SALUD: DDT sigue siendo la mejor arma contra la malaria

El DDT, el insecticida utilizado desde hace 60 años para combatir la malaria, no debe ser incluido en un tratado internacional propuesto para prohibir varios agentes contaminantes porque sigue siendo la mejor arma contra la enfermedad, sostuvo un equipo de expertos en la ONU.

En una mesa redonda patrocinada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Comité de Salud de ONG y la misión de Australia ante la ONU (Organización de las Naciones Unidas), cinco expertos médicos declararon esta semana que la prohibición del DDT (diclorodifenilo tricloretano) pondría en peligro la vida de millones de personas.

Cuando apareció en el mercado como un insecticida en 1939, el DDT ayudó a reducir drásticamente la incidencia de malaria en muchos países, sobre todo en Sri Lanka, donde el número de casos descendió de un millón a sólo 17 en 1963.

El tratado internacional propuesto para prohibir el uso de los llamados Contaminantes Orgánicos Persistentes (COP) exige la eliminación de 10 COP, entre ellos el DDT.

Los médicos que participaron en el seminario, David Navarro, de la OMS, Elaine Wolfson, de la Alianza Global de Salud de la Mujer, Dyann Wyrth, de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Harvard, Richard Garfield, de la Universidad de Columbia, y Robert Gwadz, del Instituto Nacional de la Salud de Estados Unidos, concordaron en que el tratado debe tomar en cuenta el uso del DDT para resguardar la salud pública.

Situaciones y condiciones diferentes exigen una atención y soluciones individuales, recomendaron. En algunos casos, sobre todo en aquellos en que los brotes de malaria están vinculados a una estación del año, se exige el uso controlado del DDT para combatir con eficacia el problema.

"No existe un solo método para combatir la malaria", declaró Navarro.

Veinte por ciento de los 6.000 millones de habitantes del planeta corren el riesgo de contraer la malaria, y la proporción aumenta cada año como consecuencia del cambio climático, los perjuicios al ambiente, el deterioro de la atención médica y las guerras, se dijo en la mesa redonda.

Veintidós países, entre ellos India y México, utilizan el DDT para controlar la malaria.

Los casos de malaria se multiplicarán si una prohibición internacional obliga a estos países a sustituir el DDT por fórmulas menos eficaces, más caras y más difíciles de aplicar, sobre todo en las regiones más pobres de Africa, según el panel de expertos.

La prohibición del DDT que rige en Estados Unidos, impuesta por la Agencia de Protección Ambiental, provocó la paranoia mundial con respecto de su uso, señalaron participantes.

Los organismos multilaterales se negaron a concederle crédito a un gobierno africano que pretendía adquirir grandes cantidades de DDT con fines de salud pública.

Debido a las sugerencias de un vínculo entre el DDT y el cáncer de mama, un estudio publicado este año por la Universidad Johns Hopkins, de Estados Unidos, "reveló que el DDT no aumentó el riesgo de cáncer de mama e incluso puede haber aumentado la protección al mismo".

"Se debe reevaluar el compromiso público con la batalla contra la malaria y hace falta encontrar nuevos enfoques para combatirla", recomendó Dyann Wirth, de Harvard.

El gasto mundial en la investigación contra la malaria ascendió este año a 85 millones de dólares. La enfermedad mata cada año entre 1,5 millones y 2,7 millones de personas, lo que equivale a un gasto de investigación menor al de otras enfermedades.

Los investigadores calculan que los gastos de investigación ascienden a 3.274 dólares por cada muerto de sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) y a 789 dólares por los de asma.

Sólo tres de las 20 grandes compañías farmacéuticas que participaron en una encuesta de la Universidad de Harvard conducen actualmente investigación contra la malaria.

Pero la Escuela de Salud Pública de Harvard lanzó la Iniciativa de Harvard contra la Malaria para "descubrir, desarrollar y analizar fármacos que derroten a la malaria resistente a los medicamentos".

El Banco Mundial, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, la OMS y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), cuatro organismos que formaron una sociedad contra la enfermedad, también participaron en las discusiones en Nueva York.

El objetivo de esa sociedad es reducir a la mitad la cantidad de casos de malaria en el mundo para el año 2010 y bajar esa cifra otro 50 por ciento para el 2015.

La malaria se extiende a zonas que antes no padecían la enfermedad. La enfermedad reduce el ingreso de familias que ya eran de las más pobres del mundo.

El consenso general de los participantes en el seminario fue que el DDT sigue siendo un componente potente y eficaz de la lucha contra la malaria y debe seguir usándose para salvar vidas hasta que se descubra una alternativa viable cuando se pueda eliminar gradualmente. (FIN/IPS/tra-en/ms/td/mk/aq/he/99

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