MEXICO: Son inventos apariciones de venerada virgen, dice ex abad

Un ex abad de la basílica de la Virgen de Guadalupe, emblema de la religiosidad de México, realiza gestiones ante el Vaticano para frenar la canonización del indígena al que se le habría aparecido esa virgen en 1631, pues asegura que el supuesto milagro es un invento.

El "hecho guadalupano (las apariciones)" es un invento de la cúpula de la Iglesia mexicana para buscar la beatificación del indígena Juan Diego, señala la carta que envió el ex abad Guillermo Shulenburg, al secretario de Estado del Vaticano, Angelo Sodano.

La carta, cuya existencia fue conocida este jueves por una publicación del diario Reforma, está fechada el 27 de septiembre. Fuentes de la Iglesia Católica mexicana descartaron que la carta haya tenido acogida en el Vaticano, donde avanza el proceso de canonización de Juan Diego.

Shulenburg dejó el cargo de abad en septiembre de 1996 luego causar revuelo en la Iglesia y entre los creyentes al afirmar que las pregonadas apariciones de la virgen de Guadalupe, patrona de México y símbolo religioso en toda América Latina, no fueron reales.

El sacerdote, que estuvo 30 años como abad de la famosa basílica mexicana, sostiene que el indígena Juan Diego, beatificado por el papa Juan Pablo II en 1990, no existió.

La beatificación sólo fue un reconocimiento al culto, dijo en 1996, poco antes de dejar su cargo debido a que cumplió 80 años, según su versión. Pero algunos jerarcas católicos afirman que en realidad se trató de un castigo del Vaticano.

La Iglesia sostiene que la virgen se le apareció a Juan Diego entre el 9 y 12 de diciembre de 1531 en la llamada colina de Tepeyac, pidiendo que en el lugar se erigiera un templo. En la quinta y última aparición, su imagen habría quedado estampada en una manta que portaba el nativo.

Según la versión oficial, la imagen de la virgen no parece haber sido pintada por ningún procedimiento humano conocido, pues no se descubren trazas de pinceles. Además, en los ojos de la imagen se reflejan invertidas las siluetas de varias personas.

Shulenburg, quien fue el custodio por tres décadas de la venerada imagen, afirma que la manta fue en realidad pintada por un artista nativo. En su carta a la Vaticano, el ex abad dice contar con un documento donde varios sacerdotes desconocen el milagro guadalupano.

Los señalamientos de Shulenburg lesionan la fe de los mexicanos, "firmes creyentes de la virgen María", dijo el obispo Francisco Villalobos.

Con más de 15 millones de visitantes por año, la basílica de Guadalupe, levantada en la colina de Tepeyac, ubicada hoy en medio de una zona altamente poblada de la capital, es uno de los centros de peregrinación católica más importantes del mundo.

Un estudio conjunto del Centro de Investigaciones Socio- Religiosas de Padua, Italia, y la Escuela Nacional de Antropología e Historia de México indica que la basílica de Guadalupe recibe más fieles que la iglesia de la virgen de Lourdes en Francia o la de San Antonio de Padua en Italia.

De lunes a viernes la visitan al menos 5.000 personas por día, mientras los fines de semana se cuentan hasta 100.000, indican las autoridades religiosas.

En el lugar, un complejo de varios templos modernos y antiguos, jardines y una plaza donde un gran reloj coronado por una plataforma en la que unos muñecos mecánicos reproducen las escenas de las supuestas apariciones de la virgen, se puede ver a fieles que llegan arrastrádonse de rodillas.

Cada día llegan a la basílica hasta cinco peregrinaciones de diversos puntos del país. Las más grandes se registran en diciembre, cuando se conmemoran las supuestas apariciones.

Icono de la Revolución Mexicana de 1910, referencia de nacionalidad y emblema religioso, la imagen de la virgen de Guadalupe se encuentra en la mayoría de hogares mexicanos y muchos extranjeros.

La veneración a la virgen de Guadalupe, coronada en 1895 como Reina de la Iglesia Católica, es uno de los pocos emblemas que identifica a los mexicanos de toda clase social y raza, según el historiados Jorge Laso.

La versión de Shulemburg, que cuestiona la veracidad de las apariciones de la virgen, no es la primera de su tipo que se escucha en México.

En 1556, poco después de los supuestos hechos milgrosos, el sacerdote franciscano Francisco de Bustamente escribió un informe en el que aseguraba que la imagen de la virgen había ido pintada por un indígena.

En el siglo pasado, religiosos como fray Servando Teresa de Mier y Joaquín García afirmaron públicamente que las apariciones de la virgen y la existencia de Juan Diego no correspondían a hechos reales. (FIN/IPS/dc/ag/cr/99

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