CHILE-PRESIDENCIALES: Lavín logró el renacimiento de la derecha

El principal actor de las elecciones presidenciales celebradas hoy en Chile fue Joaquín Lavín, el candidato que sentó una marca histórica al reunir la mayor votación para la derecha en la segunda mitad de este siglo.

Según el último cómputo, entregado a las 02:30 gmt por el viceministro del Interior, Guillermo Pickering, Lavín obtuvo 47,52 por ciento de la votación y quedó muy cerca del oficialista Ricardo Lagos, quien alcanzó 47,96 por ciento.

Según ese escrutinio, sobre 99,33 por ciento de los votos emitidos, la pugna entre Lagos y Lavín deberá resolverse, de acuerdo con la Constitución, en la segunda vuelta, convocada para el domingo 16 de enero.

La candidata comunista Gladys Marìn llegó tercera, con 3,19 por ciento de los sufragios, seguida por Tomás Hirsch, del Partido Humanista (0,51), la ecologista Sara Larraín (0,44) y el disidente democristiano Arturo Frei Bolívar, con sólo 0,38 por ciento.

El porcentaje de votación logrado por Lavín, con 3.328.652 sufragios a su favor, superó incluso el apoyo de 44 por ciento que el entonces dictador, general Augusto Pinochet, obtuvo al ser derrotado en el plebiscito presidencial de octubre de 1988.

En las elecciones presidenciales de diciembre de 1989 y diciembre de 1993. los candidatos de la coalición de derecha que apoyó a Lavín en estos comicios obtuvieron apenas entre 35 y 37 por ciento de los votos.

Este economista de 46 años logró recuperar el apoyo del electorado para la Alianza por Chile, la coalición conformada por su partido, la Unión Demócrata Independiente (UDI), y Renovación Nacional (PRN).

Puso a su vez en una dura disyuntiva a la Concertación por la Democracia, la coalición de centroizquierda que en 1988 derrotó a Pinochet y que triunfó en las dos anteriores presidenciales con los democristianos Patricio Aylwin y Eduardo Frei.

El Partido Demócrata Cristiano (PDC) es el mayor del conglomerado oficialista, que incluye también a los partidos Socialista (PS), Por la Democracia (PPD) y Radical Socialdemócrata (PRSD).

Estos tres últimos partidos apoyaron en las primarias de mayo a Lagos, un socialista moderado que pudo así romper la hegemonía que el PDC mantenía sobre los liderazgos presidenciales.

En la segunda vuelta de enero, Lagos debería tener el apoyo del electorado progresista que en esta primera vuelta votó por Marín, Hirsch y Larraín, pese a que estos candidatos proclamaron en la campaña que sus votos no eran endosables.

Lavín descartó que se produzca ese alineamiento en enero, afirmando que esos eran cálculos de políticos tradicionales ajenos a su campaña que representa, según asegura, una nueva forma de hacer política.

Con ese discurso simple, que eludió definiciones en torno a materias críticas como los derechos humanos y ofreció solucionar los "problemas cotidianos de la gente", Lavín logró el renacimiento de la derecha como opción de poder en esta presidenciales.

Dos de los candidatos menores, Marín y Hirsch, coincidieron en calificar a la coalición gobernante como el gran culpable del crecimiento de la derecha en estas elecciones, las más reñidas en la historia de Chile desde 1938.

"Quienes están en el poder tendrán que reflexionar por el gran caudal de votación de la derecha. El gobierno le ha pavimentado el camino a una derecha reaccionaria y disfrazada para dejarla a las puertas del poder", sostuvo el candidato humanista.

La candidata comunista expresó a su vez que la derecha creció en 17 por ciento con respecto a la anterior elección presidencial de 1993 y culpó también por este fenómeno al gobierno de la Concertación encabezado por Frei.

Marín definió a la derecha como un conglomerado que tiene un sector de "pinochetismo duro", pero que a la vez se camufla con el populismo de Lavín y logró así obtener un empate con la coalición gobernante en esta primera vuelta de las presidenciales.

Según los comunistas, la Concertación por la Democracia ha cogobernado con la derecha a través de la llamada política de los consensos y por la sujeción del gobierno al modelo económico neoliberal.

El ascenso de Lavín se fundamentó en una crítica permanente a la coalición oficialista, "que no ha logrado solucionar los problemas en 10 años", pero el candidato se cuidó siempre de entrar en debates políticos e ideológicos.

Lavín indicó que para la segunda vuelta mantendrá este mismo estilo de campaña, que definió como "no confrontacional, alejado de los políticos tradicionales y preocupado de resolver los problemas que le importan a la gente". (FIN/IPS/ggr/ip/99

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