Luego de la liberación de Terry Waite, Terry Anderson y otros occidentales tomados como rehenes durante la guerra civil de Líbano (1975-90), el mundo se olvidó de unos 17.000 libaneses que corrieron el mismo destino.
Se trata de los "desaparecidos" libaneses, de quienes se presume murieron en campamentos de milicias cristianas proisraelíes o en centros de detención en Israel y Siria.
La Comisión de Familias de Secuestrados y Desaparecidos lanzó a principios de este mes una campaña para reincorporar la cuestión a la agenda nacional.
La campaña, titulada "Tenemos derecho a saber", tiende a presionar al gobierno para que establezca una comisión investigadora que determine, en el plazo de un año, el destino que corrieron todos los secuestrados en el conflicto civil.
La guerra civil estalló en 1975, alimentada por antagonismos entre cristianos y musulmanes, cuando Líbano concedió refugio a unos 300.000 palestinos en sus territorios del sur.
Esto sirvió a Israel como pretexto para justificar sus frecuentes incursiones a través de la frontera y sus bombardeos a la población civil, ayudados por las "falanges" cristianas libanesas.
Aparte de ocupar el sur y destruir totalmente Beirut, los israelíes y las milicias capturaron a miles de palestinos y libaneses, mantenidos en deplorables condiciones en campos de prisioneros, bajo sospecha de pertenecer a movimientos de resistencia.
Algunos de los secuestrados todavía podrían estar vivos, y aunque se considera improbable que estén en algún lugar de Líbano, sí se estima probable que estén en Israel o Siria.
Esposas y madres de los hombres secuestrados por el gobierno y/o milicias proisraelíes crearon en 1982 la Comisión de Familias de Secuestrados y Desaparecidos, y ahora se estableció un Comité de Amigos para movilizar el apoyo de individuos y grupos.
"Madres, esposas y hermanas han peleado solas por más de una década, y era hora de que las apoyáramos. Pedimos perdón por no haberlo hecho antes", declaró el sacerdote Albert Abi Azar, del Comité de Amigos y coordinador de la campaña.
"Nos llevó 10 años darnos cuenta de lo que pasó en este país, por eso solo ahora lanzamos esta campaña", agregó.
La campaña también reclama que el 13 de abril, fecha en que estalló la guerra en 1975, sea designado como día de conmemoración de todas las víctimas, "de modo que nuestros hijos sepan lo que pasó y que nunca vuelva a ocurrir", dijo Abi Azar.
Pero hasta ahora, el gobierno mostró escasas intenciones de atender los reclamos.
En 1991 se aprobó una ley de amnistía para todos los involucrados en la guerra civil. Varios ministros y parlamentarios se beneficiaron de la medida, y ahora los activistas de los derechos humanos dudan que estén dispuestos a revelar hechos comprometedores de su pasado.
Además, en 1995 se aprobó una ley que reduce el período de tiempo necesario para declarar muerta a una persona desaparecida, y esto permite a los familiares reclamar la herencia o cobrar beneficios sociales.
"¿Cómo puedo declarar muerto a mi esposo? Quizá este vivo. Sólo quienes precisen dinero desesperadamente irían (a hacer la declaración), y aun así lo hicieron muy pocos", dijo Wadad Helwani, cuyo esposo fue secuestrado en 1982.
Siria identificó a 69 ciudadanos libaneses que mantiene como prisioneros, tras la liberación de 121 el año pasado. Pero según el activista libanés de los derechos humanos Kamal el Battal, es más probable que el número de prisioneros sea "de cuatro dígitos".
Analistas locales consideran improbable que el gobierno libanés desafíe a Damasco y exija su liberación.
Con la llegada al poder del actual presidente Emile Lahoud y su gabinete de ministros en 1982, aumentaron las esperanzas de que se investigue el destino de los desaparecidos, pero los familiares de éstos sostienen ahora que son ignorados por las autoridades. (FIN/IPS/tra-en/kg/ak/mlm/hd/99