El presidente electo de Níger, Tanja Mamadou, del Movimiento Nacional por la Sociedad del Desarrollo, tendrá cinco años para mejorar la economía en ruinas de uno de los países más pobres del mundo cuando asuma el cargo el día 31.
La pobreza, la necesidad de reflotar la economía y la búsqueda de estrategias para lograr la estabilidad económica, política, y social son los principales problemas que deberá enfrentar Mamadou.
"Cuando me entreguen el mando, mi primer tarea será ocuparme de los problemas económicos que asedian al país", declaró en conferencia de prensa cuando se supo el resultado de las elecciones del 24 de noviembre.
Níger sufre un desequilibrio económico y financiero desde hace una década que lo convirtió en el segundo país más pobre del mundo, según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Más de 60 por ciento de sus 9,7 millones de habitantes viven con menos de un dólar por día.
El país firmó en 1996 un acuerdo de ajuste estructural con el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.
La primera etapa del programa concluyó en abril, y las autoridades procuraban realizar las negociaciones para continuar con el programa, pero el 9 de ese mes un golpe de Estado asesinó al presidente Ibrahim Bare Mainassara.
Las relaciones entre Níger y las instituciones multilaterales se congelaron entonces, hasta las elecciones del mes pasado.
Tras el golpe, Níger fue considerado un "Estado delincuente" por la comunidad internacional, y fue atacado desde todos los flancos. El Banco Mundial suspendió los préstamos y casi todos los pagos que se le debían al país fueron cancelados provisoriamente.
Los 40.000 empleados públicos no cobran su salario desde hace 12 meses, y el Estado está a punto de colapsar bajo el peso de la deuda externa que se calcula asciende a 1.330 millones de dólares.
El uranio, que como principal producto de exportación representaba 80 por ciento del presupuesto del país en la década del 80, ya no es una fuente de ingresos importante desde que la caída del precio resultó fatal para la economía.
El crecimiento de la población, de 3,3 por ciento anual, es el más alto del mundo, y supera con creces al de su producto interno bruto, que crece apenas 0,9 por ciento cada año.
La corrupción y las continuas huelgas de empleados públicos entorpecen una labor eficaz del gobierno.
Sólo 30 por ciento de los niños y niñas están inscriptos en la educación primaria, el porcentaje más bajo del mundo.
El sistema de salud pública, al cual accede sólo 30 por ciento de la población, carece de infraestructura e implementos básicos, y no es capaz de controlar las epidemias.
Un programa de privatización de las empresas del Estado, anunciado con bombos y platillos, quedó en suspenso. Sólo tres compañías fueron privatizadas, de las 12 que se había anunciado.
Las hambrunas que se producen cada cinco años, el acelerado aumento de la población, y en general, la situación actual de Níger lo convierten en un "antimodelo" de país pobre.
La expectativa de vida es de sólo 47 años, y más de 25 por ciento de los niños y niñas mueren antes de los cinco años, según las estadísticas oficiales.
El ingreso anual por persona es de apenas 270 dólares. Casi 80 por ciento de la población subsiste de la agricultura, tanto que los suelos están cada día más deteriorados por el exceso de trabajo.
Mamadou prometió en su campaña electoral rehabilitar la economía inyectando vida al sector rural.
El renacimiento del sector se lograría a través de la liberalización del comercio y el transporte, la rehabilitación del sistema de carreteras y caminos, y la creación de nuevos puestos de trabajo que surgirían gracias al libre comercio.
Mamadou prometió que los fertilizantes serán accesibles a todos los agricultores, lo cual se logrará a través de un sistema de créditos para los residentes de la zona rural.
"En lo referente a la ganadería, quienes se dediquen a este rubro tendrán acceso a un amplio programa de vacunación de animales y a productos antiparasitarios", declaró.
Hay que actuar con urgencia en las áreas de educación y salud para rehabilitar y ampliar la infraestructura social, conseguir implementos educativos y médicos, y mejorar las condiciones de vida de los trabajadores pagándoles de inmediato y con regularidad sus salarios.
Mamadou se comprometió a destinar todos los recursos disponibles a cumplir con esos objetivos.
"Soy la esperanza de todos aquéllos que desean ayudar a su país", declaró a la prensa.
El presidente electo fue miembro del Consejo Militar Supremo, que fuera el órgano de gobierno del país entre 1974 y 1989.
En ese lapso fue dos veces ministro del Interior, dos veces gobernador regional y embajador ante Nigeria. Además, presidió su partido durante casi 10 años.
Mamadou ganó en la primera vuelta de las primeras elecciones presidenciales, celebradas en 1993, que marcaron el retorno del país a un gobierno civil. Pero en la segunda fue derrotado por Mahamane Ousmane, que contó con una alianza de nueve partidos.
Níger eligió a 83 diputados para la Asamblea Nacional en las últimas elecciones, además del presidente, lo cual significa la restitución de un gobierno constitucional, que había sido interrumpido desde el asesinato del presidente Bare Mainassara.
Mamadou obtuvo 59,9 por ciento de los votos, y su adversario Mahamadou Issoufou recibió 40,1 por ciento, según los resultados iniciales anunciados el fin de semana por la Comisión Electoral Nacional Independiente. (FIN/IPS/tra-en/sa/nrn/sz/mn/ceb/aq/ip/99