El presidente de Ecuador, Jamil Mahuad, que hoy abandonó la casa de gobierno luego de que las Fuerzas Aramadas exigieran su dimisión, ganó las elecciones en julio de 1998 con más de 51 por ciento de los votos, pero ya entonces ninguno de sus oponentes se mostró dispuesto a darle un respiro.
"No habrá periodo de gracia" para Mahuad, advirtió entonces el socialcristiano Jaime Nebot, y del mismo modo se manifestaron el ex presidente León Febres Cordero (1984-1988) y el general retirado Paco Moncayo, diputado socialdemócrata y ex jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas.
El apoyo político del mandatario se redujo a la derecha luego de que propuso el día 9 la dolarización de la economía, anuncio que terminó de consolidar la oposición del resto de los partidos, las Fuerzas Armadas, los sindicatos, las fuerzas sociales y el movimiento indígena, el más poderoso de América Latina.
El estancamiento institucional, económico y social en el que se había sumido Ecuador, un país donde 60 por ciento de sus 12 millones de habitantes viven en la pobreza, no hizo sino agravarse desde que Mahuad asumió la Presidencia el 10 de agosto de 1998.
El parlamento unicameral había perdido la quinta parte de sus miembros, que se fugaron acusados de corrupción, durante la gestión del antecesor de Mahuad, el presidente interino Fabián Alarcón, sucesor de Abdalá Bucaram, destituido en febrero de 1997 a manos de los legisladores por "incapacidad para gobernar".
Los dos predecesores de Mahuad cayeron en desgracia: Bucaram se exilió en Panamá y Alarcón fue encarcelado por irregularidades cuando presidía el parlamento.
En el plano económico, Ecuador debía destinar más de la mitad de su presupuesto estatal al pago de intereses y capital de la deuda externa.
A pesar de la crisis, Mahuad logró poner fin a la paz armada con Perú. Apenas asumió, emprendió un diálogo personal con su par de Perú, Alberto Fujimori, para poner fin al conflicto fronterizo de 50 años en la cordillera del Cóndor, zona que fue escenario de guerras en 1941, 1981 y 1995.
Los contactos personales entre los dos presidentes dieron sus frutos, y el acuerdo final de paz se firmó el 26 de octubre de 1999 en Brasilia. La demarcación de la zona en conflicto concluyó el 12 de mayo de 1999.
Mahuad se enfrentó con la primera protesta popular al mes siguiente de asumir, a causa de las medidas de estabilización económica, que, por paradoja, fueron inspiradas por la Fundación Mediterránea, del ex ministro argentino de Economía Domingo Cavallo, la misma central generadora de ideas que asesoró a Bucaram.
El mandatario se había opuesto a la convertibilidad propuesta por Bucaram y al frente de la alcaldía de Quito contribuyó a su destitución en 1997.
Entre febrero y marzo de 1999 quebraron cinco bancos y el Estado asumió sus deudas, que entonces sumaban 1.500 millones de dólares.
En marzo de 1999, ante la quiebra inminente del privado Banco del Progreso, uno de los más importantes de este país, el gobierno congeló por un año 50 por ciento de los saldos de las cuentas superiores a 200 dólares y la totalidad de las mayores a 500 dólares.
Esa medida no sirvió de mucho, porque un mes después el Banco del Progreso anunció su quiebra. Sin embargo, el gobierno gastó "más de 2.000 millones de dólares para salvar 15 bancos", acusó el diputado indigenista Antonio Poso.
Ese mes, Mahuad declaró el estado de emergencia nacional, mientras ordenaba la suspensión de la actividad bancaria. Los sindicatos decretaron, a su vez, una huelga de dos días para protestar contra los recortes salariales de funcionarios, los aumentos de tarifas y los anuncios de flexibilización laboral.
Diversas figuras del gobierno ya señalaban entonces la dolarización como posible salida para los agudos problemas financieros de este país.
Otros analistas afirmaron que el ajuste ordenado por el gobierno tenía el fin de crear las condiciones para la adopción de un plan de convertibilidad similar al que pergeñó Cavallo en Argentina.
En julio, las movilizaciones volvieron a paralizar el país durante 20 días, esta vez encabezadas por indígenas y taxistas.
Los impulsores de la protesta, que fue reprimida con dureza por las fuerzas de seguridad, acusaron entonces a los partidarios de Mahuad de haber recibido 10 millones de dólares de los bancos para financiar la campaña electoral de 1998.
Pero el presidente debió ceder y congeló por un año el precio de los combustibles y el gas, ordenó un subsidio a la electricidad en zonas indígenas, exoneró del impuesto al valor agregado a los vendedores ambulantes e indemnizó a las familias de los muertos por la represión.
La situación financiera del país se complicó aun más a fines de septiembre, cuando Mahuad declaró la moratoria parcial del pago de 96 millones de dólares correspondientes a intereses de bonos Brady de deuda externa de inminente vencimiento.
El 1 de octubre, luego de ocho meses de negociaciones, el gobierno ecuatoriano suscribió un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para acceder a 1.300 millones de dólares, sujeto a un severo ajuste que incluía el alza de varios impuestos y que no fue aprobado por el parlamento.
El diario estadounidense The Wall Street Journal estimó entonces que Ecuador era un conejillo de Indias del FMI para medir la reacción de los mercados ante la posibilidad de moratoria de bonos Brady, una afirmación que fue desmentida por la entidad crediticia.
A fines de ese mismo mes, Mahuad declaró la moratoria de los eurobonos el mismo día de su vencimiento, y anunció que esos papeles serían incluidos en la reestructuración de la deuda externa.
El 9 de enero de este año, Mahuad anunció su decisión de aplicar un sistema de dolarización para sanear la deteriorada economía, que en 1999 soportó una inflación de 61 por ciento y una depreciación monetaria de 197 por ciento.
El gobierno y el Banco Central aseguraron tener los dólares suficientes para que todos los sucres que están en circulación puedan ser retirados y canjeados por esa moneda. La propuesta logró la adhesión de los partidos de derecha y a los sectores financieros y empresariales.
La iniciativa contaba con el apoyo de su partido, la Democracia Popular (DP), del derechista Partido Social Cristiano (PSC), con quien cogobernó los primeros meses de su mandato y luego se distanció, y del populista Partido Roldosista Ecuatoriano (PRE) del ex presidente Abdalá Bucaram.
El director gerente del FMI, Michael Camdessus, desmintió el lunes la versión de portavoces del gobierno ecuatoriano que habían anunciado el apoyo del organismo multilateral a la medida y se mostró sorprendido por su implementación.
"La dolarización no es, debo ser franco, la clase de política monetaria que nosotros hubiéramos recomendado a Ecuador en esta etapa", dijo Camdessus en un receso de la reunión de jefes de Estado de Africa con el FMI, que se realiza en Gabón.
En tanto, el semanario británico The Economist consideró que la dolarización en Ecuador en su edición del día 15 era "una jugada de un político desesperado". (FIN/IPS/mj/ip if/99