Expertos en navegación estudian alternativas para adaptar el canal de Panamá a las exigencias de la flota naviera mundial en el próximo siglo, informó el administrador de esa vía interoceánica, Alberto Alemán.
El funcionario confirmó el aumento de la progresiva demanda de los usuarios de la franja canalera, que pasará a manos panameñas el 31 de este mes, de conformidad con los tratados "Torrijos- Carter", suscritos entre este país y Estados Unidos el 7 de septiembre de 1977.
A partir del 2000 se prevén trabajos que aumentarán la capacidad del canal que une los océanos Atlántico y Pacífico, mejoras en el servicio de combustible a las naves y mayor seguridad a lo largo de sus 80 kilómetros de longitud.
Entre las medidas de seguridad figura el perfeccionamiento de la tarea de 295 pilotos, 236 de los cuales son panameños, quienes utilizan tecnología de apoyo por satélite para el seguimiento en tiempo real del tránsito en condiciones de niebla.
Unos 36 barcos en promedio utilizan a diario las esclusas, para pasar de un océano a otro, en una operación que dura alrededor de ocho horas.
En el último año fiscal, que concluyó el 30 de septiembre, se registraron 13.137 pasajes, con una carga récord de 227,9 millones de toneladas y un ingreso por peajes de 568,9 millones de dólares.
Ese aumento se debió, principalmente, al paso de 3.998 buques Panamax (los de mayor calado que aceptan las esclusas), así como al transporte de maíz, frijoles, soja, trigo, banano, productos químicos y petroquímicos.
Sin embargo, la Comisión del Canal de Panamá, que opera como una agencia federal de Estados Unidos, reconoció que la ruta marítima podría saturarse en el 2110, ante el aumento de la demanda de naves en tránsito.
El volumen total de la carga transportada a través de la vía interoceánica se cuadriplicará entre los años 2036 y 2040, para situarse en unos 800 millones de toneladas, pronosticaron los delegados al Congreso Universal del Canal, realizado en la capital panameña en diciembre de 1997.
La Comisión del Canal comenzó en los últimos años un programa de modernización con un costo aproximado de 1.000 millones de dólares, que concluirá en el 2002, con la ampliación del Corte Culebra (el paso más estrecho), de 152 a 192 metros de ancho en las rectas y de 223 metros en las curvas.
Uno de los proyectos a estudio consiste en la construcción de lagos alternos en las provincias de Coclé, Colón y Panamá, para contar con nuevas fuentes de agua dulce que demanda el funcionamiento de la vía.
El secretario general de la Autoridad del Canal de Panamá, Leo González, dijo que el proyecto de los lagos debe resolver el abastecimiento de agua del canal en los próximos 80 años.
La propuesta gubernamental consiste en la construcción de represas en el área de Coclé del Norte, con una superficie de 390 kilómetros cuadrados, otra en Caño Sucio, con 14 kilómetros cuadrados, y en Río Indio, con 43 kilómetros cuadrados, que tendrán capacidad, además, para generar energía eléctrica.
No obstante, por sus implicaciones ambientales y socioeconómicas en zonas de actividad agropecuaria, el desarrollo de estos planes tendrá que ser consultado con comunidades indígenas y campesinas sujetas a la reubicación en otras tierras.
Agustín Arias, director de la oficina de Proyectos de Capacidad del Canal, creada en 1998, indicó que la iniciativa forma parte de un plan maestro que será ejecutado por etapas para aumentar la capacidad operativa y la fluidez del transporte.
La vía requiere más de 2.500 millones de metros cúbicos de agua por año para su funcionamiento, pero debido al incremento de los tránsitos y a la sedimentación provocada por la deforestación en sus embalses de Gatún y Alajuela, se redujo la capacidad de absorber la demanda en los próximos 10 años.
De hecho, se necesitan unos 98.000 metros cúbicos de agua fresca para elevar una embarcación del nivel del mar al nivel del Lago Gatún, y una cantidad similar para su descenso al nivel del mar, en su desplazamiento de un océano a otro.
Un proyecto para la profundización de su cauce mejoró en 1985 la capacidad de almacenamiento de agua, pero la tala de bosques tropicales en áreas de la cuenca hidrográfica, por parte de colonos blancos provenientes del interior del país, es aún un problema que influye en la sedimentación y en su deterioro.
Pese a ello, en sus 85 años de operaciones, el canal jamás ha sido cerrado por suministro inadecuado de agua.
En 1993, Panamá, Estados Unidos y Japón exploraron la posibilidad de construir un tercer juego de esclusas, que permitiría el paso expedito de naves de hasta 150.000 toneladas de peso muerto.
El costo de esta obra fue estimado entre 7.000 y 8.760 millones de dólares, pero las conversaciones quedaron en la fase de estudios y dejan a Panamá la iniciativa de abordar el asunto con los usuarios de la vía en el próximo siglo, en procura de los fondos para su financiamiento. (FIN/IPS/dc/dm/if en/99)