El acuerdo entre los presidentes Yoweri Museveni, de Uganda, y Omar al Bashir, de Sudán, para restablecer relaciones diplomáticas constituye un importante paso hacia la paz en la volátil región.
Analistas locales afirmaron que el acuerdo firmado el miércoles en Nairobi con la mediación del ex presidente estadounidense Jimmy Carter promueve la paz entre los dos vecinos, que estuvieron al borde de una guerra total.
"Llevar a los dos adversarios a la mesa de negociaciones y hablar ante la comunidad internacional es un gran paso, pero abrir las relaciones diplomáticas es un gran avance en el proceso de paz", dijo Chris Abong'o, profesor del Instituto de Diplomacia de la Universidad de Nairobi.
"Incluso si esto no llega muy lejos, el hecho de que los dos líderes se hayan reunido para discutir la paz entre los dos países es en sí una gran cosa", dijo Rose Othieno, directora del Centro para la Resolución de Conflictos con sede en Uganda.
En un documento de 11 páginas, Museveni y Al Bashir fijaron las medidas que tomarán para restablecer plenamente las relaciones diplomáticas, entre ellas desbandar "grupos terroristas y retirar el apoyo a los grupos rebeldes del otro país".
Los dos líderes también renunciaron al uso de la fuerza para resolver sus diferencias.
Según una declaración divulgada en Nairobi la noche del miércoles después de la reunión, que fue presidida por el presidente de Kenia Daniel arap Moi, ambos líderes se comprometieron "a respetar la soberanía e integridad territorial de cada uno, de acuerdo con la Carta de la Organización de las Naciones Unidas y la Organización Unidad Africana (OUA)".
Los dos jefes de Estado acordaron conceder amnistía a los ex combatientes que renuncien al uso de la fuerza y pidieron el regreso de todos los prisioneros de guerra, un día después de que el parlamento ugandés aprobara un proyecto de ley de amnistía que da a los líderes rebeldes y sus soldados seis meses para dejar las armas, a cambio de no ser procesados.
"Todo está dirigido a promover la paz y eso es lo que importa por ahora", dijo Othieno a IPS.
Sudán y Uganda cesaron sus relaciones diplomáticas en 1995, luego de acusarse mutuamente de apoyar a los insurgentes del otro país.
Sudán afirma que Uganda apoya al Ejército de Liberación Popular de Sudán (SPLA), un grupo rebelde del área cristiana en el sur del país, que lucha por la independencia del norte musulmán.
Jartum también acusó a Museveni de explotar las reservas de oro y madera del sur de Sudán bajo el pretexto de ayudar al movimiento rebelde.
Por otro lado, Museveni acusó al gobierno de Al Bashir de ayudar al Ejército de Resistencia del Señor (LRA), un grupo rebelde que ha secuestrado niños en el norte de Uganda, violado a las niñas y reclutado a los niños como soldados.
Los intentos de la Autoridad de Desarrollo Intergubernamental (IGAD), un organismo internacional integrado por siete naciones encargado de la mediación para la paz en la volátil región, no habían logrado llevar a los dos líderes a la mesa de negociaciones.
Los analistas afirman que ambas partes tienen mucho que ganar si el acuerdo de Nairobi es respetado.
En el caso de Uganda, cuya frontera de 416 kilómetros con Sudán ha sido devastada por 13 años de actividades insurgentes, el acuerdo dará la oportunidad para que las comunidades que viven en campamentos protegidos por temor a los ataque rebeldes recuperen la normalidad.
Este acuerdo también fortalecerá al líder sudanés, actualmente involucrado en una lucha de poder con el presidente del Parlamento, Hassan Al Turabi, considerado por muchos como el líder islámico más influyente de Sudán.
La semana pasada, Al Bashir liberó a todos los presos políticos como parte del acuerdo de paz firmado hace dos semanas con el principal grupo opositor del norte, el Partido UMMA, dirigido por Sadiq al Mahdi, a quien derrocó de la jefatura de gobierno en 1989.
El acuerdo de Nairobi propuso restaurar las relaciones diplomáticos entre Sudán y Uganda para fines de febrero, incluso el intercambio de embajadores, "si todas las cláusulas del acuerdo se cumplen en forma satisfactoria".
Un mes después de la firma del acuerdo, ambos líderes "abrirán oficinas en ambas ciudades capitales y nombrarán al personal diplomático", señala el pacto.
Se formará un comité interino para tratar con los problemas de seguridad, políticos y humanitarios que se planteen.
Los presidentes Al Bashir y Museveni "dieron un paso importante para restaurar las relaciones diplomáticas y fomentar la paz en sus países y en toda Africa oriental", dijo Carter tras la firma del acuerdo.
Esta no es la primera vez que el Centro Carter actuó como mediador en la paz de la región.
El ex presidente estadounidense intenta resolver el conflicto de Sudán desde 1983, y en 1995 logró negociar el cese del fuego entre los beligerantes sudaneses que perduró durante cuatro meses.
La guerra en Sudán, que se desató en 1983, mató al menos a dos millones de habitantes, en su mayoría civiles, y desplazó a más de cinco millones, según los organismos humanitarios que operan en la zona. (FIN/IPS/tra-en/ja/mn/at-aq/ip/99