Mientras la población de Timor Oriental comienza a reconstruir su devastado país, las cuestiones del idioma y la moneda amenazan con dividir su panorama político.
Los líderes independentistas de Timor Oriental, la mayoría de ellos educados en Portugal (el antiguo dominador colonial), tratan de remodelar la identidad del nuevo país después de dos décadas de brutal ocupación de Indonesia.
Sin embargo, enfrentan la cerrada oposición de una joven generación de habla indonesia, que cree llegado el momento de apartarse de los dos anteriores ocupantes de este territorio.
En agosto, los timorenses decidieron en un plebiscito de autodeterminación independizarse de Indonesia, lo cual provocó una ola de violencia por parte de las milicias favorables a Yakarta y fuerzas de seguridad indonesias.
Ahora el país marcha hacia la independencia, prevista para dentro de tres años, bajo supervisión de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
No obstante, la actividad del gobierno ha creado su propio conjunto de temas controvertidos.
Más de 400 años después que los portugueses pusieron pie por primera vez en Timor Oriental, y 25 años después que se retiraron abruptamente de su descuidada colonia porque cayó en una guerra civil antes de la invasión indonesia, los líderes del territorio piden que el idioma portugués y la moneda lusitana, el escudo, sean adoptados de nuevo en la isla.
Líderes independentistas como Xanana Gusmao, José Ramos Horta y el obispo Carlos Ximenes Belo, estos dos últimos laureados con el Premio Nobel de la Paz, y el ex gobernador timorense bajo control indonesio, Mario Carrascalao, fueron todos educados en el sistema portugués y se identifican con la antigua potencia colonial.
Xanana, de quien se espera sea el primer presidente de Timor Oriental, ha dejado escrita su preferencia por el idioma portugués.
En una reunión realizada en noviembre con el Banco Mundial, en Dili, para tratar la reconstrucción, Carrascalao instó a los funcionarios de la ONU a no apartarse del pasado portugués del territorio, como pretendieron los indonesios después de su invasión en 1975.
"No nos hagan de nuevo esto. No vengan aquí y conviertan el inglés en nuestro idioma oficial", declaró al diario australiano The Age.
Sin embargo, el congreso de la juventud de Renetil, recientemente concluido aquí, previno que no había consenso en Timor Oriental para adoptar el idioma portugués ni el escudo como moneda.
"La mayoría del pueblo timorense no comprende el portugués y será difícil para muchos, especialmente para la joven generación, participar en la dinámica política y el desarrollo del país", advirtió el secretario saliente de Renetil, Fernando Araújo.
Renetil fue la organización juvenil clandestina más importante en Timor Oriental. En 1989 se puso bajo la protección del Consejo Nacional de Resistencia Timorense (CNRT), una coalición de todos los grupos independentistas, cuyo jefe es Gusmao.
Los miembros de Renetil a menudo sobresalieron en los colegios secundarios, ganaron becas de estudio y continuaron su educación en universidades indonesias. Pero esos jóvenes urbanos bien educados mantuvieron una tenaz oposición a la presencia indonesia en su patria.
Ahora están deliberando sobre su papel en la nueva Timor Oriental. En su congreso del día 9, votaron que su organización se apartara del CNRT y se convirtiera en un grupo de presión que supervisara tanto a la ONU como a los líderes independentistas.
"Casi el 95 por ciento de los timorenses, incluso la clase profesional, habla el indonesio tetún y bahasa, y sólo tendrá sentido si alguna de esas dos lenguas se convierte en el idioma oficial", opinó Araújo.
Araújo, un estudiante posgraduado que ahora continúa su formación en Australia, abogó decididamente por el uso del tetún como idioma oficial.
"Dejen que el indonesio bahasa, el portugués y el inglés tomen su propio rumbo. Tetún es la lengua franca en Timor Oriental y ha demostrado su resistencia tanto en el período colonial portugués como indonesio", sostuvo.
El ex dirigente de Renetil criticó a los líderes del CNRT, especialmente aquellos de la diáspora que acaban de regresar de Portugal, y dijo que "no es democrático que la mayoría deba adoptar un idioma hablado sólo por el cinco por ciento de la gente".
"Es el caso de una elite política que no sabe hablar el idioma popular y pretende imponer su voluntad a la gente", agregó.
Respecto a la elección de la moneda, Araújo dijo que los ricos y pobres en Timor Oriental usaban dos tipos distintos de dinero.
"Los pobres están aferrados a la rupia indonesia, mientras la gente rica de la ONU y los asistentes sociales extranjeros pagan en escudos y dólares estadounidenses o australianos", señaló Araújo.
En efecto, la diferencia de clases es evidente en Dili. En el elegante Hotel Olympia, usado por la ONU para albergar a su personal, se aceptan sólo escudos y dólares australianos o estadounidenses. Las rupias indonesias o timorenses son rechazadas.
"Teniendo en cuenta esa brecha, la cuestión es cómo encontraremos una moneda que verdaderamente represente el capital en Timor Oriental, tanto ahora como en el futuro", observó Araujo.
Aconsejó no usar una divisa fuerte para Timor Oriental. "No tiene sentido emplear una moneda fuerte, porque nuestras exportaciones serán muy caras si dependemos de mercados regionales como la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático".
Sin embargo, el economista del Fondo Monetario Internacional (FMI) Luis Mendonça declaró recientemente en Dili que la moneda única europea, el euro, era actualmente una opción más favorable que el escudo.
"Creo que los timorenses consideran tres monedas para el futuro, el dólar estadounidense, el dólar australiano y el euro", dijo Mendonca.
"El escudo, en realidad, no existe. Es sólo una división del euro y éste, como divisa, es estable. Está aceptado mundialmente y gana importancia en el mercado internacional, si bien un aspecto negativo es que el comercio exterior de Timor Oriental se realiza en dólares estadounidenses.
De todos modos, dado el estricto criterio para las naciones que desean unirse al euro, no está claro si Timor Oriental podrá emplear la divisa europea y si eso sería una medida realista.
Mendonça fue citado luego cuando dijo que el FMI no decidirá la moneda para el territorio, y su punto de vista se basó en datos técnicos y la composición del comercio timorense.
No obstante, el economista del FMI se pronunció en contra de la rupia indonesia, cuyo valor se derrumbó tras la crisis financiera de 1997, señalando que era demasiado inestable. (FIN/IPS/tra- en/si/js/ego-mlm/cr-dv/00