TAJIKISTAN: Sistema educativo devastado por la guerra civil

El sistema educativo de Tajikistán quedó devastado por la última guerra civil, con un alto número de niños que no concurren a la escuela y una creciente deserción escolar por parte de las niñas.

"La rehabilitación de la educación es una de las prioridades del gobierno desde que terminó la guerra civil", aseguró Abdulbashir Rashidov, primer viceministro de Educación de Tajikistán.

El gobierno se enfrenta a una dura prueba. La guerra civil, que comenzó poco después de la independencia de la Unión Soviética y duró hasta 1997, destruyó la economía, causó graves daños sociales y produjo un retraso en la educación de los niños.

A esto se sumaron los recortes del gobierno en el área de la educación desde el fin de la era soviética, cuando el Estado empezó a hacerse cargo de esas necesidades.

El gobierno aprobó una ley, enseguida después de la guerra, según la cual la educación es un derecho de los seis millones de habitantes del país, que tiene 55.000 niños huérfanos a raíz del conflicto civil.

Pero la ley aún no se cumple. Nadie sabe exactamente cuántos niños están escolarizados. Al menos 126 escuelas fueron completamente destruidas durante la guerra, y otras 130 están para reparar.

Rashidov afirmó que, a pesar de los daños, el sistema educativo del país se mantiene "casi intacto".

El objetivo del programa "Educación para Todos", explicó Rashidov, que también es coordinador nacional del mismo, es que todos los niños y adultos del país accedan al sistema educativo.

La Declaración Mundial de Educación para Todos, firmada en Marzo de 1990 por 155 gobiernos y representantes de 150 organizaciones no gubernamentales en Jomtien, Tailandia, establece que la educación básica es esencial para llenar las necesidades humanas y el desarrollo social y económico.

Los gobiernos de la región de Asia-Pacífico, incluso Tajikistán y otros países de Asia central, volverán a reunirse en Tailandia en enero del 2000 para analizar lo sucedido en los nueve años que pasaron desde la Declaración.

Tajikistán tiene frontera con China al este, con Kirguizstán al norte, Uzbekistán al oeste, y Afganistán al sur.

Dos tercios de la población pertenecen a la etnia tajika, cerca de un cuarto son uzbekos, y el resto pertenece a otros grupos. Los rusos, que eran cerca de medio millón hace una década, huyeron en masa durante la guerra civil.

La educación de Tajikistán ha sido hasta ahora multicultural, y las lenguas que se enseñan en la mayoría de las escuelas son el tajiko en primer lugar, seguido del uzbeko, el ruso, el kirguís y el turco. Los más jóvenes del país, que aún no tienen 17 años, representan más de 40 por ciento de la población.

Tajikistán vivió una guerra civil entre los ex comunistas y los fundamentalistas islámicos desde poco después de su independencia, en diciembre de 1991.

La oposición islámica firmó un acuerdo de paz en Moscú el 27 de junio de 1997, según el cual controlaría un tercio de los cargos de gobierno, y los mujaidines (milicianos islámicos) se integrarían al Ejército nacional.

Pero ahora es uno de los 20 países más pobres del mundo. El ingreso promedio anual por persona es de 130 dólares, y cerca de 85 por ciento de la población vive por debajo de la línea de pobreza.

El presupuesto destinado a la educación se derrumbó, pasando de 9,5 por ciento del total en 1990, a 2,2 por ciento en 1998.

Por otra parte, la tasa de inscripción en enseñanza primaria disminuyó de 164.000 en 1990 a 130.000 en 1993, pero aumentó a 177.000 en 1998. Se calcula que la deserción escolar asciende a 25 por ciento de los niños y jóvenes de 7 a 17 años.

El director del Centro de Información sobre Derechos Humanos de Asia Central, Vitaly Ponomarev, declaró desde su sede en Rusia que la educación es un derecho humano más, que causa inquietud igual que los derechos políticos después de la guerra.

"A pesar de las declaraciones oficiales, el acceso a la educación sigue siendo un problema para la gente pobre", señaló.

Se necesitan grandes inversiones para mantener los niveles de educación de la era soviética, según el informe preparado por el gobierno para la conferencia de enero.

Las autoridades soviéticas invirtieron sumas importantes en la educación de Tajikistán en las últimas décadas, y lograron alfabetizar a 99 por ciento de la población, según el censo de 1989.

Además, el gobierno soviético brindaba transporte gratuito a los estudiantes que vivían a más de tres kilómetros de distancia de los centros de enseñanza, pero ese es un lujo que las autoridades de Tajikistán ahora no pueden permitirse.

El fin de la era soviética significó también la suspensión de la entrega de libros de texto y otros materiales de estudio durante los primeros cinco años de la independencia, según el informe preparado por las autoridades.

El gobierno admitió que la educación carecerá de fondos "por un largo período" y sugirió el desarrollo de un sistema de centros de enseñanza privados.

Varias agencias de las Naciones Unidas e instituciones financieras como el Banco Mundial brindaron fondos entre 1997 y 1999 para reconstruir escuelas en todo el país, además de conseguir alimentos y vestimenta para los internados.

La situación de los maestros es otra preocupación importante, ya que las condiciones de trabajo también se deterioraron. Los salarios disminuyeron de 12,8 dólares mensuales en 1994, a 6,9 en 1998.

La consecuencia es que hacen falta maestros. El país tiene ahora 95.000 profesores para 1,3 millones de estudiantes. Faltan al menos 11.000 funcionarios docentes para el año académico 1999- 2000, anunció el Ministerio de Educación.

Además, las diferencias de género se agudizaron en los últimos años. Según un informe de la "Educación para Todos", por cada 52 varones que concurren a primer grado escolar, hay 48 niñas, pero en el grado 11, sólo hay 38 niñas cada 62 varones.

La deserción femenina se produce generalmente en los grados octavo y noveno. En los centros de educación terciaria hay 74 hombres cada 26 mujeres.

Sin embargo, cada vez hay más mujeres en el total anual de 500 a 600 estudiantes de posgrado. En 1992, sólo había 6 representantes del sexo femenino, en 1994, aumentaron a 28, y en 1997 eran 200.

El gobierno prometió introducir cuotas para que las mujeres, sobre todo las procedentes de las zonas más lejanas, accedan a la educación terciaria.

Los expertos sostienen que los programas innovadores, como la educación a distancia, podrían ser la respuesta a ciertos problemas.

"La educación a distancia, basada en las nuevas tecnologías de la información, ofrece una oportunidad de alcanzar lo inalcanzable", explicó el doctor Mikhail Karpenko, rector de la Universidad Moderna de Humanidades de Moscú.

La Universidad Moderna de Moscú tiene decenas de miles de estudiantes a distancia en toda Rusia y en las ex repúblicas soviéticas, e incluso instaló una sede en Khudjant, Tajikistán. (FIN/IPS/tra-en/sb/js/ceb-mlm/ed-dv/99

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