SUDAN: Mujeres no sometidas a mutilación genital son noticia

La mutilación genital femenina está tan arraigada en Sudán que el casamiento de dos mujeres musulmanas que no se sometieron a la práctica fue todo un acontecimiento.

Samia Hassan y Abdhal Omer al Hussien se convirtieron este mes en las primeras mujeres musulmanas que se casaron públicamente sin haber tenido que someterse a la mutilación genital.

"Estoy impresionada que dos jóvenes graduados universitarios hayan aceptado casarse con dos chicas no operadas", dijo Mona, de 18 años, quien asistió a la ceremonia.

"Consideramos a estos casamientos como un milagro porque en el pasado ningún hombre habría aceptado a una muchacha intacta como esposa", dijo Mona que, personalmente, sufrió la mutilación.

La mutilación genital femenina es una práctica común en este país. El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) calculó que 82 por ciento de las mujeres sudanesas han sido operadas.

"La mutilación se efectúa en niñas entre cinco a ocho años de edad. Es una costumbre altamente institucionalizada porque es considerada… una auténtica parte del estatuto de la mujer, similar al que adquiere cuando se casa", señaló Amna S. Badri, de la Asociación Científica Babiker Badri, una organización que lucha contra la práctica.

La mutilación "es vista como una parte natural del ciclo de la mujer que no puede ser eliminado", aseguró Badri en un trabajo publicado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas.

La forma más común de mutilación genital femenina en Sudán es la "sunna", una práctica que abarca desde la remoción de la membrana del clítoris hasta su completa ablación.

Médicos y enfermeras opinan que, además de ser una experiencia traumática y dolorosa para las niñas, la mutilación provoca variadas y serias complicaciones de salud.

"Las complicaciones más comunes incluyen infección y septicemia, que pueden causar la muerte. Dolor, retención de la orina, tensión y daños a la uretra o el ano son también efectos colaterales provocados por la mutilación", dijo Hamid el Bashir, autor del libro "Mujeres y la Agonía Cultural: Estrategias para la Erradicación de la Mutilación Genital Femenina en Sudán".

Bashir advirtió que enfermedades infecciosas y fatales como el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) también pueden ser transmitidas por las ceremonias grupales para efectuar la mutilación genital o por instrumentos quirúrgicos no debidamente higienizados.

"Efectos a largo plazo como dolores al orinar y problemas al tracto urinario, sangrado, tétano y muchas otras enfermedades infecciosas también son comunes y pueden ser fatales", dijo.

La mutilación genital femenina también puede provocar "trabajos prolongados de parto que determinan serios daños a los recién nacidos, incluyendo lesiones cerebrales y muerte", agregó.

Las organizaciones no gubernamentales de este país, donde 60 por ciento de los 32 millones de habitantes son musulmanes, realizan campañas contra la mutilación desde hace mucho tiempo.

En 1946 se aprobó una ley prohibiendo la práctica, pero nunca entró en vigor.

"Lo que es innovador en Sudán es el enfoque 'personalizado'. Mujeres profesionales conducen la campaña de prensa en las universidades, donde han cambiado los programas educativos y entrenado a las estudiantes", apuntó Badri.

Ese contacto "de mujer a mujer" contribuyó a crear una masa de activistas en este país de Africa nororiental. Grupos juveniles también se unieron a la campaña mediante charlas públicas y la difusión de libros y folletos sobre el tema.

Como resultado de esas campañas, un estudio de Unicef mostró que la incidencia de la mutilación genital femenina disminuyó un 10 por ciento.

La eliminación de la mutilación figura como una de las prioridades del programa de Unicef para 1998-2000 en aquellos países donde la práctica está generalizada.

En Sudán, a través de la Iniciativa Aldea Amiga de los Niños patrocinada por Unicef, maestros y voluntarios lograron cambios de conducta de las familias con respecto a la práctica.

Unicef, en colaboración con el Ministerio de Salud y la Comisión Nacional Sudanesa sobre Prácticas Tradicionales, iniciaron dos proyectos piloto en dos provincias del estado de Jartum, con el fin de educar mediante la formación de operadores que conducirán las campañas.

Las parteras tradicionales, amas de casa, líderes religiosos y dirigentes juveniles y comunitarios figuran entre los objetivos de la iniciativa.

Otras actividades de Unicef incluyen la formación de profesionales de prensa para informar sobre la mutilación genital femenina y otras prácticas tradicionales dañinas, un plan de acción de un año para estudiantes de la escuela de parteras del estado de Jartum, y la formación de un grupo de trabajo para presionar por una legislación contra la práctica.

Según cálculos de la Organización Mundial de la Salud, la mutilación genital afecta a 130 millones de niñas y mujeres y la cantidad aumenta en dos millones por año.

La práctica tiene lugar en 28 naciones africanas con considerables diferencias culturales, sociales religiosas y étnicas, no sólo a nivel de países, sino también entre tribus y grupos sociales determinados.

"Recluté a 10 mujeres para difundir el mensaje contra la mutilación genital", dijo Mama Alayiwa, una líder activista en Jartoum. "Las mujeres deben resistir esa práctica porque es perjudicial para la salud", afirmó.

El año pasado un hombre llevó a su esposa y suegra ante la justicia por haber efectuado la mutilación genital a sus dos hijas sin su consentimiento. (FIN/IPS/tra-en/nb/mn/ego/aq/hd-he/99

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