Un banco que opera en más de 60 países con 1.100 sucursales y más de 2,5 millones de clientes llegó a Argentina. Sus características están alejadas de lo convencional: los tomadores de créditos son personas muy pobres, en su enorme mayoría mujeres.
Se trata del banco Grameen ("aldeas" en bengalí), creado en 1974 por el economista Muhammad Yunus, de Bangladesh, que desde diciembre tiene una filial argentina que se contactó a una red de decenas de organizaciones sociales en 30 localidades del país.
Una fábrica de escobas, una herrería, un taller de confección de muñecos, una casa que ofrece automóviles de alquiler son el tipo de negocio pequeño, con un solo dueño o dueña, que es al mismo tiempo empleado, y que permite devolver no sólo el dinero al prestamista, sino la autoestima al tomador.
La filosofía de Yunus, plasmada en su libro "Hacia un mundo sin pobreza", cuenta con el respaldo del Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y el gobierno de Estados Unidos.
El presidente Bill Clinton invitó personalmente al economista bengalí a crear un banco Grameen en Estados Unidos, donde estudió durante varios años.
El Banco Mundial considera que este tipo de entidad, que se nutre particularmente de la economía informal, el achicamiento del Estado y el alto desempleo, crece en promedio 35 por ciento anual en los últimos años. En Argentina, más de 30 por ciento de la población económicamente activa son potenciales clientes.
Se apunta a personas con muy bajos ingresos, sin propiedades ni otros activos físicos o financieros, y sin ninguna posibilidad de pedir un préstamo en la banca tradicional.
La idea consiste en que los tomadores de crédito se unan en grupos de cinco personas que se den garantías mutuas. Son montos pequeños, 40 o 50 dólares en India, o cerca de 200 en Argentina, que se devuelven en pequeñas cuotas semanales con una tasa de interés mucho más baja que la del mercado.
Este programa, destinado a las personas que son rechazadas por la banca tradicional por falta de respaldo y garantías, tiene una tasa de cobrabilidad de 98 por ciento. La conclusión indica entonces que los pobres -en este caso mujeres en gran mayoría- son tanto o más confiables que los ricos.
En Argentina, más de un tercio de la población es pobre y desde mediados de los años 90 el desempleo se constiuyó en uno de los problemas socioeconómicos más agudos y persistentes de la economía. La población en general ubica la escasez de trabajo como su preocupación primordial en las encuestas.
En este contexto, la idea de Yunus -que visitó Argentina en abril de 1999- causó un impacto positivo en un grupo de economistas y trabajadores sociales que viajaron a Bangladesh, tomaron la experiencia y ofrecieron ser los representantes del proyecto Grameen en este país.
El director de la nueva Fundación Grameen Argentina, Pablo Broder, dijo a IPS que su idea consiste en aplicar la metodología en este país, donde existen las condiciones: alto desempleo, desigualdad social creciente, falta de ayuda social del Estado y quiebra de las economías regionales del interior del país.
Para ello, realizaron en diciembre último un Primer Encuentro Nacional de la Fundación Grameen Argentina en Buenos Aires, a la que asistieron interesados, voluntarios y dirigentes de diversas instituciones del país con el objeto de participar en el proyecto y en los planes de la Fundación.
Los representantes de las instituciones que asistieron manifestaron interés en reproducir el programa Grameen en sus localidades o provincias, para lo cual necesitan cumplir con una serie de requisitos metodológicos que garanticen su éxito.
Una mujer pidió un préstamo de 200 dólares para adquirir una máquina de coser que le permita confeccionar más rápido sus osos de peluche. La mujer gana sólo 30 dólares por semana y con ese dinero va pagando el crédito y compra la comida para ella y sus hijos.
El pedido lo hizo mediante la Fundación Protagonizar, que funciona en una parroquia católica de la localidad de Villa Mitre, en la provincia de Buenos Aires, y que ya atiende a unos 15 tomadores de crédito con la metodología Grameen.
La filosofía de Yunus no es contraria al liberalismo y rescata la intervención social del Estado, y no su involucramiento en el área de la industria o los servicios.
"Somos partidarios de reducir la intervención del Estado. Apoyamos la economía de mercado y la creación de empresas, pero defendemos objetivos sociales: eliminar la pobreza, dar a todos educación, cobertura médica y empleo, contribuir a la igualdad de sexos y asegurar el bienestar de los mayores", dice en su libro.
Broden explicó que para aplicar la metodología se requiere una entidad convocante, líderes con conocimiento sobre el método, un fondo de dinero para prestar, estructura de operación financiera para concretar las transacciones, trabajar articuladamente con la Fundación y capacitarse.
La asistencia a reuniones semanales o quincenales -de acuerdo al país o a la localidad- es obligatoria para capacitarse. Los préstamos se otorgan a grupos de cinco, comenzando con un crédito al primero, que debe mostrar capacidad de repago durante dos semanas para habilitar a los otros. (FIN/IPS/mv/ag/dv/00