MEXICO: Plan de vigilancia contra el fraude en internas del PRI

El Partido Revolucionario Institucional (PRI) de México implementa desde hoy un plan de vigilancia para evitar que el fantasma del fraude aliente una ruptura tras las primeras elecciones internas directas de su historia.

Dos días antes de la elección del candidato que pugnará por la Presidencia de México en julio del 2000, el comité ejecutivo del PRI dispuso el despliegue de dirigentes locales en 16 de los 32 estados del país en los que detectó posibilidad de irregularidades.

En un proceso sin precedente, los ciudadanos mexicanos podrán sufragar este domingo en las 64.176 puestos de votación instaladas para elegir al postulante del partido que lleva más años en el poder en el mundo.

El 4 de marzo, en la ceremonia del 70 aniversario del PRI, Ernesto Zedillo prometió que se convertiría en el primer presidente de México que no elegiría a su sucesor, renunciado a una prerrogativa popularmente conocida como "dedazo".

El PRI nunca ha perdido una elección presidencial desde su fundación en 1929.

En vísperas de las elecciones internas, presidentes de los comités estatales del partido cuidarán de cerca las actividades de los operadores políticos de los cuatro precandidatos.

El PRI ordenó vigilar la legalidad de la jornada electoral, con especial atención en algunos estados donde podrían registrarse "complicaciones", luego de que el enconado cierre de campañas de los contendientes apuntaló los presagios de ruptura y conflicto.

Desde junio compiten por la candidatura del PRI a la Presidencia el ex secretario (ministro) de Gobernación Francisco Labastida, los ex gobernadores Roberto Madrazo, de Tabasco, y Manuel Bartlett, de Puebla, así como el ex director de la empresa estatal Aseguradora Hidalgo, Roque Villanueva.

Encuestas y observadores coinciden en que la batalla está entre Labastida y Madrazo, quienes en los discursos y en sus campañas publicitarias rompieron su compromiso de competir dentro de los límites de la equidad, la imparcialidad y la unidad.

Labastida fue señalado por los otros tres precandidatos como favorito del presidente Zedillo, así como de haber contado con el apoyo de funcionarios en la mayoría de sus 237 actos proselitistas.

Sembrada la desconfianza mutua, Labastida desplazará el domingo a 850.000 priístas para supervisar los comicios, y Madrazo movilizará a 750.000.

"La pregunta no es quién va a ganar la elección primaria del PRI, sino si éste logrará sobrevivir intacto el proceso", afirmó el analista Sergio Sarmiento.

El gran riesgo para el partido de gobierno radica en que "el resultado, en especial un triunfo de Labastida, sea cuestionado de tal manera que se pierda la legitimidad que la votación debería conceder", estimó Sarmiento.

Para el politólogo Agustín Basave, el 7 será el "día D" para el PRI, pero esa letra, que debía significar democracia, "podría ser de división, desgajamiento, declive, derrumbe, desmantelamiento y devastación".

La primera experiencia "democrática del PRI se acerca a su encrucijada: si hay fraude habrá abortado; si no, habrá sido como la elección presidencial de 1994, inequitativa pero válida", opinó Basave.

Después del domingo, sólo se pueden plantear dos escenarios diametralmente opuestos, según la interpretación del analista Alberto Aziz.

"Un proceso más o menos limpio, pero legitimado por los perdedores que aceptan su derrota, y otro con una elección sucia y una disputa entre los precandidatos, en la que los perdedores pidan la anulación", sostuvo Aziz.

Sin embargo, en la fase final de la primera elección interna en la historia del PRI, "todo indica que son más fuertes e imponentes las resistencias, inercias y una cultura política autoritaria, que los buenos deseos del presidente" del país, señaló Aziz.

Frente a las señales de tormenta, el comité ejecutivo del PRI dispuso la movilización de 300.000 militantes para vigilar el desarrollo de la elección, y de otros 190.000 que se encarguen de la organización de la jornada.

No obstante, 64,8 por ciento de los habitantes de la ciudad de México desconfían de la limpieza y transparencia del proceso electoral, de acuerdo con una encuesta del Centro de Estudios de Opinión de la Universidad de Guadalajara.

Dirigentes y delegados especiales supervisarán con lupa la jornada electoral en estados como Chiapas, Michoacán, Veracruz, Nuevo León, Jalisco y la capital del país, donde fueron detectados "focos rojos" que anticiparían eventuales conflictos.

En medio de percepciones de que la herida abierta en el inédito proceso es profunda, el presidente de la comisión responsable de vigilar las campañas, Fernado Gutiérrez, admitió que la elección del candidato presidencial no fue "color de rosa", pero sí tendrá "un final feliz".

Los partidos Acción Nacional, conservador, y de la Revolución Democrática, de centroizquieerda, anticipan el triunfo de Labastida y esperan, confiados, poder capitalizar la inconformidad de los seguidores de Madrazo, el precandidato rebelde. (FIN/IPS/pf/mj/ip/99

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