pícaro, lo irónico y lo humorístico, sin caer en vulgaridades, muy usuales entre agrupaciones salseras.
Por ese camino surgió lo que muchos reconocen como la "sonoridad Van Van", un estilo propio que Formell llama "songo" y que mantiene bailando a la mayoría de la población de este país caribeño desde hace ya más de 30 años.
"Menos mal que en Estados Unidos se están dando cuenta de los valores reales de la música cubana", opinó Isabel Jaramillo, una académica chilena radicada en Cuba.
"Como casi todo en la vida la justicia tarda pero llega. El trabajo de Formell y los Van Van merecía muchos Grammys desde hace mucho tiempo", dijo a IPS el escritor Leonardo Padura, autor del libro de entrevistas "Los rostros de la salsa".
Padura, también guionista del largometraje "Yo soy del son a la salsa", aseguró que "Formell junto a Rubén Blades, Willie Colón, Juan Luis Guerra y Eddy Palmieri son los artistas más renovadores de la musica bailable del Caribe contemporáneo".
"Es un acto de elemental justicia que por fin el mercado del disco estadounidense, que curiosamente es el más importante para la música latina y caribeña, reconozca con un premio así el trabajo de Formell y su orquesta", comentó el escritor cubano.
Pese a que en 1992 fue considerada como una de las cinco agrupaciones estelares de la salsa y sus temas fueron grabados por todos los grandes de ese movimiento musical, los Van Van se mantuvieron alejados de los escenarios de Estados Unidos hasta 1997.
Ese año realizaron una exitosa gira por Puerto Rico, Chicago y Nueva York y en 1999 desencadenaron una fuerte polémica en Miami, cuando grupos del exilio cubano en esa ciudad amenazaron con boicotear el concierto que ofrecerían y filmar a todos los que se atrevieran a asistir al Coliseo Arena de Miami.
Así y todo, la orquesta de Formell ofreció su recital, interpretando temas antológicos del grupo ante unas 2.000 personas que pagaron 50 dólares la entrada.
"Si había Van Van para rato, ahora está más claro que hay Van Van para siempre", comentó el cantautor Noel Nicola, fundador junto a Silvio Rodríguez y Pablo Milanés de la Nueva Trova Cubana. (FIN/IPS/da/ag/cr/00