COMERCIO: Países árabes discuten estrategia para Seattle

La mejor estrategia para los estados árabes en la conferencia ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC) consistirá en compartir las propuestas de los países en desarrollo nucleados en el Grupo de los 77 (G-77), estimaron negociadores de esa región reunidos en Ginebra.

El G-77 sostiene que la conferencia de Seattle, en Estados Unidos, entre el día 30 y el 3 de diciembre, debe enfocar de manera primordial las cuestiones todavía pendientes de aplicación que fueron aprobadas en la negociación multilateral conocida como Ronda Uruguay, que se realizó entre 1986 y 1994.

En coincidencia con esa posición, los países árabes advierten que sin la aplicación justa y total de los acuerdos multilaterales, en especial de las cláusulas que afectan el acceso a los mercados para los países en desarrollo, la credibilidad de la OMC resultará seriamente erosianada.

La base de la declaración sobre Seattle, que el G-77 aprobó en Marrakesh, Marruecos, en septiembre, expresa que la liberalización constituye una fuerza poderosa y dinámica para el desarrollo.

Pero la declaración también previene que las políticas comerciales deben integrar la dimensión del desarrollo.

En un examen de la posición que ocupan los países árabes en el comercio internacional, los negociadores de esa región, convocados en Ginebra por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), encontraron que se han producido cambios favorables.

En el camino desde Punta del Este, donde comenzó la Ronda Uruguay de negociaciones comerciales multilaterales, hasta Seattle, donde los países industrializados propondrán la convocatoria de una nueva ronda denominada "del Milenio", han surgido factores que alteraron el equilibrio anterior.

En el 2000, ese equilibrio habrá cambiado merced a la incorporación prevista de China a la OMC, pronosticó el economista Hassan Abouyoub, ex ministro de Comercio Exterior de Marruecos y actual embajador de su país ante Francia.

Los nuevos vínculos que se establecerán en el continente asiático modificarán también la relación del sistema multilateral respecto de Europa y América, dijo Abouyoub, que el año pasado se postuló como candidato a la dirección general de la OMC.

Después del inicio de la ronda de negociaciones en el balneario uruguayo de Punta del Este, ha evolucionado también el concepto de integración regional, que ahora goza de más respetabilidad, observó Abouyoub ante los negociaciadores árabes.

Con excepción de Corea del Sur, Hong Kong y Japón, los otros 132 estados miembros de la OMC están ligados a algún acuerdo regional de comercio comprometido a eliminar las barreras arancelarias y no arancelarias, recordó.

La idea de la integración económica del mundo árabe resulta plausible, pero no habrá un mercado común hasta que no haya transparencia y democracia en la región, lamentó el economista.

La participación árabe en el comercio internacional, excluidos el petróleo y las materias primas, no ha remontado como se esperaba tras la conferencia de Marrakesh, en 1994, que cerró la Ronda Uruguay y la etapa del Acuerdo General de Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT) para dar nacimiento a la OMC.

Abouyoub afirmó que, en ese terreno, los estados árabes se ubican detrás de Africa. Tienen aranceles muy altos, que oscilan entre 16 y 17 por ciento, si se incluye a los estados del Golfo, que reducen el promedio debido a su baja imposición aduanera.

En comparación, India tiene 18 por ciento, Brasil, nueve, la Unión Europea, tres, Estados Unidos, 1,5 y Japón, 1,2 por ciento.

Otro elemento esencial es que el grupo de negociadores árabes en Ginebra no ha cambiado en cantidad ni en calidad, reprochó Abouyoub.

El nivel de las representaciones árabes es casi igual a lo que era en la época del GATT (1947-1994), a pesar de que las negociaciones y los temas son mucho más complejos en la actualidad.

Las cuestiones de comercio internacional han estado marginalizadas en el mundo árabe. Ha existido un desequilibrio político en los gobiernos, que otorgaban mayor peso a las finanzas en perjuicio de las cuestiones del comercio y de la competencia, sostuvo Abouyoub.

La suma de esos factores, produjo la marginalización del elemento árabe del comercio internacional, opinó Abouyoub.

Pero desde el punto de vista del interés árabe, en la conferencia de Seattle el alineamiento con las posiciones de los países en desarrollo será beneficioso, dijo.

La actual participación del G-77 en el ámbito de la política comercial, de una manera desconocida en el pasado, constituye otro elemento novedoso en una comparación del cuadro de Punta del Este con respecto a Seattle.

Si el Grupo mantiene la coordinación y respeta los acuerdos de septiembre en Marrakesh "puede jugar un papel pionero" en la conferencia ministerial, vaticinó. El G-77 ha adoptado posiciones "moderadas y pragmáticas", afirmó Abouyoub.

La clave de las decisiones que se adopten en Seattle reposa en la ecuación entre Estados Unidos y la Unión Europea, aceptó el negociador marroquí. Pero ante esa situación, el G-77 puede desempeñar un papel notable, dijo.

Los negociadores árabes estimaron que el documento aprobado por el G-77 en Marrakesh constituye un elemento valioso para la discusión en Seattle. Los estados árabes comparten la idea de liberalizar el comercio de productos agrícolas para ampararlos como al resto de los bienes regulados la OMC.

Sin embargo, reclaman que sean atendidas las necesidades alimentarias de esos estados, aunque sin permitir que por esa vía los países desarrollados subsidien en forma masiva sus exportaciones agrícolas.

Respecto de los servicios, el mundo árabe propone una reasignación de compromisos que favorezca a los países en desarrollo y demanda mayor liberalización de los sectores de interés para ese conjunto de países, en especial del movimiento de personas, con énfasis en los servicios profesionales.

Los negociadores árabes mostraron preocupación por las trabas y las condiciones severas que se oponen al ingreso de los países de la región a la OMC. De los 19 estados, ocho se encuentran en negociaciones para incorporarse, tres tienen rango de observadores y el resto participan como miembros plenos.

Algunos diplomáticos sugirieron recurrir a presiones políticas para desbloquear en la OMC las discusiones en los grupos de trabajo que negocian las condiciones de incoprporación de los nuevos miembros.

El representante de Marruecos en Ginebra, Nacer Benjelloun- Touimi, recomendó que las gestiones se realicen ante la Presidencia de Estados Unidos, "donde se deciden los asuntos políticos" de la primera potencia comercial.

Los delegados de Washington ante la OMC pertenecen a la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos, que equivale a un ministerio de comercio exterior.

Esa oficina no entiende de política, afirmó Benjelloun-Touimi. Sus delegados son comerciantes y hombres de empresa que negocian cuestiones concretas de intereses, afirmó. (FIN/IPS/pc/mj/if/99

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