/Perspectivas 2000/ AMBIENTE: Un legado poco alentador

El siglo que comienza no promete cambios positivos en materia ambiental, sobre todo si tenemos en cuenta el deterioro que sufrió el planeta en las últimas décadas, opinan grupos ambientalistas.

El aumento de la temperatura terrestre, las pérdidas en biodiversidad y la extinción de especies, la creciente demanda y el escaso abastecimiento de agua potable sólo parecen empeorar.

"Si observo las tendencias…del ambiente que hemos estudiado desde que fundamos el Worldwatch Institute hace 25 años, y si proyecto esas tendencias al… nuevo siglo, lo menos que se puede decir es que la perspectiva es alarmante", dijo Lester Brown, presidente de ese grupo basado en Washington.

En las últimas décadas, ciudadanos y organizaciones no gubernamentales (ONG) de todo el mundo presionaron como nunca antes a los gobiernos para que aprueben leyes que protejan la capa de ozono, prohíban sustancias químicas tóxicas en el ambiente, reduzcan la contaminación del agua y el aire, y protejan especies en peligro y sus hábitats.

En busca del equilibrio entre desarrollo económico y protección ambiental, las ONG tuvieron un papel determinante en la promoción de tratados internacionales como la Convención de la ONU sobre Diversidad Biológica, el Protocolo de Kioto sobre Cambio Climático y la Convención de Basilea que prohíbe exportar residuos peligrosos del Norte industrializado al Sur en desarrollo.

La estructura política y financiera de la economía mundial, cada vez más dominada por poderosas trasnacionales, está en pugna con las gestiones para tener un planeta saludable, apuntó Joshua Karliner, director del Centro de Acción y Recursos Internacionales, un grupo estadounidense.

Un claro ejemplo, según Karliner, es el éxito que tuvieron las trasnacionales de petróleo y gas al lograr que el Senado estadounidense no ratificara el Protocolo de Kioto sobre cambio climático, un tratado internacional que busca reducir la emisión de gases que producen el llamado "efecto invernadero".

Los científicos creen que esos gases, causados por la ignición de combustibles fósiles, recalientan la corteza terrestre y provocan drásticos cambios climáticos, entre ellos aumentando la intensidad y frecuencia de las inundaciones, sequías y tormentas.

Si el recalentamiento continúa, el promedio de la temperatura terrestre aumentaría 3,5 grados para el 2050, según los expertos.

"El desafío en el siglo XXI es reemplazar el paradigma de la dominación de las compañías con un esquema que ponga en primer lugar los derechos ambientales, humanos y laborales", dijo Karliner.

En las últimas décadas, las ONG aplicaron todo tipo de estrategias para contrarrestar el poder de las compañías, como defender las leyes de protección ambiental, entablar demandas judiciales contra gobiernos y trasnacionales y presionando a accionistas de compañías.

Por ejemplo, grupos en Ecuador intentaron responsabilizar a la petrolera Texaco por sus últimas operaciones demandándola ante tribunales estadounidenses.

Demandas similares se entablaron en tribunales de Estados Unidos contra las firmas petroleras UNOCAL y Chevron por sus actividades en el exterior.

Si bien elogió esos esfuerzos, Peter Montague, director de la estadounidense Fundación de Estudios Ambientales, expresó que el movimiento ambientalista debe prestar más atención al hecho de que la liberalización comercial está socavando el poder de los Estados.

"Las ONG serán irrelevantes si los gobiernos nacionales pierden su capacidad de mando porque el poder ha sido transferido a organismos internacionales de comercio", dijo.

"Por ejemplo, después de la aprobación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), una firma estadounidense protestó de que fue ilícitamente impedida de abrir (en México) una planta procesadora de residuos por causa de leyes ambientales en el estado mexicano de San Luis de Potosí", señaló.

El TLCAN abarca a Canadá, Estados Unidos y México, y rige desde 1994.

A través del TLCAN, la corporación Metalclad exigió 90 millones de dólares en daños porque, argumentaba, las autoridades estatales mexicanas violaron normas comerciales y le impidieron obtener ganancias al declarar el lugar zona ecológica y rechazar la reapertura de la planta procesadora.

De la misma manera, numerosas normas nacionales ambientales fueron demandadas ante la Organización Mundial de Comercio (OMC) y debilitadas o abolidas, advirtieron los ambientalistas.

Estados Unidos, por ejemplo, modificó cláusulas de sus leyes de protección de mamíferos marinos, de especies en extinción y de pureza atmosférica luego de que estas fueran impugnadas ante la OMC, según Ciudadano Público, una ONG de Washington y fundada por Ralph Nader, uno de los más conocidos defensores de los derechos del consumidor de este país. (sigue/2-E

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