– Si la vida del líder kurdo Abdullah Ocalan dependiera de la justicia turca y de los políticos turcos, ya estaría muerto. Así lo confirmó este jueves la Corte de Apelaciones, que confirm ó su condena a muerte por "traición a la patria".
Pero Turquía tiene aspiraciones de ingresar a la Unión Europea (UE), y en esa ambición descansa no sólo una legítima esperanza individual de sobrevivir, sino también las expectativas de 12 millones de kurdos de ser reconocidos como tales.
Los abogados de Ocalan anunciaron que recurrirán a otras instancias judiciales turcas, y a la Corte Europea de Derechos Humanos, cuya jurisdicción el estado turco no reconoce, pero que el primer ministro Bulent Ecevit quiere escuchar.
Ocalan, líder del Partido de los Trabajadores Kurdos (PKK) es traidor a una patria cuya Constitución y leyes no admiten la diversidad étnica y cultural.
Ahora su vida depende legalmente de un Parlamento y un presidente – Suleyman Demirel – que están lejos de simpatizar con su causa.
El fallo del tribunal de apelaciones fue saludado con vítores este jueves por un grupo de "familiares de los mártires" de la guerra entre los kurdos y el estado turco, que costó mas de 30 mil vidas en los últim os 15 años, la mayoría de ellos kurdos.
La Corte confirmó que Ocalan violó el artículo 125 del código pen al turco, que establece la pena capital para quienes intenten "separar una parte o la totalidad del territorio estatal de la soberanpia turca, o de propiciar la soberanía de un estado extranjero".
Excitados, los familiares de los soldados muertos en la guerra civil desfilaron por el distrito ministerial de Ankara, la capital turca, y más tarde atacaron la oficina de la Asociación (Turca) de Derechos Humanos, e intentaron linchar a su presidente, Husnu Ondul.
«Estaba en una entrevista con la televisión japonesa cuando ellos irrumpieron. Un grupo de 40 ocupó las oficinas, destrozando todo, y finalmente me golpearon con pies y puños en la cara, el cuerpo y las piernas", dijo Ondul a IPS.
A través de sus abogados, Ocalan dijo estar "preparado para lo que venga. No me arrodillaré ante la muerte. He aportado mi parte para la paz y esto no lo cambiará mi ejecución".
Ocalan se equiparó con Sócrates, filósofo de la antigua Grecia. "E ncaro la muerte con solemnidad socrática – polemizando con los jueces, comprometido con la verdad", dijo.
Ocalan fue secuestrado en febrero último por agentes turcos en Kenya, con la aparente ayuda de los servicios de inteligencia de Estados Unidos e Israel.
El episodio finalizó una desperada fuga iniciada el año anterior desd e su refugio en Siria, de donde fue expulsado en septiembre por presiones de Ankara. Rusia, Italia, Holanda y Grecia le negaron el asilo en los meses previos a su abducción.
Según los jueces turcos, Ocalan es el responsable principal por los cerca de 30 mil muertos de la guerra en el Kurdistán turco, de los cuales se considera 20 mil eran guerrilleros kurdos, cinco mil soldados turcos, y el resto civiles.
La guerra ha costado a Turquía hasta ahora cerca de 96 mil millones de dólares, equivalente a su deuda externa.
Tras el secuestro, Ocalan soprendió a enemigos y seguidores con una actitud conciliadora, que algunos de sus abogados atribuyeron a las duras condiciones de presidio, en un aislamiento que no permitía siquiera reuniones privadas con sus defensores.
Otros vieron en esa actitud una estrategia política destinada a lograr desde la cárcel lo que no consiguió en la guerra: el reconocimiento de l a identidad y los derechos del pueblo lurdo dentro de la soberanìa turca.
Su partido, el PKK y su ala militar creyeron en esta estrategia y hasta ahora han seguido sus directivas, emitidas desde la isla de Imrali, cerca de Estambul, donde se levanta una cárcel cuyo único reo es Ocalan.
Desde la prisión, Ocalan ordenó al PKK suspender la lucha armada y retirar sus unidades de territorio turco, y declaró su intención de trabajar por la unidad del estado turco que reconozca la diversidad étnica .
Las propuestas de Ocalan encontraron un discreto eco en el gobierno y los militares turcos, que sin embargo no han reconocido que exista algua negociación en marcha. Aparentemente, el diálogo se efectúa a través de la prensa, lo que irritó al primer ministro Ecevit.
Entretanto, tanto la Unión Europea como Estados Unidos comenzaron a presionar a Turquía para que reconozca los derechos de la minoría kurda y establezca una legislación moderna, de respeto a los derechos humanos.
En gran parte, se estima que la postulación turca para ingresar a la UE depende de su actitud frente al tema de los derechos humanos, y en particular la pena de muerte, que la Unión Europea rechaza.
Pero dentro de Turquía es difícil un cambio radical frente a la suert e de un hombre que fue sistemáticamente presentado por muchos años como un monstruo sanguinario, asesino de inocentes. La cabeza del demonizado Ocalan es exigida hoy por millones de ciudadanos turcos.
El parlamento turco ha evitado desde 1984 -cuando dos opositores izquierdistas fueron ejecutados – la discusión de la pena de muerte. Se ha n acumulado desde entonces 37 sentencias
"El procedimiento legal no ha terminado", dijo Dolan Erbas, en nombre de los abogados de Ocalan. (FIN/IPS/eu mm hd/nm/ak/99)