SALUD: Países ricos no son inmunes a la tuberculosis

Autoridades de la salud pública de Estados Unidos y Gran Bretaña manifestaron inquietud por el aumento en sus respectivos países de los casos de tuberculosis, una enfermedad contagiosa habitualmente asociada con la pobreza.

Expertos médicos de ambos países ricos dijeron que el crecimiento se debe en parte a la inmigración procedente del mundo en desarrollo y a la mayor incidencia de tipos de tuberculosis resistentes a los fármacos.

En diciembre, la prensa británica se hizo eco de un estudio médico que reveló que los casos de tuberculosis en Inglaterra y Gales aumentaron más de 20 por ciento en la última década.

Londres es el centro de la expansión de la enfermedad, con índices de tuberculosis en la capital británica "cuatro veces superiores al resto de Inglaterra y Gales".

En la mayoría de los casos, indicó un diario, los pacientes nacieron fuera de Gran Bretaña y "40 por ciento de ellos llegaron al país en los últimos cinco años".

La situación en Estados Unidos, según autoridades de salud pública, no es diferente. A principios de mes, numerosos funcionarios instaron al gobierno a aplicar programas más amplios de detección de la tuberculosis entre la población foránea, como manera de combatir la enfermedad.

Los análisis se deben realizar en ciudades con gran cantidad de inmigrantes y en las fronteras del país, incluso a lo largo de los 3.200 kilómetros de frontera con México.

"La clave para eliminar la tuberculosis en el país es erradicarla de la población nacida en el extranjero", según los Centros de Control y Prevención de las Enfermedades y la Asociación Médica Estadounidense, ambos con sede en Estados Unidos.

De los 18.361 casos de tuberculosis denunciados en Estados Unidos en 1998, por ejemplo, 42 por ciento corresponden a inmigrantes.

"En la mayoría de los casos, los pacientes se contagiaron en sus países de origen, pero desarrollaron la forma activa de la enfermedad una vez que estuvieron en Estados Unidos", señalaron las autoridades.

La situación se debe corregir de inmediato, declaró el Cirujano General (ministro de Salud) de Estados Unidos, David Satcher. "Estamos inmersos en una crisis de salud pública derivada de la tuberculosis y no hay tiempo que perder", dijo.

Según su diagnóstico, el incremento de casos de tuberculosis también se debe a que la bacteria que provoca la enfermedad tuvo una "mutación" y se hizo "inmune a los tratamientos actuales".

La Organización Mundial de la Salud (OMS) tiene una opinión similar sobre la situación de la tuberculosis en el mundo. En 1999, la enfermedad mató a más gente que en ningún otro año, indicó.

Por año, se producen ocho millones de casos nuevos de tuberculosis, en su mayoría en el mundo en desarrollo. Más de la mitad ocurren en Bangladesh, China, India, Indonesia, Filipinas y Pakistán, todos de Asia.

Los países de la antigua Unión Soviética se aproximan rápidamente al número de casos de tuberculosis propio de una epidemia, "debido a la fuerte caída del nivel de vida y de la atención médica", agregó un funcionario de la OMS.

En Ucrania, por ejemplo, la incidencia se duplicó en la última década. "Registramos cerca de 25.000 nuevos infectados por año y alrededor de 7.000 personas mueren anualmente de tuberculosis", declaró Serhly Berezhny, el viceministro de Salud de Ucrania.

Según su cálculo, hay 100.000 personas afectadas por "el tipo activo más peligroso" de tuberculosis, además de los 600.000 casos registrados en el país.

En opinión de Carlyle Guerra de Macedo, ex director de la Organización Panamericana de la Salud, ningún país está a salvo de la tuberculosis mientras se permita que la epidemia pase inadvertida.

"Si permitimos que la tuberculosis prospere y se multiplique en cada rincón del mundo, lo hacemos bajo nuestro propio riesgo", dijo.

Lo que alarma a Macedo y otros expertos es el retraso de algunos países de América, como Brasil y México, en aplicar el programa reconocido por la OMS para contener la tuberculosis, llamado Tratamiento Breve de Observación Directa (DOTS, por sus siglas en inglés), que logró un índice de curación de 85 por ciento.

Según Arat Kochi, director del Programa Global contra la Tuberculosis, el "DOTS es el medio disponible más eficaz para detener la propagación de la enfermedad".

El DOTS exige que enfermeros o médicos asesoren y observen a sus pacientes mientras "tragan cada dosis de una poderosa combinación de medicamentos", y que controlen sus progresos hasta que están curados.

No obstante, como descubrieron funcionarios de la OMS, sólo 10 por ciento de todos los pacientes de tuberculosis recibieron el tratamiento DOTS.

"Las consecuencias son alarmantes. Podrían provocar que el mundo padezca una enfermedad infecciosa mortal que se propaga por el aire y que aún es tan incurable como el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida)", agregaron.

Con frecuencia, ese fracaso se atribuye a los débiles sistemas de salud del mundo en desarrollo, dado que el DOTS depende de ellos para prosperar.

El "DOTS hace que el sistema de salud, y no el paciente, sea responsable de la curación", indicó un informe de la OMS.

"Eso es crítico, porque como la mayoría de los pacientes de tuberculosis comienzan a sentirse mejor después de algunas semanas de tratamiento, se muestran tentados a no tomar las píldoras, si bien se necesitan varios meses para eliminar los bacilos de tuberculosis del organismo", acotó.

Desde su puesta en práctica, el empleo del DOTS se multiplicó por 10 veces, apuntaron los expertos.

No obstante, ese progreso no reduj la amenaza de la tuberculosis, admitió Kochi. "No es suficiente cuando se compara con la escala de epidemia mundial", advirtió.

Si la enfermedad no se contiene, 70 millones de personas morirán de tuberculosis hasta el 2020, pronosticó la OMS. (FIN/IPS/tra-en/mmm/ks/ego/aq/he/00

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