MEXICO: Esperanzas de solución de la larga huelga universitaria

La renuncia del rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Francisco Barnés, celebrada como una victoria por los estudiantes, abrió las puertas a una posible solución de la huelga de 208 días en ese centro de estudios, el mayor de América Latina.

La dimisión de Barnés, concretada el viernes, era una de las principales demandas del Consejo General de Huelga (CGH), dominado por grupos de extrema izquierda, para resolver el conflicto.

El rector explicó que su renuncia responde "a la instransigencia de los grupos radicales que se han adueñado de la conducción del movimiento (estudiantil), a la injerencia de grupos políticos ajenos a la vida universitaria y al clima de impunidad" en torno de la huelga.

Los estudiantes de la UNAM fueron al paro en demanda de la confirmación del carácter gratuito de los cursos y de un congreso para discutr la reforma de esa universidad pública.

El activismo de los llamados "ultras" prevaleció sobre otras posiciones menos radicales, hasta el punto de que, mediante la huelga, un sector del CGH pretende cambiar el sistema político y económico de México.

Xavier Cortés Rocha asumió como rector interino de la UNAM, sumida en la peor crisis de su historia a causa del fracaso del proyecto de modernización promovido por Barnés, que incluía la modificación del reglamento general de pagos.

Para el CGH, que hasta las primeras horas del sábado festejó ruidosamente "la caída" de Barnés, la renuncia fue producto de la presión del movimiento huelguístico.

Sin embargo, el hecho debe ser tomado con reserva, pues aún es necesario conocer las propuestas de las nuevas autoridades, puntualizron portavoces del mismo consejo de huelga.

Los portavoces no descartaron que el rector interino endurezca la posición de la institución, que alberga a cerca de 300.000 estudiantes, la mayor matrícula en toda América Latina.

Cortés Rocha, quien permancerá en el cargo hasta que se designe a un rector temporal o definitivo, una decisión que debe tomarse en menos de dos meses, es identificado como cercano a los sectores más conservadores de la UNAM.

La salida de Barnés puede significar el principio de un proceso de diálogo entre las partes, que en casi siete meses de conflicto no han entablado negociaciones.

Aún quedan por cumplirse condiciones señaladas por los huelguistas, como la realización del congreso universitario para impulsar transformaciones democráticas en la UNAM, cuya autonomía y carácter público y gratuito pretenden preservar.

El plan de modernización de Barnés se hundió a causa de la decisión de aumentar a 100 dólares las cuotas casi simbólicas que pagan los estudiantes. El incremento fue anulado en junio, pero la huelga continuó.

La renuncia de Barnés, según algunos universitarios, abrió una oportunidad para el diálogo de las dos partes en conflicto. Se trata de "un gran triunfo del (sector del) movimiento estudiantil que siempre optó por el diálogo", dijo el académico Luis Javier Garrido.

Barnés llegó a constituir "un obstáculo para la solución de la huelga, en la medida en que no supo conducir un conflicto" que puedo haberse resuelto en 15 días o no haber existido, afirmó otro académico, Fernando Belaunzarán.

"La salida de Barnés en sí sola no resuelve el problema, pero quita una parte renuente a la negociación y a la celebración del congreso. En adelante, las partes deben ceder en algo", señaló Belaunzarán.

La prolongada huelga ha dividido a los alumnos de la UNAM y a sectores políticos y sociales, mientras el movimiento estudiantil ganaba la animadversión popular, en especial porque las protestas estudiantiles rebasaron las instalaciones universitarias.

Miembros del CGH protagonizaron multitudinarias manifestaciones que causaron el caos en la ciudad de México, donde la circulación de unos cuatro millones de vehículos satura calles y avenidas.

Algunas organizaciones empresariales exigieron el cierre de la UNAM. Esos grupos señalaron que, debido al desprestigio de la UNAM, los industriales prefieren contratar a egresados de universidades privadas.

Barnés, que había sido designado rector en 1997, concluyó su gestión no sólo sin haber cumplido su propósito de lograr para el mayor centro de estudios de México "un desarrollo armónico y equilibrado", sino agobiada por la peor crisis institucional de la UNAM. (FIN/IPS/pf/ff/cr/99

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe