COSTA DE MARFIL: Gobierno militar promete "limpieza"

El nuevo líder militar de Costa de Marfil, el general Robert Guei, declaró que no tiene intenciones de permanecer en el poder y que el ejército se limitará a "limpiar" este país de Africa occidental.

Guei, quien el día 24 derrocó al gobierno de Henry Konan Bedie, anunció en conferencia de prensa la formación de un Consejo Nacional, integrado por oficiales del ejército, para gobernar temporalmente el país.

La principal misión de este organismo consistirá en "proteger la vida y restaurar la autoridad del gobierno, para crear las condiciones que finalmente conduzcan a elecciones libres y abiertas", explicó Guei, quien había sido destituido por Bedie de su puesto de comandante en jefe del Ejército en 1995.

El general golpista disolvió el gobierno, la Asamblea Nacional, el Consejo Constitucional y otros organismos el mismo día que tomó el poder, y exhortó a los funcionarios públicos a garantizar la continuidad de las funciones gubernamentales.

Guei recibió de inmediato el apoyo de todos los miembros de las Fuerzas Armadas, la policía y el servicio de aduanas de este país de Africa occidental.

Así mismo, obtuvo el respaldo del público y de los principales grupos políticos, incluido el Partido Democrático de Costa de Marfil (PDCI), al que pertenecía el presidente derrocado.

Tras el golpe, el secretario general del PDCI, Laurent Dona- Fologo, emitió un mensaje televisado para expresar su respaldo al nuevo régimen y desearle éxito.

Ex ministros del presidente depuesto y ex funcionarios de gobierno también realizaron declaraciones de apoyo al golpe militar.

El Frente Popular Marfileño y el Partido de los Trabajadores Marfileños, ambos partidos socialistas de oposición, se manifestaron de acuerdo con las intenciones del nuevo gobierno.

En cuanto se anunció el golpe por "Radio Nostalgia", una estación privada, los marfileños de la capital y el interior lo aprobaron, y miles salieron a las calles gritando "¡Finalmente somos libres! ¡Viva el Ejército nacional!"

Aun antes del golpe, Costa de Marfil había estado en crisis política como consecuencia del "caso Ouattara", en el que el gobierno de Bedie se negó a reconocer la nacionalidad marfileña de un serio candidato presidencial para las elecciones del 2000, el ex primer ministro Alassane Drame Ouattara.

Bedie acusó a Ouattara de utilizar una cédula de identidad falsa y ordenó su arresto. Además de haber sido primer ministro, Ouattara era subdirector general del Fondo Monetario Internacional.

El régimen de Bedie sostenía que Ouattara, presidente de la Unión de Republicanos (RDR), no era ciudadano de Costa de Marfil sino de Burkina Faso, y por lo tanto no estaba habilitado para ser candidato a presidente.

Varios miembros del RDR fueron apresados luego de una reunión que terminó en un enfrentamiento con la policía en Abidján.

En un mensaje a la nación emitido el día 22, dos días antes del golpe, Bedie decepcionó a muchos marfileños al referirse con "arrogancia y desprecio" a Ouattara y el RDR. El público esperaba un mensaje de reconciliación y paz.

Aunque todo comenzó como un motín de soldados que exigían mejor paga y condiciones de trabajo, en pocas horas se transformó en un golpe de Estado.

Unos 6.500 presos políticos fueron liberados por los soldados en Abidjan, entre ellos varios dirigentes del RDR de Ouattara.

Mientras, Bedie huyó a Lomé, la capital de Togo, con unos 10 miembros de su familia. Sus ministros de Defensa y Seguridad también se refugiaron en esa capital.

El golpe provocó reacciones diversas dentro de la comunidad internacional.

Francia, el principal donante y ex dominador colonial de Costa de Marfil, condenó el golpe y exigió el restablecimiento de la paz y el orden en Abidjan, pero posteriormente moderó su postura y expresó que analizaría detenidamente las declaraciones y las intenciones del nuevo régimen.

Gran Bretaña también condenó el golpe. El secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, exigió un retorno inmediato al orden, y la Organización de Unidad Africana insistió en que los militares respeten la Constitución.

Mientras, el gobierno de Estados Unidos declaró que esperaría a ver cómo se desarrollan los acontecimientos antes de pronunciarse. (FIN/IPS/tra-en/bb/nrn/sz/mn/mlm/ip/99

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