Un auge de lectoras, más que de autoras, es hoy la seña de identidad de la literatura latinoamericana, marcada a fuego por la presencia femenina, sostuvo la escritora mexicana Angeles Mastretta.
Figura emblemática de la literatura mexicana de fin de siglo y única mujer ganadora del Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos, Mastretta aseguró en entrevista con IPS que las escritoras despliegan un concepto universal mientras exploran mundos tanto femeninos como masculinos.
Autora de obras traducidas a más de 10 idiomas y publicados en casi toda Europa, esta escritora mexicana de 50 años dijo no creer en la existencia de una literatura hecha en exclusiva para mujeres y aseguró que su intención es presentar libros de calidad a sus lectores.
Narradora, poeta y periodista, Mastretta dijo que sus modestas aspiraciones consisten en contar una historia con la única intención de consolar o hacer felices a quienes se puedan reconocer en ella.
El momento actual de la literatura latinoamericana está marcado por el surgimiento de un gran público femenino, y es por esa causa que las escritoras han tenido una gran acogida, sostuvo Mastretta, galardonada por su novela "Mal de amores".
Dueña de un sitio destacado ganado con una prosa sencilla, ingenio narrativo y sentido del humor, se negó a referirse al trabajo de sus colegas mexicanas o latinoamericanas con las que comparte el éxito.
Sin embargo, no duda en desnudar sus propias incertidumbres y hasta sus angustias mientras busca una historia nueva para contar.
IPS: ¿Cuándo cobra sentido para usted narrar?
MASTRETTA: Escribir fue una elección generosa para mí, en la medida en que es una profesión que me ha permitido ser hombre, vivir en otro siglo, ser la mujer divina que no soy y todo lo aguerrida que he querido ser. Cuando estoy escribiendo, me parece que no hay nada más tormentoso y siento una gran incertidumbre.
IPS: Además del lenguaje coloquial, lo que caracteriza su obra es un gran sentido del humor. ¿De dónde procede, entonces?
MASTRETTA: Es un sentido del humor trabajado, en busca del cual camino. Es la forma que encuentro de exorcizar mis fantasmas y de no dejarme vencer hasta que logro convertir la escritura en algo gozoso. Mientras voy armando libros alegres, convoco a la vez la alegría y el gusto por la vida de otros.
IPS: Su trabajo está en proceso de evolución. ¿Hasta qué punto siente que su obra va a trascender?
MASTRETTA: En el oficio de escribir aspiro a que no haya una condición implacable de las cosas. Opto por el azar como una ley y al mismo tiempo tengo la certeza de que lo que hago está lleno de contradicciones.
"Arráncame la vida", que lleva el título de una canción que quiso ser un tango y acabó siendo un bolero, podría haber sido una tragedia y terminó por ser una historia tocada por el sentido del humor de la protagonista.
Por ejemplo, llevo dos años hurgando en mi cabeza qué historia quiero contar y me atormenta pensar que no termino de cumplirle a la vida con lo que tengo que escribir.
IPS: Usted comparte créditos con autoras que han desarrollado exitosas carreras hasta configurar lo que ya se considera como un "boom". ¿Qué perspectivas ve para la literatura en la región y qué opina de las escritoras de su generación?
MASTRETTA: Me alegra que cada vez las escritoras estemos más acompañadas y seamos más. Pero creo que el "boom" no es de escritoras sino de lectoras cada vez más sofisticadas y exigentes, que son quienes optaron por las autoras mujeres.
Lo que hay ahora son más lectoras a la búsqueda de libros que las arroben, que les cambien sus vidas y las ayuden a vivir, aunque no necesariamente con obras escritas por mujeres. Es el gran número de mujeres que se ha acercado a la literatura lo que ha favorecido la gran acogida que las escritoras estamos empezando a tener.
Admiro mucho el trabajo de Elena Poniatowska o de "La China" (María Luisa) Mendoza, que son mis mentoras, pero no soy capaz de hablar por ellas ni de ellas, ni por ninguna otra escritora.
IPS: ¿Cuándo explora mundos femeninos pretende hacer una obra para mujeres? ¿Qué piensa de que se hable de una literatura femenina y otra masculina?
MASTRETTA: Las obras de mujeres deben ser igualmente buenas, arrobadoras, intensas o vigentes que las realizadas por hombres. Mientras se siga haciendo énfasis en la diferencia significará que persiste la desigualdad.
Acaso porque por mucho tiempo la literatura estuvo en poder de los hombres se explique la defensa por la unidad de las escritoras, pero eso no es lo que importa, sino la pasión con que se hace y las historias que se cuentan.
Lo que tengo que plantear no sé si será masculino o femenino. Lo que sé es que lo concibo como un ser humano universal. En una novela, cuando la protagonista es mujer se dice que la obra es para mujeres y cuando es hombre, se refiere a la condición humana.
Nunca se ha visto que un grupo de hombres convoque a un seminario sobre lo masculino. Pero yo no voy a ser la Juana de Arco de la unidad de las mujeres. Mi aspiración es sencilla: apasionar a otros y lograr que hagan causa común conmigo.
IPS: ¿Qué transformaciones percibe que pueda traer para la literatura la avalancha tecnológica actual?
MASTRETTA: Vivo los cambios como algo maravilloso. Cuando estoy sentada inventando una historia enfrento los mismos retos que un escritor de hace 300 años, pero poder comunicarme con gente de todo el mundo me enriquece.
Cada vez más niños y adolescentes pasan horas haciendo el proceso mental de escribir y ese esfuerzo hará que terminen por escribir bien. Pero las facilidades para hacer las cosas no nos hace ahora más felices que antes. Los seres humanos mantenemos abismos y desfalcos como en todas las épocas.
IPS: Su obra recoge algunos elementos de denuncia social. ¿Qué es lo que más le preocupa en este momento de fin de siglo que merezca ser plasmado en su obra?
MASTRETTA: Lo que me sorprende y preocupa es que la gente es capaz de no quererse y hasta de odiarse sólo por lo que piensa. Me gustaría saber acoger lo que es distinto y tener buena voluntad para con las ideas que no comparto.
Pero a la hora de escribir, lo que más quiero es que los otros compartan el escepticismo, si soy escéptica, o convencerlos de que el personaje es deleznable o maravilloso, o simplemente de que mi historia vale la pena de ser abrazada. (FIN/IPS/pf/ag-mj/cr/99