La empresa petrolera estatal de México, Pemex, obtuvo las más bajas calificaciones ambientales entre las factorías del país, en un novedoso estudio de un organismo oficial.
Tras analizarse el desempeño de más de 6.000 plantas industriales se comprobó que Pemex emite desechos químicos a la atmósfera y genera otros residuos peligrosos, informó la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), al dar a conocer el primer "Indice de Cumplimiento de la Normatividad Ambiental".
"La calificación de la Profepa, es importante pues podría terminar con la impunidad con la que se maneja Pemex", señaló este jueves Alejandro Calvillo, portavoz de la organización ambientalista Greenpeace.
Pemex, una de las empresas petroleras más grandes del mundo, con más de 130.000 empleados, obtuvo en la investigación de Profepa 11,2 puntos en cumplimiento de normas ambientales, mientras el promedio fue de 70 puntos.
Los encargados de la medición explicaron que los puntos se otorgan de acuerdo con el acatamiento de diversos reglamentos.
Algunas instalaciones de la compañía petrolera, que en el pasado rechazó las acusaciones por destrucción ambiental presentadas por ecologistas y grupos sociales, contaminan más que fábricas textiles, de celulosa, de bebidas y de productos plásticos, y que empresas metalúrgicas y farmacéuticas, concluyó Profepa.
"Esperamos que esta nueva medición ambiental impulse a Pemex a cambiar sus formas de trabajo y a permitir auditorías independientes de su desempeño ambiental", expresó Calvillo.
Según Greenpeace, el trabajo del monopolio Pemex en muchos lugares del país es antiecológico, atenta contra la salud de la población y viola acuerdos internacionales.
Greenpeace afirmó en 1997 que Pemex se maneja con "evidente negligencia ambiental", tras analizar las instalciones de la empresa en el golfo de México, donde se encuentran las mayores reservas de petróleo.
Algunos habitantes del área del golfo se quejan de problemas de salud, de la contaminación del aire, de la lluvia ácida y de la reducción de los caladeros de pesca, mientras que otros trabajan para la petrolera en forma directa o son contratados para recoger desechos de crudo de forma artesanal.
Una asociación de trabajadores agrícolas del golfo de México entabló en junio último una querella judicial contra Pemex por daños ambientales.
Los dirigentes del grupo explicaron que los habitantes del lugar están cansados de que Pemex intente acallarlos mediante negociaciones, indemnizaciones o amenazas.
Pemex, que desde principios de este mes tiene a su frente a un político oficialista sin experiencia directa en materia petrolera, rechaza las acusaciones de destrucción ambiental y sostiene que sus instalaciones cumplen con las normas internacionales.
Pero los ecologistas dan cuenta de múltiples problemas ambientales. Sólo en 1998 reportaron 25 accidentes graves en instalaciones de Pemex.
Los accidentes, que incluyen explosiones en conductos de hidrocarburos, fugas de gas y derrames de petróleo, causaron en aquel año la muerte de 17 personas y también hubo 20 heridos, más de 4.000 evacuados y daños irreversibles en el ecosistema.
La alta contaminación generó en muchas zonas petroleras de México una "industria de la reclamación", que Pemex alentó pagando a todos aquellos que se quejaban de daños ambientales, indicó Silvia Whizar, de la organización Oilwacht México.
La industria de la reclamación, que ya llegó a su saturación, propició "una relación corrupta" entre Pemex y probladores y no permitió resolver los problemas ambientales, dijo Whizar.
En varias localidades, compañías subsidiarias de Pemex contratan a campesinos que por tres dólares diarios se sumergen e en los pantanos para recoger crudo. Esos trabajadores luego deben bañarse en diesel, un combustible cuyos compuestos se consideran cancerígenos.
Pemex debe manejarse con criterio ambiental, pues de lo contrario destruirá mayores zonas y aumentará el impacto de su actividad en la salud de los mexicanos, advirtió Greenpeace. (FIN/IPS/dc/ff/en/99
