El proyecto del cineasta griego Costa Gavras de filmar la vida del extinto realizador Yilmaz Guney provocó en Turquía un acalorado debate sobre el legado artístico del director kurdo-turco y su lugar en la historia como "defensor de la libertad".
La comunidad intelectual turca coincidía hasta hace poco en que Guney fue un martirizado combatiente por la libertad y en que su filmografía "abrió un nuevo camino".
Pero la inminente película de Costa Gavras acabó con esa coincidencia. Opositores de Guney lanzaron esta semana una campaña en los medios contra su imagen de importante realizador cinematográfico y figura política.
Engin Ardic, del diario Star, escribió que "quizá Guney fuera un director talentoso, pero no tenía formación alguna…, era un simple asesino".
Fatos, la viuda del cineasta, que preside la Fundación Guney, rechazó las críticas diciendo que están inspiradas en el disgusto por "su incansable lucha para liberar a los kurdos de la opresión".
"Estoy muy preocupada por esas acusaciones sin fundamento de que Yilmaz fue 'un asesino', y escapó de la prisión por ese motivo", se quejó Fatos en una entrevista a IPS. "Temo que las jóvenes generaciones puedan ser afectadas por esas calumnias", dijo, y agregó que pedirá resarcimiento legal.
Yilmaz Guney nació en 1936 en una familia pobre de la provincia rural de Adana, en el sur de Turquía. Fue encarcelado por primera vez por su cuento corto "Una Ecuación con Tres Incógnitas".
El arresto se produjo en Estambul, donde estaba estudiando derecho, y cumplió entonces una condena de tres años por "propaganda comunista".
Desde sus primeras épocas como actor, Guney ganó enorme reputación como "el rey feo" del cine turco, un "antihéroe" al mismo nivel de las estrellas que imitaban los estereotipos de Hollywood.
Los personajes interpretados por Guney por lo general eran jóvenes pobres y honestos, rurales o urbanos, que se rebelaban ante las injusticias cotidianas, lo cual le valió la admiración de los jóvenes de clase baja en los años 60.
En 1971 fue acusado de "afiliación a una organización comunista" y condenado a tres años de cárcel. Pocos meses después de su liberación de una prisión militar, supuestamente mató a balazos a un juez local en el distrito Yumurtalik de Adana.
En esa época estaba filmando una de sus obras maestras, "Endise" (Ansiedad) en esa localidad. Según un testimonio, durante una discusión con el juez, Guney se puso furioso por la actitud insultante del magistrado y simplemente lo mató de un tiro. Fue sentenciado a 20 años de cárcel.
Los críticos de Guney opinan que el homicidio no fue producto de un acceso de rabia sino de su "naturaleza homicida". "Un asesino es siempre un asesino", escribió el crítico Fatih Altayli.
Pero no todos están de acuerdo. La experiencia carcelaria de Guney no fue la de un "asesino" sino de un "creador único", opinó el crítico cinematográfico Attila Dorsay.
"Quizás sea el único realizador en la historia del cine que creó sus mejores obras detrás de las rejas de una cárcel", destacó.
Guney escribió y ayudó a dirigir tres películas sucesivas, "Endise" (Ansiedad), "Suru" (Manada) y "Yol" (Sendero), desde la prisión entre 1974 y 1982, cuando escapó de la penitenciería abierta en la isla Imrali.
El cineasta escribió el guión para las tres y codirigió "Endise" con Zeki Okten, "Suru" con Erden Kral y Zeki Okten, y "Yol" con Serif Goren, reuniéndose con el equipo de filmación sobre todo los fines de semana, cuando le permitían salir de la cárcel.
Como prisionero, Guney también emergió como una figura política, formando alrededor de su personalidad un círculo izquierdista que adoptó a Albania como "modelo de país socialista".
Por sus escritos publicados en el periódico interno del grupo que llevó su nombre, fue amenazado con permanecer recluido durante décadas por "propaganda comunista".
Dos años después del golpe militar de 1980, Guney logró escapar a Francia con su esposa a bordo de un yate.
Tras compartir la Palma de Oro en el Festival Cinematográfico de Cannes en 1982 con Costa Gavras por su "Yol" (el griego había presentado "Missing", Desaparecido), Guney murió de cáncer en París en septiembre de 1984, tras su último filme "Duvar" (El Muro).
Sus restos están enterrados en el cementerio parisiense Père La Chaise.
En represalia por la fuga de Guney, los militares turcos secuestraron y destruyeron toda su obra cinematográfica, dijo Fatos a IPS.
"Hemos apelado a todas las autoridades pero hasta ahora no hemos podido descubrir la suerte de sus 104 filmes. Todo lo que nos queda son unas pocas películas que pudimos sacar del país. Los gobernantes militares turcos fueron responsables de ese vandalismo", denunció la viuda.
La película "Yol" llegó a los espectadores turcos 16 años después de su realización, en 1982. Gracias a los esfuerzos de la Fundación Guney, el filme fue dotado de nueva banda de sonido y sujeto a la técnica de montaje más moderna, y ya ha sido visto por medio millón de espectadores, dijo Fatos.
"Lo que ellos (los críticos) quieren realmente destruir no es el cine de Yimaz Guney sino su mito, su estatura de icono de la cultura popular", declaró el académico Hasan Bulent Kahraman, de la Universidad Sabanci.
El renombrado novelista Inci Aral, que escribió el guión del proyectado filme de Gavras, afirmó que Guney "fue un excelente escritor y director, galardonado muchas veces por sus méritos literarios y cinematográficos".
"Yo denuncio a aquellos que lo califican de brutal asesino", declaró.
"El mundo del cine ya ha decidido cómo recordar a Guney", señaló Dorsay. "Es el único cineasta turco citado en fuentes autorizadas como la Enciclopedia Larousse y Halliwell FilmGoers Companion, y sus filmes son citados en las guías de cine de todo el mundo", destacó.
Kahraman concluyó que "el cine de Guney es apreciado no por su particular mensaje político, sino por su reflexión sobre la existencia humana. Guney se distingue como el único cineasta turco que logró crear su propia 'épica'. De allí surge su universalidad". (FIN/IPS/tra-en/nm/ego-mlm/cr/00