El Convenio Andrés Bello abrió un nuevo espacio cultural en esta capital, con el propósito de reafirmar su presencia en Colombia y dar cabida a las distintas expresiones artísticas de los países miembros.
Pedro Henríquez, secretario ejecutivo del Convenio Andrés Bello, dijo a IPS que el centro cultural es una forma de afianzar la presencia del organismo en Colombia, que fue escogida como sede permanente en septiembre de 1972, dos años después de la firma del tratado que le dio vida también en Bogotá.
Es un espacio físico creado con la intención de acoger no sólo a los artistas de la región sino "de brindar a la comunidad bogotana la oportunidad encontrarse, compartir y apreciar el arte en sus variadas formas", afirmó.
El Convenio Andrés Bello es un organismo intergubernamental internacional que se creó en 1970 y trabaja en el campo de la integración y la cooperación con tres ejes temáticos: educación, ciencia y tecnología, y cultura.
Los países fundadores fueron Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela, a los que se les sumaron Panamá (1980), España (1982) y Cuba (1998).
Esta nueva etapa cultural, parte de las celebraciones de los 30 años del Convenio, comenzó el jueves 24 con una exposición de la pintora y escultora colombiana Maruja Suárez, titulada "Y no veré más tu rostro porque ahora estás en mi".
Suárez, docente de la estatal Universidad Nacional, presenta una serie elaborada a base de brochazos con tierra y arena, en tonalidades ocres, de las que surgen sobre madera o lienzo figuras humanas que expresan una gran angustia.
En el cuadro "Y los abismos los cubrieron", mujeres y hombres tristes evocan el éxodo de miles de colombianos a causa de la violencia, la frustración y el desarraigo, sensaciones que se repiten en "Y los peces que había en el agua se murieron" o en "La tierra nos hizo y la tierra nos deshizo".
"Son el reflejo de la realidad social de nuestro país", comentó la artista, que tiene una forma de expresarse crítica y reflexiva, según el presentador de la exposición, el psicoanalista Rubén Gutman.
Los cuadros de la muestra eluden cualquier intento de categorización, arguyó Gutman.
"Son figurativos y no lo son, son abstractos y no, plantean anécdotas, fugas, situaciones familiares al observador", pero tienen como común denominador "el foco cuestionador de la autora" hacia la violencia y la tensión que vive la sociedad colombiana, señaló.
Además del contenido social de la propuesta, Gutman considera original su forma de presentarla. El material utilizado da una textura de manchas humanas que causan "una fascinación y una extrañeza diferente", propias de la mente abierta que caracteriza el trabajo de Suárez, dijo.
La exposición de Suárez permanecerá hasta el 16 de marzo y es la primera en la programación de este año que incluye también un recital de piano de la ecuatoriana Aurora Román y la muestra de la serie de salones de Arte Joven de América Latina y España, que tendrá una duración de nueve meses a partir del 29 de marzo.
También están previstas muestras de cine y de vídeo de todos los países que integran el Convenio AB y una franja de conferencias sobre líteratura con un encuentro de escritores para el cierre de la misma.
Este centro cultural es un reconocimiento a la capacidad creativa de los latinoamericanos y la demostración de que la cultura es una parte vital en los procesos de integración, "que ha sido enfocada generalmente por el lado comercial y cuantitativo", subrayó Henríquez.
En su opinión, es más fácil interpretar y percibir el efecto inmediato del comercio en la integración, mientras que la educación o la cultura son mirados como "sectores que gastan mucho".
El planteamiento del Convenio Andrés Bello "es totalmente distinto, pero no por eso deja de ser complementario", aseguró Henríquez, cuyo objetivo es impulsar "la idea de que la integración se construye a partir de las personas", porque la mejor manera de hacer las cosas es en conjunto. (FIN/IPS/yf/ag/cr/00
