El diagnóstico de los jóvenes de Argentina sobre la sociedad en la que viven es demoledor: la característica en la que más coincidieron para definirla es la corrupción.
Los argentinos de entre 14 y 24 años comienzan por señalar nueve características muy negativas como parte de un comportamiento típico de su sociedad, de acuerdo a una vasta investigación de la encuestadora Demoskopia.
Los encuestadores les presentaron a los jóvenes 36 criterios, de los cuáles la mitad tenía connotación negativa y la otra mitad positiva. Pero los signos más votados fueron los primeros.
La característica en la que más coincidieron para definir a la sociedad argentina fue la corrupción (86 por ciento), seguida de la violencia (77 por ciento), la inseguridad (74 por ciento), la discriminación (73 por ciento), la injusticia social (72 por ciento) y la desigualdad de oportunidades (70 por ciento).
Este último hecho es alarmante para un país que tradicionalmente se jactó de tener una amplia clase media con posibilidades de ascenso social.
El estudio de Demoskopia se publicó en el libro "Jóvenes hoy", que básicamente compara sus resultados de 1998 con los recogidos por la misma consultora en 1992 para el libro que precede a este estudio, titulado "La juventud argentina".
Fortunato Malimachi, decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, comentó durante la presentación que lo más dramático de los resultados consiste en que los jóvenes no tienen una opinión muy diferente de la de los adultos.
"Las características y opiniones que parecen estereotipos de los jóvenes son, en realidad, reflejo de las ideas que les transmiten los adultos", puntualiza el estudio, y lo mismo ocurre respecto del futuro, que se ve como muy negativo por la violencia y la desigualdad.
Los datos negativos más votados siguen con la desconfianza, el egoísmo, la falta de respeto y el individualismo. Sólo siete por ciento considera que es típico del comportamiento argentino hacer valer la ética y la moral, y sólo 3,2 por ciento cree que la sociedad ofrece igualdad de oportunidades para todos.
Para encontrar un rasgo positivo que describa a los argentinos hay que llegar hasta el décimo renglón. Allí, 53 por ciento de los encuestados de la capital y el gran Buenos Aires -donde vive un tercio de la población del país- celebró como característica positiva típica de los argentinos la solidaridad.
La conclusión de muchos de los jóvenes encuestados es que "sólo se puede confiar en la familia y en los amigos más allegados".
"Estos datos reflejan el escepticismo, la desconfianza y la sensación de desprotección como hilo conductor de las cuestiones que caracterizan la relación de los jóvenes con la sociedad", observa el libro.
El coordinador de la investigación, Hartmut Hentschel, dijo a IPS que los jóvenes observan que su entorno es hostil en un momento en el que necesitan seguridad y protección, por lo que el repliegue en el mundo de la familia es coherente con este fenómeno.
El 83 por ciento de los jóvenes -que están asociados en el imaginario social a la rebeldía respecto de sus progenitores- elige como modelo de vida a su padre o madre. Y para colocarlos en ese lugar priorizan su sinceridad y honestidad.
"El conflicto entre generaciones no caracteriza el ambiente familiar hoy. La familia opera como un refugio cuando la sociedad se presenta problemática", interpretó Hentschel. Con esta reflexión coincidió Malimachi: "Es propio de las épocas de crisis el retorno a la familia".
Hentschel reconoció además que las familias cambiaron enormemente sus estructuras en los últimos años, al someter mucho más a discusión las decisiones, que ya no recaen necesariamente en el padre, y por lo tanto hay una convivencia más democrática.
El estudio también señala la desconfianza creciente de los jóvenes no sólo en las instituciones del Estado, sino también en la política en general. Su principal enemigo es la policía, la institución estatal que está más en contacto con ellos.
El 46 por ciento de los jóvenes dice haber presenciado alguna vez que alguien fue tratado indignamente por autoridades y. más concretamente, 53 por ciento responsabiliza a la policía. El 21 por ciento de ellos fueron víctimas directas de las fuerzas de seguridad.
Los jóvenes también señalan a la policía como principal implicado en el narcotráfico en Argentina.
Señalan que las drogas se venden a la luz pública con los agentes como cómplices, y sólo 0,6 por ciento de los consultados tiene "mucha confianza" en que el gobierno toma las medidas adecuadas para combatir este problema social.
La investigación indica también que "los jóvenes argentinos no son para nada progresistas". Sólo nueve por ciento se identifica de esa forma, mientras que los que se inclinan por el "derecho y el orden", que eran 23 por ciento en 1992, crecieron a 32 por ciento.
Esta tendencia a una sociedad más conservadora es interpretada por Hentschel como parte de una cierta derechización coincidente con la observada en la sociedad adulta.
"La situación de los jóvenes, sin empleo y sin buenas perspectivas, no da lugar a grandes sueños, al contrario, lo que quieren es adaptarse a las normas de la sociedad para poder ser parte de ella y avanzar, alejándose de una situación de casi segura marginalidad", remarcó.
Para Hentschel, los jóvenes encuestados sostienen en general que una sociedad "necesita orden, reglas, vigencia de la ley" y subrayó que "esta conciencia está muy fuertemente arraigada" en ellos.
Los investigadores manifestaron cierta preocupación por la evolución de la confianza en la democracia como sistema capaz de atender sus demandas. En 1992, 79 por ciento de los jóvenes pensaba que era la mejor forma de gobierno, un porcentaje que bajó a 68 por ciento en 1998. (FIN/IPS/mv/ag/dv/99