Alemania precisa desarrollar una nueva cultura de la transparencia en la financiación de los partidos políticos, exhortó la organización contra la corrupción Transparencia Internacional, con sede en Berlín.
El grupo presentó esta semana un programa de acción destinado a alcanzar la plena transparencia en esas actividades, en el marco de una ola de escándalos sobre la recepción de fondos ilegales por el ex canciller (jefe de gobierno) Helmut Kohl y su Unión Demócrata Cristiana (CDU).
"Las recientes revelaciones nos dicen que Alemania finalmente necesita hacer frente a la realidad europea más amplia de la corrupción y la financiación ilegal de partidos", señaló Michael Wiehen, presidente de Transparencia/Alemania y miembro de la junta internacional de la organización.
El programa de reformas propone nuevos topes para las donaciones de empresas y otras personas jurídicas para los partidos, la plena publicación de los activos e intereses de todos los legisladores y ministros, y la reducción del monto sobre el cual las donaciones partidarias deben hacerse públicas.
Además, propone sanciones más estrictas, incluida la pena de prisión, por la infracción de las disposiciones sobre financiación partidaria.
Transparencia declaró en 1997 que la regulación de las operaciones de todos los centros bancarios internacionales debe mejorarse para garantizar que los activos bajo su control estén gobernados por normas internacionales y que los fondos obtenidos ilegalmente puedan ser rastreados, congelados y confiscados.
"Esto implica la exclusión de los bancos off-shore del sistema monetario internacional. El secreto bancario no debe ser un escudo para los criminales ni un obstáculo para la exposición de la corrupción", dijo Wiehen.
"La financiación ilegal de la gobernante CDU confirma que los sobornos en el exterior son el medio preferido para la financiación ilegal de partidos. Hemos visto casos similares en Francia, Bélgica e Italia; éste es un problema paneuropeo", comentó.
Transparencia destacó que el 15 de febrero marcó el primer aniversario de la entrada en vigor de la Convención contra la Corrupción de la OCDE (Organización de Cooperación y Desarrollo Económico), que considera un delito el soborno de funcionarios extranjeros por parte de empresas.
El escándalo en Alemania comenzó con la revelación de una serie de contribuciones no declaradas a la CDU por el traficante de armas Karlheinz Schreiber, cuando Kohl era canciller.
Kohl admitió que manejaba una red de cuentas secretas de la CDU donde se depositaban donaciones anónimas controladas por un antiguo funcionario del partido apodado "el Cartero".
Desde entonces, salieron a la luz más acuerdos ilegales que implican a casi todos los altos líderes de la CDU.
En enero, el sucesor elegido por Kohl, Wolfgang Schaeuble, admitió que también había aceptado dinero de Shreiber y se vio obligado a renunciar a la presidencia del partido esta semana.
Según las leyes alemanas, las donaciones políticas superiores a 10.260 dólares deben ser declaradas, pero el escándalo de la CDU involucra seis millones de dólares en donaciones secretas, según una auditoría realizada en enero.
Kohl se ha negado férreamente a revelar el nombre de sus donantes, arguyendo que no puede romper la promesa que les hizo, pero muchos alemanes creen que las donaciones se mantuvieron en secreto porque influyeron en importantes decisiones gubernamentales.
El parlamento federal ordenó a la CDU pagar al Estado 21 millones de dólares por violar las normas sobre financiación, pero el partido podría ser pasible además de elevadas multas. (FIN/IPS/tra-en/raj/sm/mlm/ip/00