Los escándalos de corrupción política que padeció Europa en esta década tienen su última expresión en Alemania, donde dañaron la imagen pública de los dos mayores partidos políticos y mancharon el legado del ex canciller (jefe de gobierno) Helmut Kohl.
Kohl, considerado el pilar de la reunificación alemana, podría ser acusado penalmente y su partido Demócrata Cristiano ser pasible de grandes multas si se comprueba que canalizó donaciones a través de cuentas secretas en su período gubernamental de 1982- 1998.
La investigación de fiscales públicos y una comisión parlamentaria de todas las fracciones en los asuntos de Kohl fue el resultado de la confesión de un importante político democristiano, quien admitió que el partido tuvo más de 10 cuentas secretas durante sus años en el poder.
La ley alemana estipula que se deben publicar en las cuentas de los partidos los nombres de todas las personas que hacen donaciones superiores a los 10.500 dólares.
Para el resto de Europa, el asunto que conmocionó al público alemán es sólo uno más de los escándalos relacionados con fondos partidarios europeos.
Así mismo, el escándalo es observado con incredulidad por los países de Africa, el Caribe y el Pacífico (ACP) que negocian con la Unión Europea (UE) el nuevo acuerdo de Lomé de comercio y asistencia.
Por el acuerdo alcanzado a comienzos de mes en Bruselas, tras un año de negociaciones, ambas partes acordaron que la ayuda europea sería suspendida si los gobiernos de ACP incurren en "grave corrupción", lo cual hace pensar que la UE exige a los países pobres más de lo que cumple.
"Europa debería tener mucho cuidado de no encaramarse en un pedestal o asumir (una actitud de) superioridad moral", admitió Karel Mohn, vocera de Transparencia Internacional (TI), una organización no gubernamental (ONG) con sede en Berlín.
"Pero seguramente es cierto que en el desarrollo de la integridad y los sistemas para sustentarla, Europa está más avanzada que muchos países en desarrollo. En TI asumimos que siempre habrá corrupción en todas partes, la cuestión es si allí existen sistemas que la prevengan y combatan", dijo.
"Nunca dijimos que la corrupción es específica a una cultura particular", afirmó Dieter Frisch, vicepresidente de TI en Bruselas y ex director general para desarrollo en la comisión de la UE responsable de negociar los acuerdos previos de Lomé.
" La cuestión es, si esos casos se producen, ¿salen a la luz? ¿Los políticos corruptos son juzgados? La corrupción está en todas partes, pero lo que cuenta es denunciarla. En Africa, los casos que llegan a los tribunales son muy raros…", señaló.
El problema para ACP es que el "buen gobierno" al que se refieren la UE, el Banco Mundial y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo es un concepto muy vago para escribirlo en un acuerdo de asistencia como son las convenciones de Lomé. Su temor es que la ayuda sea condicionada al estilo de gobierno.
"Para que pueda suspenderse la ayuda, la corrupción debe ser sistemática. Además hay que probar una clara actitud de indiferencia de los gobiernos", explicó Frish.
Agregó que no se puede contar que los contribuyentes europeos aporten dinero a países que sistemáticamente hacen mal uso de él, o donde los políticos se llenan los bolsillos con los fondos de ayuda o el dinero de sus propios contribuyentes.
Que los escándalos de corrupción hayan acaparado los titulares de los diarios europeos últimamente es un indicio de que los controles funcionan, según TI.
Desde que Kohl admitió en una conferencia de prensa el mes pasado que las donaciones habían sido canalizadas a través de cuentas secretas del partido, su propia agrupación le exigió explicaciones.
Kohl evita a la prensa, y no responderá a las preguntas sobre el origen del dinero y con qué fin fue utilizado, excepto para asegurar que no se enriqueció.
Los democristianos son investigados por evasión impositiva, centrada en una donación de medio millón de dólares del traficante de armas Karl-Heinz Schreiber al entonces tesorero del partido, Walter Leisler Kiep, en 1991.
El dinero fue entregado en un pequeño maletín de metal en la playa de estacionamiento de un centro comercial suizo, en presencia de Kiep.
Se cree que está vinculado con los intentos de la empresa alemana Thyssen para obtener el permiso de venta de vehículos blindados a Arabia Saudita, a pesar de las leyes alemanas que restringen las exportaciones de material bélico.
Cada día que pasa salen a relucir más cuentas secretas. Importantes documentos del Partido Demócrata Cristiano referidos al período 1994-1996, cuando se produjeron las donaciones, desaparecieron, pero no se pudo ocultar el escándalo de la compañía petrolera francesa Elf-Aquitania.
Elf-Aquitania habría pagado al partido para construir una refinería en Leuna, en el este del país.
Los socialdemócratas también resultaron salpicados por las denuncias. El sucesor del canciller Gerhard Schroeder en el gobierno del estado de Baja Sajonia, Gerhard Glogowski, fue obligado a renunciar la semana pasada por aceptar favores de compañías, incluso vuelos gratis, desde que asumió el cargo.
"Lo que resulta nuevo en Alemania es que las denuncias repercutieron en altísimos niveles políticos, algo que la gente pensó que era imposible", dijo Mohn.
"A veces es asombroso comprobar con qué profesionalidad se organizan esos contratos ilícitos. No es un simple acto delictivo, es un sistema organizado profesionalmente", agregó.
En todas partes de Europa, los escándalos por financiación de partidos han estado a la orden del día desde los años 90.
El jefe del gobierno español Felipe González perdió las elecciones hace tres años entre otras cosas por las denuncias de corrupción asociadas a su grupo, el Partido Socialista Obrero Español.
En un proceso realizado en Bélgica el año pasado, Willy Claes, ex secretario general de la Organización del Tratado del Atlántico Norte y otros dos ex ministros fueron condenados por canalizar sobornos a fondos partidarios y sus propias cuentas bancarias.
El escándalo tambien destapó sobornos por más de 3,5 millones de dólares pagados por la compañía aeroespacial francesa Dassault y la fabrica italiana de helicópteros Agusta a políticos belgas, con el fin de asegurarse contratos de abastecimiento de material militar a las fuerzas armadas del país.
En noviembre, el ministro francés de Finanzas, Dominique Strauss-Kahn, socialista, renunció tras una investigación sobre pagos del fondo de seguro de salud para estudiantes, poco antes de que su partido ganara las elecciones parlamentarias de 1997. (FIN/IPS/tra-en/ys/ak/ego/aq/ip/99