El Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil inaugura este miércoles su segundo Congreso Nacional bajo una doble preocupación: decidir si mantiene o cambia su definición ideológica, y definir su candidatura presidencial para las elecciones del 2002.
Los casi 500 delegados al Congreso de la mayor fuerza opositora del país, que tendrá lugar en la ciudad de Belo Horizonte, discutirán hasta el domingo si el partido sale del encuentro con una cara radical o adopta una postura moderada, en temas como neoliberalismo y alianzas electorales.
El PT pasa por un momento difícil a raíz de la pugna, a veces violenta, entre moderados y radicales en el estado de Río de Janeiro, donde ese partido era socio minoritario en el gobierno de centroizquierda liderado por Anthony Garotinho, del Partido Democrático Laborista (PDT).
En Río de Janeiro, el sector radical del PT rompió com el gobernador Garotinho mientras los llamados moderados siguen ocupando cargos en la administración regional.
El problema de ese estado comntaminó las instancias nacionales del partido y será, inevitablemente, centro de discusiones apasionadas en el congreso de Belo Horizonte.
En el terreno ideológico, la principal disputa será entre los que consideran superada la opción preferencial por el socialismo y los que plantean una tercera vía, entre el marxismo-leninismo y el neoliberalismo.
Los principales impulsores del cambio ideológico son José Genoino, diputado federal y ex dirigente guerrillero, Cristovam Buarque, ex gobernador del Distrito Federal y ex rector de la Universidad de Brasilia, el senador Eduardo Suplicy, y el ex alcalde de Porto Alegre Tarso Genro.
En tanto, las figuras más visibles de las corrientes socialistas son el diputado federal Milton Temer, el dirigente del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra, Joao Pedro Stedile, y el gobernador de Río Grande del Sur, Olivio Dutra.
El líder natural del PT, Luis Inacio Lula da Silva, ha evitado tomar partido en las disputas internas del partido, que reúne a cinco grandes grupos internos.
Pero el líder obrero, que fue derrotado en tres elecciones presidenciales, se ha acercado de los moderados, sin que la mayoría de los militantes hayan dejado de considerarlo como el único dirigente capaz de unificar el partido.
El diputado José Genoino y el ex gobernador Cristovam Buarque afirman que tanto el socialismo clásico como el neoliberalismo están superados.
"No podemos más tener una matriz única de pensamiento. El mercado debe ser democratizado y no eliminado. Algunas privatizaciones son necesarias y otras inecesarias", dijo a IPS Genoino.
El también diputado federal Milton Temer, un ex periodista de Río de Janeiro líder de la corriente interna Refazendo (Rehaciendo), reaccionó violentamente ante los planteos de Genoino y Buarque.
"Los dos quieren abandonar las ideas que hicieron del partido lo que es hoy. Si nos tornamos socialdemócratas, las bases obreras y campesinas nos abandonarán. La juventud buscará otro partido. Es una traición a nuestros ideales", afirmó Temer.
Según el diario Folha de SFo Paulo, los moderados del PT ya tendrían asegurados 56 por ciento de los votos de los congresistas, com posibilidad de llegar hasta 70 a por ciento, dependiendo del juego de alianzas entre las cinco corrientes internas.
Esto hace que sea casi un hecho que se elimine la expresión socialismo del documento final.
Pero los analistas políticos están convencidos de que la retórica oficial del PT continuará siendo muy dura en relación con el presidente Fernando Henrique Cardoso.
Porque el PT ya está en la carrera electoral para el 2002 y sus posibilidades políticas están directamente vinculadas a la capacidad de capitalizar la frustración y el malestar del elector de clase media en relación al gobierno actual.
"La coyuntura social y económica es tremendamente favorable al PT, pero el problema es la selección de un candidato", afirmó el analista político Marcio Moreira Alves, en el diario conservador O Globo, de Río de Janeiro.
En las tres elecciones anteriores, Lula era el candidato natural de todos los militantes del PT, pero el partido enfrentaba serios cuestionamentos de la clase media y sectores urbanos.
Pero ahora se produjo una inversión radical y paradójica. La clase media está frustrada con Cardoso y podría votar por Lula sin temor, pero no confía en la posibilidad de una victoria del candidato del PT.
Lula ya no cuenta más con unanimidad dentro de su partido y algunos sectores, incluso de moderados, consideran inevitable un nuevo fracaso electoral si el veterano dirigente metalúrgico es designado por cuarta vez candidato presidencial.
Los nombres de Genoino y Buarque son los que más se mencionan como posibles sustitutos de Lula en la campaña para la sucesión de Cardoso. Pero el futuro político de ambos depende de los resultados del congreso de Belo Horizonte. (FIN/IPS/cc/ag/ip/99