MERCOSUR: Fin de un año crítico, y mejores perspectivas

Los presidentes del Mercosur se preparan para participar la semana próxima en Montevideo en la última cumbre del bloque en este siglo, en la que se valorará la importancia estratégica de un proceso de integración que se consolida, pese a las crisis coyunturales.

La cumbre de Montevideo, que se celebrará el martes y miércoles próximos, será un encuentro de despedidas.

El presidente de Argentina, Carlos Menem, entregará el mando el viernes 10 al radical Fernando de la Rúa, que ya se reunió por separado con los distintos mandatarios del bloque pero declinó concurrir a la cita.

También el presidente uruguayo, Julio María Sanguinetti, irá a despedirse, ya que su continuador, Jorge Batlle, asumirá el 1 de marzo próximo y será el nuevo protagonista de las negociaciones del Mercosur, que se relanzarán el próximo siglo, tras un período que para muchos analistas fue de estancamiento.

La cita en la capital uruguaya también será la última cumbre del Mercosur para el presidente de Chile, Eduardo Frei, cuyo mandato concluirá el 11 de marzo del 2000.

El Mercosur, que nació como proyecto a fines de los años 80 y se puso en marcha en 1994, tiene a Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay como miembros plenos y como asociados a Bolivia y Chile. Representa, sin los países asociados, 70 por ciento del producto interno bruto sudamericano y 64 por ciento de su población.

Durante toda la década del 90, permitió que el intercambio entre los cuatro miembros plenos pasara de 4.000 millones a más de 20.000 millones de dólares. El producto del conjunto de países creció 1,2 por ciento en 1995, 3,6 por ciento en 1996, 4,8 por ciento en 1997 y sólo 0,7 por ciento en 1998.

Un estudio del Centro de Economía Internacional, dependiente de la cancillería argentina, señala que a partir del último trimestre de 1998 y durante la primera mitad de este año, se sintió una contracción en el comercio entre los países, producto del impacto de la crisis internacional en la subregión.

Las exportaciones de Argentina cayeron y Brasil, su principal cliente en septiembre de 1998 con 33 por ciento de las compras de productos exportados por Argentina, pasó en marzo de este año a absorber sólo 21 por ciento del total de las ventas, pese a que el volumen total de colocaciones había bajado.

Para el año próximo, ya se observa una clara recuperación de Argentina, Brasil y Chile, un hecho que augura un mejor desempeño del bloque.

Si se observa el comportamiento de las tarifas externas de los cuatro países miembros, en 1985, cuando aún no existía el Mercosur, la protección era la norma. El promedio en Argentina era de 36 por ciento, en Brasil de 80 por ciento, en Paraguay de 71 por ciento y en Uruguay de 32 por ciento.

En 1991, esas tarifas de los cuatro países bajaron hasta ubicarse entre 12 y 20 por ciento, para 1994 ya habían caído hasta niveles de 10 a 12 por ciento y para 1998, por la crisis externa, se registró un alza en la protección en algunos países como Argentina y Brasil, donde volvieron a casi 15 por ciento.

La devaluación en Brasil en enero inauguró un año de crisis en la relación con Argentina, que no pudo ser superada por el gobierno de Menem. Los valores de las ventas argentinas a Brasil se vieron afectados y la competencia entre los dos socios mayores del bloque por terceros mercados se hizo más dura.

Como suele ocurrir en casos de crisis, las barreras, aun entre socios de un bloque comprometido en una zona de libre comercio, comenzaron a emerger, y con ellas los conflictos, sobre todo en los sectores más afectados por la competencia.

Pese a los conflictos puntuales que persisten, y que en el caso de Argentina y Uruguay heredarán los nuevos gobiernos, no se trata más que de una crisis coyuntural, un mal momento en una relación que todos tienen interés de mantener y cultivar.

El secretario de Relaciones Económicas Internacionales de la cancillería argentina, Jorge Campbell, reconoció que así como entre 1990 y 1997 el escenario internacional fue muy favorable al Mercosur, a partir de entonces comenzó una desaceleración que está afectando particularmente a los países en desarrollo.

Pero Cambell destacó que, lejos de volver a las apuestas individuales, los países del bloque están decididos a "reafirmar el Mercosur, como estrategia independiente de las fluctuaciones macroeconómicas".

"Nuestra prioridad en el 2000 debe ser recuperar el dinamismo económico y comercial de nuestros países, consolidar la unión aduanera, profundizar la integración y progresar en el área de las negociaciones extrarregionales", puntualizó.

En este último capítulo, el Mercosur pretende participar como bloque en la conformación de un Area de Libre Comercio de las Américas, y lo mismo negocia con la Unión Europea (UE).

A pesar de los coyunturales enfrentamientos por los subsidios agrícolas, delegados del Mercosur y la UE se reunieron en noviembre último en Bruselas y acordaron comenzar formalmente las negociaciones para una zona de libre comercio en una cita que se realizará en Buenos Aires en marzo del 2000.

Algunos observadores consideran lógico que el proceso de integración de este bloque, considerado el cuarto más grande del mundo, haya tenido un avance rápido en los primeros años y un crecimiento más lento, o por "ráfagas", en esta etapa más decisiva de avances institucionales y acuerdos macroeconómicos.

En todo caso, el desafío quedará para los nuevos actores del proceso, que tienen como estímulo para comenzar la tarea todos los augurios del inicio de un nuevo año, una nueva década y un nuevo milenio. (FIN/IPS/mv/ag/if/99

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